Brad Pitt, el reconocido actor de Hollywood, ha sorprendido a muchos al recordar con nostalgia su estadía en Argentina durante el rodaje de la aclamada película Siete años en el Tibet. Con motivo del próximo estreno de F1: la película, el actor reveló detalles de su experiencia en el país sudamericano, que incluyó la adopción de un perro y un profundo aprecio por la gastronomía local. Además, expresó elogios hacia el joven piloto argentino Franco Colapinto, a quien conoció recientemente.

La magia de los Andes

En 1996, Brad Pitt llegó a Argentina para filmar escenas de Siete años en el Tibet. Durante cuatro meses, el actor se estableció en la falda de los Andes, donde la inmensidad del paisaje y la generosa hospitalidad de los locales dejaron una huella imborrable en su memoria. En sus palabras, "Argentina es un lugar mágico". La belleza del entorno, la comida y el ambiente contribuyeron a una vivencia que aún recuerda con cariño. En particular, destacó la gastronomía local, describiendo cómo disfrutó de su estancia: "Comimos como reyes", comentó, haciendo hincapié en las delicias que probó, especialmente el asado y el vino mendocino.

Un acontecimiento destacado durante su estancia fue la adopción de un perro local, al que llamó Blanco. Este gesto de afecto no solo marcó a Brad Pitt personalmente, sino que también subraya la importancia de las pequeñas conexiones con animales durante viajes de trabajo. "Rescaté un perro", relató con orgullo, describiendo a Blanco como "un galgo pequeño, pero espléndido".

Elogios notorios a Franco Colapinto

En otro encuentro relevante, durante la premiere de F1: la película en Nueva York, Pitt conversó con Franco Colapinto, un prometedor piloto de Fórmula 1 que ha ganado admiración dentro y fuera del mundo del automovilismo. "Creo que tiene un gran futuro por delante", afirmó Pitt sobre el joven argentino.

Un impacto duradero

El vínculo de Brad Pitt con Argentina y su gente trasciende las experiencias profesionales. Sus referencias afectuosas al país y su gratitud reflejan una estancia que no solo influyó en su vida personal, sino que también le permitió conectar con aspectos significativos de su carrera y desarrollo emocional. Estos recuerdos, junto a su reciente encuentro con Colapinto, representan un valor significativo tanto para la audiencia como para el propio Brad Pitt. Además, F1: la película simboliza una inmersión para el actor, quien no solo interpreta un papel principal, sino que nuevamente comparte reflejos de la vida, el arte y la pasión por las experiencias humanas.