El exsubsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, calificó el programa energético de Javier Milei como un plan que está “en las antípodas del desarrollo nacional”. Haciendo foco en el carácter “hiperdogmático” de su visión, explicó que hay detrás un golpe de realidad que se llevó el Gobierno cuando una parte del país se quedó sin gas durante la primera gran ola polar.
Basualdo afirmó que el problema del desabastecimiento está directamente vinculado con la caída de la producción. “Estríctamente, el problema de suministro de gas que tuvimos y que se vivió fuertemente en Mar del Plata tiene que ver con que faltó gas. Ahora, sí falta infraestructura. Pero el problema es que los productores no inyectaron el volumen esperado. Esa es la causa principal”, sostuvo.
El caso Mar del Plata
El exfuncionario analizó el caso de Mar del Plata como uno de los ejemplos más evidentes del impacto de las políticas libertarias en el sector energético: “Tuvimos una planificación que no contempló esta baja inyección de gas y no se previó el problema. Y un manejo de la contingencia mal manejado que produjo que parte de la ciudad se quedara sin gas”.
Señaló que algunos comparan la situación con una crisis de la década del 80, pero advirtió que “nunca sucedió que la demanda prioritaria –los usuarios residenciales– quedaran sin acceso por problemas de planificación de manejo de la contingencia”.
Y agregó que la paralización de obras genera un marco complejo a futuro, con un Estado que se corre y frena toda la obra pública y que desregula los mercados: “La baja de la producción tiene que ver con esto, con la falta de precio, con el reclamo de un mejor precio, con la falta de certidumbre”.
Basualdo analizó que detrás de ese escenario hay una coincidencia entre el “afán hiperdogmático” del Gobierno por llevar adelante reformas estructurales y la presión del FMI por consolidar un ajuste profundo.
En esa línea, aseguró: “Cuando ese programa choca con la realidad, tenemos estos pequeños botones de muestra que son consecuencias de las políticas, más allá de la falta de pericia en el manejo de la contingencia”.
Un futuro condicionado
Basualdo sostuvo que, a pesar de que el sector energético tiene un gran potencial de crecimiento, el límite está dado por la infraestructura. “Claramente es el sector que está creciendo. Pero el límite del crecimiento –más allá de que la política oficial es desacoplarse de la economía nacional– es la infraestructura”, apuntó.
En este sentido, criticó la ausencia del Estado: “Los funcionarios que tienen que regular estas actividades tienen un presidente que les dice que no regulen. Cancelan la inversión pública en infraestructura y exploran alternativas difícilmente viables de financiación de obras por parte del sector privado”.
Y advirtió que las únicas obras que se están realizando son aquellas orientadas a la exportación de hidrocarburos, sin una mirada sobre el mercado interno. “Vamos a un escenario complejo en la actualidad que se va a profundizar”, expresó.
Así, recordó cómo el Gobierno rompió el acuerdo con Petronas para exportar GNL por intereses políticos de hacerle daño a la Provincia de Buenos Aires: “Habían demostrado interés, se había avanzado con el desarrollo, y el Gobierno lo terminó boicoteando”.
Y remarcó que Milei heredó un sector robusto tras la reversión del déficit energético durante el Gobierno anterior, pero que no puede sostener ese rumbo. “Genera expectativas que no puede cumplir porque tuvo faltantes producto de las políticas que lleva adelante”, concluyó.
Para Basualdo, el programa energético libertario es incompatible con cualquier modelo de desarrollo: “Es un programa que está en las antípodas de cualquier proyecto de desarrollo nacional”.