El martes a la mañana el Congreso votó, luego de 17 horas de sesión y en medio de movilizaciones masivas de repudio, la reforma previsional propuesta por el oficialismo que cambia la fórmula de aumento de las jubilaciones para dejarlas atadas a la inflación. Las críticas al nuevo método de cálculo hicieron foco en el recorte que significaría para las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares pero quedaron invisibilizadas otras grandes perdedoras de la nueva ley: las amas de casa, las trabajadores domésticas y las madres pobres, que reciben la asignación universal por hijo.

“El problema es lo que dejó afuera la reforma”, opinó Mercedes D’Alessandro, autora de Economía Feminista, en referencia a la nula perspectiva de género incluida en el texto de la ley, que recorta derechos a las mujeres que pudieron jubilarse con la última moratoria sin tener los aportes suficientes. La falta de aportes de las mujeres se debe, en la mayoría de los casos, a las tareas domésticas no remuneradas -como ser ama de casa y criar a los hijos- y a las actividades informales, donde los empleadores no pagan las cargas sociales. Según el Ministerio de Trabajo, la principal actividad económica de las mujeres es el empleo doméstico, el de mayor nivel de informalidad y precariedad.

“Desde el 2004 hasta el 2016 la moratoria funcionó en los hechos como una jubilación para las amas de casa, algo para lo que no hay ley. El 86 por ciento de quienes se jubilaron por la moratoria fueron mujeres: amas de casa full time o part time, que dejan de trabajar por algunos años mientras los hijos son chicos y después vuelven o madres que trabajan pocas horas para combinarlo con la crianza”, explicó la economista.  

Además de las mujeres que se dedicaron a las tareas del cuidado, las otras perjudicadas con la reforma previsional fueron las trabajadoras domésticas. “Las empleadas domésticas son el sector de mayor nivel de informalidad y de peor salario. En este rubro el empleo precario informal llega al 76 por ciento y la ley que regula el trabajo no logra regularizar la situación”, sostuvo D’Alessando y remarcó que no se trata de un grupo reducido de mujeres: el 20 por ciento de mujeres trabajadoras son empleadas domésticas.

¿Qué va pasar con estas mujeres? Descartada la moratoria, desde Cambiemos lanzaron la Pensión Universal para el Adulto Mayor que equivale al 80 por ciento de una jubilación mínima, unos 5.700 pesos al día de hoy, y eleva a 65 años la edad para jubilarse. “Como la nueva ley deja a fuera a todas las trabajadoras domésticas y amas de casa sólo van a poder recurrir a la pensión para la vejez que lanzó Cambiemos, lo que es un pasaporte directo a la pobreza. Están fabricando nuevos pobres”, sostuvo la economista y remarcó la importancia de incluir la perspectiva de género en el tratamiento de estas leyes también.

El último grupo de mujeres afectado por la reforma son las madres que reciben la Asignación Universal por Hijo –el 99 por ciento de quienes reciben la AUH son mujeres- y que el Congreso recortó en más de cien pesos. En la economía familiar, más en aquellas que por sus bajos ingresos son beneficiarias de estas asignaciones, una merma de 800 pesos en el ingreso mensual significa un problema grave.   

Las primeras en advertir que las mujeres eran las más perjudicadas con la reforma previsional fueron las propias mujeres y desde el movimiento Ni Una Menos convocaron a movilizarse, como lo hicieron miles de personas, a la puertas del Congreso. “Con recortes a jubiladxs, AUH y pensiones no contributivas no hay Ni Una Menos”, dijeron. “El 62 por ciento del total de jubilados son mujeres. Las mujeres cobran 24,5 por ciento menos de jubilación por ser mujeres. El 86 por ciento de quienes ingresaron a la moratoria son mujeres. El 99 por ciento de quienes administran la AUH son mujeres. ¿A quién perjudica más la reforma previsional?”, tuitió la periodista de este diario e integrante del movimiento Luciana Peker.

D’Alessandro remarcó que esta visibilización que logró el colectivo feminista tuvo su impacto en el Congreso. “En la primera sesión nadie dijo nada, ni estaban enterados. En la última sesión, después del agite que hicimos las feministas, todos los opositores por lo menos aclararon que la reforma tenía un impacto adicional en las mujeres”, opinó. Para la economista, la única manera de salvar la situación es la sanción de una ley para instaurar la jubilación para amas de casa. “Votaron sacarle plata a las mujeres pobres, las embarazadas y las amas de casa. Ahora tienen que dar una respuesta”, finalizó la economista.