A tres décadas de la última remodelación, actualizar el autódromo porteño es un desafío. No porque hoy sea un predio inadecuado, pues regularmente hay carreras nacionales y vive el día a día con pruebas y competencias de carácter zonal, sino porque el estándar internacional del proyecto para Fórmula 1 en Buenos Aires lo requiere. No sin una sensación de congoja y agradecimiento al paisaje romántico inaugurado en 1952, la renovación que comenzará en pocos meses brindará circuitos homologados para el máximo nivel y nuevas variantes para el automovilismo local. Alguna