TONY, SHELLY Y LA LINTERNA MÁGICA 6 puntos

(Tonda, Slávka a kouzelné svetlo; República Checa / Eslovaquia / Hungría, 2023)

Dirección: Filip Pošivač.

Guion: Jana Šrámková.

Duración: 83 minutos.

Estreno en salas de cine (sólo se exhibe doblada al español).

Heredera de la extensa y rica tradición del cine de animación checo, entre cuyos máximos exponentes pueden nombrarse a cineastas como Jiří Trnka, Karel Zeman o Jan Švankmajer, Tony, Shelly y la linterna mágica se presenta desde el primer minuto como ejemplo de largometraje animado infantil destinado a los más pequeños de la platea. Que llegue a los cines locales unos días antes del comienzo de las vacaciones de invierno no es casual y tampoco que, desgraciadamente, sólo se exhiba doblada al español neutro, una batalla ya perdida incluso en títulos pensados para un público adulto. El primer largometraje del realizador Filip Pošivač es curioso pero al mismo tiempo familiar, y en su relato conviven la magia real y aquella imaginada por los protagonistas, un niño y una niña, vecinos de un pequeño edificio de departamentos que evidentemente fue testigo de días más gloriosos.

Shelly (Slávka en la versión original) acaba de mudarse junto a su madre, una exbailarina de ballet con una enorme carga de frustración a cuestas, y apenas atraviesa el umbral de entrada conoce a Tony (Tonda en checo), un chico muy especial cuya piel traslúcida deja ver una particular iluminación interna. Shelly imagina que su linterna es mágica y es capaz de generar figuras de todos los tamaños y colores, pero Tony también puede ver el resultado de esa ensoñación. La cualidad de niño-lámpara de Tony, en cambio, es visible para todo el mundo, y aunque los vecinos ya están acostumbrados al portento sus padres lo sobreprotegen al punto de atarle una soga al cuerpo para que no pueda salir a la calle. De cómo los nuevos vecinos pegan onda de inmediato y comienzan a investigar extraños acontecimientos que pueden dejar sin luz a todo el edificio trata Tony, Shelly y la linterna mágica, que incluye un espíritu antiguo que siempre vivió allí (hay ecos de Miyazaki en el concepto y el diseño) y un guardián de sus actividades que, casualmente, también es el portero.

El guion del film de Pošivač es relativamente esquemático e incluye el eterno tema de la lucha entre la oscuridad y la luz, tanto en sentido literal como metafórico, al tiempo que la incomprensión de los adultos del mundo de los niños es un serio freno a sus deseos y desarrollo. Que ese extraño ente se “alimente” de las emociones negativas y rencillas entre vecinos no hace más que poner de relieve la cualidad de parábola de todo el asunto. Los “mensajes” de la historia acerca del valor de la amistad y la comprensión al diferente tampoco resultan particularmente estimulantes, pero es en el departamento de diseño y animación donde la película brilla con luz propia, como ese extraño chico protagonista. Realizada con la centenaria técnica del stop motion, cada personaje, objeto y animal, como así también los ambientes y fondos, resultan un prodigio visual de enorme belleza, completamente alejado de la homogénea animación mainstream contemporánea. Si forma mata fondo, sólo por eso vale la pena acercarse a esta película, premiada en los festivales de Annecy y Sitges.