La psicodelia tardía no le pegaba del todo bien a Lemmy Kilmister en sus años mozos. Tenía 29 cuando lo echaron de Hawkwind por dos motivos: exceso de drogas y lejanía del perfil un tanto volado de esa agrupación. Entonces decidió hacer la suya. Cortarse solo a través de un proyecto más afín a sus ásperos intereses. El primer nombre coincidía con el criterio de búsqueda: Bastard. Luego, por meras decisiones mediáticas, el hijo ilustre de Burslem –así lo llamaban en el barrio- cambió por Motörhead, porque ese era el título de una de las canciones que había compuesto para su exgrupo. El primer baterista fue Lucas Fox. La guitarra le cupo a Larry Wallis. El bajo y la voz –claro- al mismísimo Lemmy. Y la maquinaria infernal se puso en marcha a mediados de 1975, vendaval de shows mediante, y un primario ingreso a un estudio de grabación, ya con otro batero: Phil Taylor. Un tanto seco de olfato, el sello que los había contratado no quedó satisfecho con las piezas registradas y descartó la idea de un disco.

Un poco así es el origen de Motörhead. Faltaba que Eddie Clarke reemplazara Wallis en guitarra para sellar a espeso estaño el trío de amigos que -no sin dificultades en medio- haría historia. El epónimo disco debut llegó a poco más de dos años de la fundación del grupo. El rostro cadavérico de la bestia mítica persa –Snaggletooth- le abría la puerta a la intención: cortar con la dulzura. Así sonaban, con sus más y sus menos, temas sucios, carnívoros, tracción a sangre, que sería materia prima para los conciertos de la banda durante el segundo lustro de la década del '70. De cortos y concisos, casos “Vibrator”, “White Line Fever” y el mismo “Motörhead”, a ciertos con un poco más de desarrollo –al menos- temporal. Entre ellos, “Keep Us on the Road” y “The Watcher”.

Hasta aquí, la historia discográfica oficial de Motörhead. Pero hubo un paso anterior que faltaba para completarla. Justamente el que muestra The Manticore Tapes, el verdadero disco debut del power trío, registrado en agosto de 1976 en los estudios Manticore, donde grababa Emerson, Lake & Palmer, donde la banda había llegado a instancias de Frank Kennington, otrora técnico de The Who. A 50 años del origen del grupo –y a diez de la muerte de su líder-, el ahora primer disco estará disponible a partir del 27 de junio no solo en vinilo simple y doble, sino también en single de 7 pulgadas, CD y plataformas digitales.

El disco uno del vinilo, restaurado a la sazón por Cameron Webb y Andrew Alekel, está poblado por los primeros once temas que el trío grabó en su historia. Entre ellos, las primeras versiones de “Leavin' Here”, “The Watcher” y el mismo “Motörhead”. El disco dos, en tanto, eterniza un registro en vivo bajo el nombre de Blitzkrieg on Birmingham, basado en un concierto que la banda dio allí en 1977. El single porta por su lado dos temas tomados del concierto que Motörhead dio aquel año en el Club Barbarella (el epónimo y “Keep Us on The Road”), y la versión digital ofrece tomas alternativas (“City Kids” y “On Parole”, entre ellas), pistas instrumentales y grabaciones descartadas del que hasta ayer era el disco debut. Tal como varias publicaciones de su estirpe, la edición incluye también un folleto de 24 páginas con notas de un melómano colaborador llamado Kris Needs, poblado de entretelones vinculados a la primera sesión en estudio de la banda.