La justicia rosarina condenó ayer a siete personas a prisión perpetua por el doble crimen de dos jóvenes ocurrido en 2021, a modo de venganza por el asesianto de un narco en silla de ruedas, cometido en la misma jornada. Las víctimas fueron Brian Molina de 22 años y Dylan Valenti de 18,, acribillados el 30 de septiembre de 2021 en avenida Uriburu y Las Palmeras, en Pérez, para vengar el asesinato de Julián Zanier a manos de un grupo de cinco personas, que nunca fue esclarecido.
A Valenti lo buscaron porque Jorge “Chivo” Castillo tenía el dato de que había sido quien “delató” a su primo Zanier, un hombre postrado por una balacera, a quien sorprendieron cinco sicarios que se hicieron pasar por policías en su vivienda de Nuevo Alberdi esa madrugada y le dieron 32 tiros. Zanier, ligado a la narcocriminalidad en Villa Banana e investigado por varios homicidios, vivía en Fontana al 3100.
Esa misma noche, Castillo ordenó una venganza urgente. Sus soldados comenzaron a apretar gente y a patear puertas. Así llegaron al nombre de un posible entregador: Dylan Valenti, a quien, según trascendió, alguien había escuchado decir que “había dos millones de pesos por la cabeza de Julián Zanier”.
Valenti , que tenía algún antecedente en el mundo narco, fue secuestrado esa misma noche junto a su amigo, el albañil Brian Ezequiel Molina, para ser acribillados en el extremo oeste de la ciudad, en una zona semirrural. Por esos hechos, un tribunal dictó ayer siete prisiones perpetuas y una condena a 7 años de prisión a los ocho acusados del doble crimen.
Los condenados a prisión perpetua por el tribunal oral integrado por los jueces Alejandro Negroni, Facundo Becerra y Hebe Marcogliese, fueron el propio Castillo, su novia Denise Amancay Castro; Emiliano Reunica; Sebastián Romano; Hernán Cabrera; Ezequiel Molina y Alexis Zárate. Mientras que Alan Sappa recibió una sanción penal de 7 años prisión -la cual se unificó a la pena única de 10 años- por encubrimiento agravado y tenencia de arma de fuego.
El fiscal Alejandro Ferlazzo acusó a los ocho imputados de ser, con diferentes roles, los autores del doble crimen de Valenti y Molina, ocurrido en avenida Uriburu y Las Palmeras, en el límite entre Rosario y Pérez. Habían sido secuestrados un rato antes y llevados hasta el lugar donde les dispararon 17 veces con dos pistolas 9mm, para dejar los cuerpos en una VW Suran de Molina, junto con una nota que decía “con la mafia no se jode”. Durante el juicio, que duró tres semanas, se escuchó que, frente a los sicarios, Molina suplicó por su vida: “Soy un gil laburante”, habría dicho. Lo ejecutaron de todos modos, incluso entre risas, y le robaron algunas pertenencias.
"Lo expuesto denota el plan criminal trazado por el grupo que se encontraba buscando durante todo el día a Dylan Valenti para causar su muerte en represalia para por un hecho de homicidio ocurrido la mañana de ese día”, dijo el fiscal en relación al ataque a Julián Zanier, que hasta ahora no fue esclarecido.
“A Dylan lo encontraron en el momento en que se estaba de manera fortuita con su amigo Brian Molina, y así los imputados planificaron la ejecución por venganza de Dylan Valenti en un lugar completamente aislado”, planteó el fiscal durante el juicio oral que concluyó con las ocho condenas.
Para Ferlazzo, los acusados “causaron el fallecimiento de Molina, que se encontraba con su amigo, para procurar su impunidad por el homicidio de Valenti. Todo ello implica el concurso premeditado de los ejecutores, hecho que no podría haber ocurrido sin tal planificación”.
Castillo y su grupo entendió que Valenti fue quien delató a Zanier para que un grupo de sicarios lo acribillara en su domicilio de Nuevo Alberdi, mientras se encontraba en silla de ruedas. Y procuró venganza, según la hipótesis fiscal que fue refrendada por el tribunal de juicio. El albañil Molina, en tanto, fue una víctima “inocente” de esa venganza narco.
El fiscal también le atribuyó a parte del grupo haber portado sin la debida autorización legal un arma de fuego de guerra con la cual efectuaron los disparos. Y recordó que Castillo se encontraba prófugo con pleno conocimiento de su situación procesal hasta el día de su aprehensión en la provincia de Chaco.
Asimismo, les atribuó a Castillo, a su novia y a Sebastián Romano “haber portado sin la autorización legal un arma de fuego de tipo pistola calibre 9 mm marca Bersa Thunder que posee aptitud para el disparo”, y que fue secuestrada en el interior de un domicilio en avenida Pellegrini al 700 de Rosario el 28 de abril de 2022 “en razón de la orden de registro domiciliario con autorización judicial” de esa vivienda.