Desde la capital municipal, Farriar, ubicada a apenas 40 metros sobre el nivel del mar, se despliega un mapa de montañas, ríos y caminos que hace siglos sirvieron de refugio, trinchera y santuario para miles de africanos esclavizados. Aquí se libraron algunas de las primeras rebeliones anticoloniales del continente, encabezadas por figuras como el Rey Miguel y Andresote, cuyas estrategias de resistencia territorial anticiparon, con siglos de diferencia, conceptos militares y políticos que solo después ganarían reconocimiento.

El levantamiento del líder cimarrón Andresote, iniciado en 1730 en el valle del río Yaracuy, es una de las gestas más emblemáticas. Andresote desafió el poder de la Real Compañía Guipuzcoana, que monopolizaba el comercio y explotaba a las comunidades locales. Su resistencia fue tan contundente que obligó al propio gobernador de la Provincia de Venezuela, Sebastián García de la Torre, a liderar una ofensiva militar para sofocar el alzamiento. Aunque finalmente debió exiliarse en Curazao en 1732, su huella en la historia venezolana permanece indeleble.

Declarado en el 2019 como el primer municipio afrodescendiente de Venezuela, Veroes sigue escribiendo su historia con un legado firme que lucha por la reparación histórica. Ese año fue sede de un hecho político sin precedentes, la Asamblea Nacional Afrodescendiente. El evento reunió a líderes y lideresas de todo el país para debatir el Plan Sectorial Afrodescendiente, un instrumento clave para garantizar que las demandas históricas de la población negra sean incorporadas en el Plan de la Patria 2019–2025.

El Plan Sectorial discutido en Veroes incluye ejes estratégicos en áreas como economía, educación, tecnología, justicia y participación electoral. El plan fue elaborado mediante un proceso de consulta con organizaciones sociales afrovenezolanas.

Caminar por Veroes, es atravesar siglos de lucha, resistencia y construcción cultural. En estos suelos trabajados por manos esclavizadas en plantaciones de caña y cacao, germinó una identidad cimarrona que nunca se doblegó. Una identidad que se define por la organización política, fuerza espiritual, la música, la oralidad y la apuesta por un futuro digno para su comunidad.