Dos obras notables, en un espacio poco común, con un horario accesible, a cargo de intérpretes excepcionales. El sábado 21 a las 17, en Pista Urbana (Chacabuco 874), el Entrelíneas Quinteto ofrecerá el estreno en la Argentina de Los sueños y plegarias de Isaac el ciego, de Osvaldo Golijov, para clarinete y cuarteto de cuerdas, en un programa que se completará con Líneas entre los árboles, de Gabriel Waisbein, para requinto –un clarinete más agudo– y cuerdas. Marina López interpretará clarinete y requinto, junto a Elías Gurevich y Sivio Murano en violines, Carolina Folger en viola y Silvia Luna en violoncello.

Considerado a nivel internacional como uno de los compositores más interesantes en las últimas décadas, Golijov, nacido en La Plata y radicado desde hace décadas en Estado Unidos, cuenta con una notable producción, en la que además de música de cámara y sinfónica se destaca el oratorio La Pasión según San Marcos, encargada por la Bachakademie Stuttgart y estrenada en 2000 para la conmemoración de los 250 años de la muerte de Johann Sebastian Bach. También la ópera Ainadamar, sobre la actriz Margarita Xirgu y el poeta Federico García Lorca, estrenada en 2003 en Tanglewood y recientemente puesta en escena en el Metropolita de New York.

Compuesta en 1998, Los sueños y plegarias de Isaac el ciego fue dedicada a Giora Feidman –el gran clarinetista argentino de música klezmer–, que la estrenó. El primer registro discográfico es el del Kronos Quartet junto al clarinetista David Krakauer, también especialista en música klezmer. Partiendo de Isaac el ciego, el rabino cabalista de Provenza que hace más de ocho siglos dictó un manuscrito en el que afirmaba que todas las cosas y los acontecimientos del universo son producto de combinaciones de las letras del alfabeto hebreo, Golijov pensó esta obra como una especie de epopeya, una historia del judaísmo.

Elaborando elementos temáticos de la tradición klezmer con la forma del cuarteto de cuerdas a la manera de Brahms o Mozart, la obra refleja, como la presentó en su momento el compositor, también una parábola de la ceguera. “La ceguera es tan importante en esta obra como soñar y rezar. Siempre tuve la intuición de que, para lograr la máxima intensidad posible en una interpretación, los músicos debían tocar, metafóricamente hablando, ‘a ciegas’. Por eso, creo, se dice que todos los bardos legendarios de las culturas de todo el mundo, empezando por Homero, son ciegos. La «ceguera» es probablemente el secreto de los grandes cuartetos de cuerda, aquellos que no necesitan la vista para comunicarse entre ellos, con la música o con el público”, escribió Golijov sobre Los sueños y plegarias de Isaac el ciego.

Líneas entre los árboles, de Waisbein, fue compuesta especialmente para el Entrelíneas Quinteto, que la estrenó el año pasado. Se trata de una obra inspirada en el canto de los zorzales, que utiliza el requinto de manera muy particular entre una compleja trama de cuerdas. Un excelente complemento para un programa de particular inspiración poética.