La causa judicial por el avión de las valijas misteriosas avanza con algunos pasos firmes y otros puntos todavía oscuros: a la única pasajera del fastuoso vuelo privado del Bombardier 5.000, Laura Belén Arrieta, le acercaron un celular para hablar con alguien, aparentemente “de arriba”, y eso le permitió pasar los 10 bultos que traía, sin escanearlos, mientras a unos pocos metros, todos los demás pasajeros de otros vuelos privados hacían cola para pasar sus valijas por scanners. Hay distintas sospechas sobre el posible contenido de esas valijas: desde dólares, hasta aparatos para hacer inteligencia inorgánica. El fiscal de Investigaciones Administrativas, Claudio Rivas Rial, y el titular de la fiscalía, Sergio Rodríguez, pidieron que se releven las antenas de la zona de Aeroparque justamente para detectar quién fue la persona “de arriba” que le dio vía libre a Arrieta. La mujer está vinculada con el dueño del avión, Leonardo Scatturice, y ambos son parte de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) que canaliza el vínculo entre Javier Milei y Donald Trump. El juez que interviene en el caso, Pablo Yadarola, sí aceptó pedidos de los fiscales: que declaren todos los oficiales de Aduanas, Migraciones y la Dirección de Aviación Civil que intervinieron, que se identifiquen varias camionetas que se acercaron al avión en pista y que se reconstruya si alguien subió al avión cuando supuestamente estaba cerrado, en un hangar. Tambien falta investigar a quién fue a ver Arrieta en Buenos Aires, con quién se comunicó después de salir de Aeroparque.
Nadie sabe lo que había en las valijas
Para los fiscales está claro que hubo un orden para que las valijas entraran sin revisación alguna. En las imágenes que constan en el dictamen de Rivas Rial y Rodríguez, está clarito que a Arrieta le abren un andarivel para que pase por el costado de los scanners, mientras al lado se ve a pasajeros de otros vuelos privados haciendo cola y esperando el turno para poner sus bultos en los aparatos que analizan el contenido de lo que cada pasajero lleva.
Este diario consultó con quienes trabajaron en la Aduana, tanto en Aeroparque como en Ezeiza, y los diagnósticos sobre qué podrían contener las valijas encierran cierto debate:
*Dólares. Por supuesto que está la hipótesis de que en las valijas había billetes enviados por la CPAC para uno de sus hijos dilectos, Milei, tal vez para financiar la campaña electoral. Algo que también argumentaron algunos dirigentes libertarios cuando pusieron en marcha Libra: “esta es la manera moderna de solventar gastos electorales”. En una vereda opuesta están los que afirman que la maniobra ilegal de financiar una campaña hoy en día se hace con cryptomonedas y una cueva que después las convierte en contante y sonante. Sin embargo, quienes estuvieron en la Aduana aseguran que los métodos son primitivos y que más de una vez se secuestraron valijas con dólares. O sea, que no hay que dar por descontado que usen sistemas sofisticados para que la derecha norteamericana surta de fondos a la derecha argentina.
*Material de inteligencia: Contrariamente a lo que se dice, Scatturice nunca revistó orgánicamente en la SIDE, pero sí hizo trabajos para la central de inteligencia. Eso hace pensar que, muy posiblemente, se hayan usado las valijas para traer material que es más complicado -o lento- ingresarlo legalmente. Y ni hablar si los aparatos serán usados por particulares, trolls y militantes paraoficiales. Se habla de simuladores de antenas que permiten geolocalizar sin consultar con las empresas de celulares; interceptores de comunicaciones y de mensajes; sistema de intervención en determinado wifi y elementos forenses de última generación.
*Computadoras con software como el Pegasus, también clave en materia de inteligencia. Es un sistema sofisticado de espionaje y control diseñado por una empresa israelí, NSO Group, que es de provisión muy restringida. No es un dato menor que Scatturice tiene una empresa de informática en La Florida.
Frente a quienes opinan que en las valijas podría haber elementos de inteligencia están los que juran y perjuran que Estados Unidos no permite que ese material salga del país y que los controles son estrictos en los dos aeropuertos de los que habría salido el Bombardier, Fort Lauderdale y Opa-locka, ambos en La Florida.
Parece obvio que la maniobra de ingresar valijas sin control no encaja con lo que llaman los bagayeros, es decir traer cosas para vender. Es un vuelo privado, en un aparato de porte, como el Bombardier, cuesta unos 75.000 dólares, sólo la ida, lo que hace suponer que lo que trajeron es relevante. Y tal vez delicado. Porque Scatturice, que tiene algunas cuentas legales pendientes en la Argentina, mandó a Arrieta en el avión y la mujer es su pareja.
Más grosera fue la intención de Manuel Adorni de tapar todo. En su momento dijo que Arrieta ingresó sólo con un carry on. El gobierno quiso tapar el escándalo, como sea.
El insólito descontrol
El dictamen de los fiscales desnuda el descontrol incluso respecto del origen del vuelo. Rivas Rial y Rodríguez señalan que ni siquiera está claro de dónde salió el avión que llegó a Aeroparque el 26 de febrero. Además, en la documentación oficial se consigna que el regreso era a Fort Lauderdale, sin precisar que antes de eso, el vuelo iría a París -salió de Aeroparque el 5 de marzo-, con una escala en Canarias. Recién aterrizó en La Florida el 12 de marzo.
Cuando el avión tocó tierra en Aeroparque, a las 8.15 del 26 de febrero, se acercaron al aparato varias camionetas. No está claro quiénes estaban en esos vehículos ni qué papel jugaban. El juez Yadarola le da la razón a los fiscales y pide que se los identifique.
Todo indica que una persona -no se sabe quién- le acercó a Arrieta, la única pasajera, un celular para que hable con alguien. Hay una foto en que se ve a Arrieta al pie del avión con ese celular, que según un testigo -el oficial principal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Flores Herbas, que declaró en la causa-, después devolvió. Eso le llamó la atención, como así también, que Arrieta tardó 20 minutos en ir desde el avión hasta Migraciones.
El momento clave se produce después de pasar por Migraciones, cuando llega el equipaje. En el dictamen de Rivas Rial y Rodríguez se ve con absoluta claridad que una mujer le abre el paso a Arrieta para que pase por un andarivel en el que no se ponen los bultos en el scanner. La maniobra es clarísima: hubo una orden.
En este punto entra la aceptación del juez de otro pedido de los fiscales: que declare todo el personal de Aduanas y Migraciones que estaba esa mañana en el lugar.
¿Cinco o diez valijas?
La maniobra es tan grotesca que -según dice el dictamen- “el guarda del punto aduanero dejó constancia manuscrita de que la pasajera transportaba un total de cinco bultos”. Pero Rivas Rial y Rodriguez analizaron las fotos del momento en que los bultos estuvieron en la cinta de los equipajes y determinaron que el total era 10, no cinco. En esta semana, la empresa del vuelo, Royal Class -Scatturice es el dueño del 50 por ciento-, insistió en que las valijas fueron sólo cinco, pero lo sustancial es que no fueron revisadas, más allá de la cantidad.
Toda la maniobra motivó que el juez Yadarola le pidiera a Aduanas la información sobre sus funcionarios, Cintia Cali y Fernando Carretoni, que estuvieron a cargo del control del ingreso.
Un hangar sin control
Más allá de las valijas y bultos, los fiscales también sostienen que hubo un descontrol respecto del Bombardier, en los días que estuvo en el hangar, del 26 de febrero al 5 de marzo. El piloto dice que cerró el aparato y se llevó la llave. Pero esa es toda la prueba que hay, porque las imágenes de las cámaras están cortadas y no hay ninguna evidencia de que alguien haya subido al Bombardier y haya sacado o ingresado elementos mientras estuvo en el hangar. Dicen los fiscales: “ni siquiera tenía un precinto”.
Llamadas y destinos
El juez consideró todavía “demasiado general” una investigación sobre las antenas para establecer quién hizo la llamada que le permitió a Arrieta saltear el control de sus valijas. Es evidente que esa comunicación es clave y decisiva. Tampoco se ordenaron hasta ahora medidas para determinar adónde fue Arrieta aquella mañana y quiénes fueron los que la recibieron aquí en Buenos Aires.
Todo indica que hay mucho por investigar en el valija-gate. Scatturice y Arrieta no son personajes menores en la historia, aunque infinitamente más relevancia tienen las dos puntas de la historia. Allá, en Estados Unidos, la Conferencia Conservadora, con Trump a la cabeza. Acá, la Casa Rosada, Milei, y movimientos igual de oscuros que la oscura trama del Libra-gate.