Sabrina Carpenter recorrió un considerable camino para llegar a dominar los rankings mundiales actuales. Nacida en Pensilvania, Carpenter, como muchas otras divas pop, comenzó su carrera en Disney Channel con la sitcom “Girl Meets World”. Tras casi diez años de carrera, Carpenter ya cuentaa sus veintiséis años con cuatro álbumes, dos EPs y múltiples sencillos. Esta dedicación dio sus frutos de forma contundente en los últimos años, afianzándose como una de las figuras más relevantes de laescena pop actual. Su álbum Short n’ Sweet (2024) cosechó seis nominaciones a los premios Grammy, de las cuales se alzó con dos, uno por Mejor Álbum Vocal Pop y otro por Mejor Interpretación Vocal Pop por su exitoso tema “Espresso”. Dolly Parton, una de sus grandes referentes, incluso colaboró con ella en una versión de la canción “Please Please Please”.
“Man's Best Friend” y la sombra de “Lolita”
El centro de la polémica es la portada de “Man's Best Friend”, su séptimo álbum, que se estrenará en agosto de 2025. La imagen exhibe una Carpenter arrodillada en cuatro patas, vestida con un ajustado vestido negro y stilettos de taco aguja, que mira directamente a cámara con la boca entreabierta. Un hombre anónimo, del cual solo se muestran las piernas y medio torso la sujeta firmemente del pelo. La mano de la cantante, de manicura francesa, engalanada con un anillo de diamantes con las iniciales “SC”, se apoya sugerentemente en el muslo del misterioso acompañante, vestido con pantalones formales y zapatos de vestir.
La contratapa del disco añade otra capa a la polémica, mostrando a un pequeño animal con un collar celeste y una placa dorada en forma de corazón con el nombre del álbum: “Man's Best Friend”. La estética de la fotografía, con su granulado y paleta cálida y desaturada que imita el desgaste del tiempo, evoca una imagen vintage de revista de amas de casa de los años ‘70. Esta pátina retro actúa como un velo estilístico que embellece una escena cargada de connotaciones de sumisión y erotismo domesticado. Tanto la tapa donde se ve a la artista en posición animalizada, como en la contratapa, la composición remite no muy sutilmente a un imaginario S&M.
Las reacciones fueron inmediatas. La pose “kinky” de Carpenter fue tildada de “problemática” y “regresiva para el feminismo”, y su estética fue comparada directamente con la controversia previa de su sesión de fotos para la revista W. En esa ocasión, Carpenter fue fotografiada en un jardín idílico, siendo mojada por un rociador, mientras lucía un vestido “coquette”, una clara referencia a una escena de la película “Lolita” de 1997. Estas imágenes generaron indignación, acusándola de sexualizarse de manera infantilizada enfatizando sus rasgos inocentes y su pequeña figura para atraer a pedófilos online (“pedo baiting”).
Los fanáticos de la artista sugirieron que el parecido de la foto fue sólo casual y que la portada de “Man's Best Friend” es simplemente rage-bait: diseñada para generar enojo y controversia en redes y, por ende, atención para el lanzamiento del disco. Algunos incluso especulan que el misterioso caballero de la imagen podría ser la misma Carpenter, en un intento de parodiar y, a la vez, exponer la dominación patriarcal introyectada. Otros: que había que hacer lugar para una expresión feminista: pro-sexo “Just let women be horny”.
La resignificación como estrategia de marketing no sería nueva para Carpenter: la artista ya demostró su capacidad para reapropiarse de insultos misóginos en el pasado. Tras la polémica generada por su supuesto romance con Joshua Bassett, donde fue señalada como "tercera en discordia" por Olivia Rodrigo en el exitoso tema “Drivers License”, Carpenter respondió con su propio hit: “Because I Liked a Boy”. La canción incluía versos contundentes como “Soy una rompe hogares, soy una puta /Recibí amenazas de muerte que llenaron camiones”. Poco después, Carpenter lanzó merchandising con los lemas I'm a slut (soy una puta) y Homewrecker (rompehogares).
La cantante no se cansa deconvertir el slutshaming en oro. Tras la polémica, Carpenter compartió una portada alternativa, también con estética vintage y esta vez, “aprobada por Dios” (sic).
Rolling Stone: el rito de pasaje y la brecha de género
Carpenter redobló la apuesta de “Man’s Best Friend” con su aparición en la misma semana, en la portada de Rolling Stone, momento de consagración para muchas artistas femeninas en su camino hacia el mainstream. Como tantas de sus predecesoras, Carpenter posa casualmente desnuda en la tapa, fotografiada por el emblemático David LaChapelle: nuevamente hincada de rodillas, se la ve postrada en una postura cuasi religiosa, cubierta solamente por su pelo rubio larguísimo y unas medias blancas de encaje. La foto reproduce esta dualidad característica de su marca: al mismo tiempo virginal y sexual, angelical y provocadora. Sus ojos miran hacia el cielo y su cuerpo es bañado por una luz cálida y celestial que evoca la figura de una santa teniendo una experiencia mística.
Más allá de lo magistral de la toma, reminiscente al éxtasis de Santa Teresa, la foto esboza una pregunta crucial: ¿cuántas mujeres han llegado a la tapa de Rolling Stone sin una toma así de explícita? En 2011, un estudio publicado en la revista académica Sexuality and Culture, realizado porla Universidad de SUNY-Buffalo, analizó la sexualización de hombres y mujeres en las portadas de Rolling Stone. Estudiando el período 1967-2009 desarrollaron una escala de seis puntos para medir la exposición y características de la vestimenta y los resultados fueron contundentes: de 931 tapas, 651mostraban solo hombres, 205 solo mujeres y 75 ambos. En los años 60, el 11% de los hombres y el 44% de las mujeres se mostraban sexualizados en las portadas; para los 2000, el porcentaje de hombres aumentó a un 17% (un incremento del 55%), mientras que en el mismo periodo, solo un 17% de las tapas con mujeres se consideraban no sexualizadas.
Sin importar la entidad que podamos darle a la expresión libre de la sexualidad femenina, estos datos no hacen sino resaltar una realidad ineludible: la presión por la exposición física recae desproporcionadamente sobre las mujeres. En la industria de la música esta no es una sugerencia sino casi condición para que las mujeres sean admitidas entre los pesos pesados de las grandes discográficas. Y no cualquier forma de sexualización es admitida; sólo aquella que se enmarca en la hegemonía estética actual, a menudo conseguida a costa de modificaciones corporales, dietas rigurosas, cirugías, regímenes disciplinados y tratamientos estéticos. Esto plantea una disparidad evidente:¿cuántos artistas masculinos deben someterse a un escrutinio o una exposición tan explícita para demostrar su "madurez artística" o consolidar su estatus en el mainstream?
La pregunta crucial es: ¿cuántos de ellos deben "tirar toda la carne al asador" para ganarse el derecho a ser escuchados? La respuesta sugiere que este "rito de pasaje" es una exigencia casi exclusiva para las figuras femeninas en la industria.
Sexualidad en el escenario y la pantalla: ¿subversión o adaptación?
La construcción de la imagen pública de Sabrina Carpenter y sus últimas producciones reavivan el debate entre la “male gaze” (mirada masculina) y la “female gaze” (mirada femenina). Aunque la mayoría de su público se compone de “girls and gays”, y sus letras a menudo se burlan de los varones, la cosificación es una constante en sus presentaciones públicas y videoclips. Sus videos son megaproducciones que incorporan un humor oscuro y elementos de comedia gore. En el video de “Feather”, Carpenter estrangula a un hombre con su corbata tras ser fotografiada sin su consentimiento en un ascensor, una "revenge fantasy" con reminiscencias tarantinescas.
En la canción Manchild, tilda a los varones de estúpidos e incapaces. Lejos de una actitud de búsqueda de aprobación masculina ("pick me"), la perspectiva de Carpenter a menudo se inclina hacia una crítica cáustica, rayando incluso en lo que algunos han denominado "femcel" por su burla explícita hacia el género masculino. Esta sátira se extiende a gran parte de su obra, con letras como las de "Sharpest Tool", donde canta: "no sos la herramienta más afilada / Then a bird flies by and you forget" (vuela un pájaro y te olvidás). No obstante, esta conciencia sobre la cosificación a la que es sometida no le impide incluir en sus videos tomas dignas de una película de Michael Bay, fusionando la crítica con una estética de alto impacto visual y, paradójicamente, una hipersexualización constante y consciente.
Sexualidad en el Pop: ¿Feminismo Auténtico o Liberalismo Reempaquetado?
El debate sobre Sabrina Carpenter re-abre una discusión más profunda: ¿Es la elección de posar de forma explícita una forma de controlar su propia narrativa? ¿Es acaso la crítica a esto una forma de puritanismo que contradice los principios del feminismo? ¿O esta "liberación" no es más que una conformidad con las demandas del mercado? La sexualización en la música, incluso cuando se presenta como "empoderamiento", a menudo responde a la lógica de sex sells, presionando a las artistas para mantener la relevancia y capitalizar la atención del público y la prensa.
La "provocación"de Man 's Best Friend -incluso si es intencional-, ha sido tildada de torpe en un clima político sensible, especialmente en Estados Unidos post-abolición de Roe v. Wade y la revitalización de los debates sobre autonomía corporal y consentimiento de las mujeres bajo el gobierno de Trump. Este escenario contrasta notablemente con la sexualización disruptiva de figuras como Madonna, en los años 80 y 90. En su momento, su osadía generaba controversia precisamente porque desafiaba normas, provocaba al establishment y subvertía expectativas. Su sexualidad era, a menudo, una herramienta de transgresión que incomodaba a una sociedad conservadora. Lo que antes era un acto de rebeldía, hoy parece una fórmula de validación que bajo la bandera de la liberación, sigue imponiendo viejas reglas: ser hermosas, pequeñas y sumisas. Si una supuesta parodia ofende a las mujeres y, en cambio, atrae y complace a los hombres, su efectividad crítica se diluye: tal vez necesitamos un feminismo que excite menos e incomode más.