El Jardín de la imaginación es un lugar donde habitar y compartir, de manera plácida y reflexiva, con el tiempo supeditado a lo que se desee. En definitiva, es música. Una invitación que tiene la forma del primer disco de Bifes con Ensalada, el alter ego del músico Agustín Reyna; que presentará en formato full band y con la apertura de Sofía Casadey, este sábado a partir de las 20 en Galpón 11 (Estévez Boero 980). “Nos llevó cinco años terminarlo, junto a Martín Valci que es el productor, y Coti Sheridan, el tecladista de la banda, que también trabajó como productor. En el medio hubo eventos tal vez desafortunados, y todo fue medio un caos. Pero eso es también lo que es un disco, ¿no? Un disco refleja la vida de las personas que lo trabajan, que lo van construyendo. No solamente es un camino artístico y musical, sino también un reflejo de la vida de ese artista”, comenta Reyna a Rosario/12.

-Debiera ser siempre así, ¿no?

-Ahora todo funciona de manera precoz, y los artistas tenemos que hacer un poco de todo; tenemos que ser nuestros propios community managers, fotógrafos, creadores de contenido, productores. La industria empuja un poco a eso, y hay que estar preparado. Pero también hay que saber cómo calmarse ante esa situación. Y este disco me enseñó eso. Es mi primer disco, quería hacerlo bien y disfrutar del proceso.

-Se aprecia lo meditado y cuidado que es; y sentí una línea melancólica a lo largo de la escucha.

-Hay algo de mi música y mi manera de componer a la que siempre intenté, de alguna manera, deconstruir. Al principio, yo sentía que hacía música melancólica; y esto vos justo me lo decís. Sentía que no me salía otra forma, y quería romper un poco con eso. De hecho, las otras canciones, las que salieron antes de este disco, tienen esa cosa super melancólica, y este disco viene un poco a romper eso. Investigué y exploré otros lugares de mi cabeza, del pensamiento, de preguntarme sobre la existencia, la vida, la muerte, el paso del tiempo, el amor. En este disco investigo sentimientos que llevo al extremo, a lo dramático. Agarraba una idea o un pensamiento, y lo exploraba poniéndome en ese lugar, pero sin tener que ser quien vivió esa experiencia, más allá de que el disco tiene muchas cosas personales, que están medio escondidas. Nunca hablo directamente de mí, pero tiene cosas que he vivido. Al mismo tiempo, digo que es como una historia de amor dramática, que se va desarrollando del principio al final. Arranca con “Jardín”, una canción donde un personaje le propone a otro encontrarse y pasar un rato sin ningún tipo de compromiso, para conocerse, y después, sobre el final, el disco termina con “Las trampas”, una canción muy existencialista, que se pregunta sobre la vida y la muerte. En un momento, la letra dice no confiar más en el delirio de la humanidad, “no me importa si me muero”. El personaje está completamente entregado a lo que le pase, pero no lo dice desde un lugar de querer morirse, sino como asumiendo que el mundo en el que vivimos es como es.

-Claro, porque el disco no es fatalista.

-No, no es fatalista. Sí experimenté ciertas situaciones psicológicas y psiquiátricas durante el proceso, siempre lo cuento y lo admito. Pero no está escrito desde un lugar de la fatalidad, sino desde la experiencia de vivirlo, con las personas que me acompañaron en el proceso, que no fueron solo Martín Valci y Coti Sheridan, de mis mejores amigos y casi hermanos, sino todas las personas que forman parte del equipo y son un montón. Es un poco la representación de las experiencias de todas esas personas que forman parte del grupo. Pero no es un disco que haya hecho desde el lugar de la depresión.

-Justamente, allí está lo sonoro -el neosoul, el R&B, el pop- que invitan al afecto y a compartir; se logra un vínculo que uno quiere revisitar.

-Busqué también ser sincero en lo que en las canciones expresan. Jardín de la imaginación hace referencia al lugar en donde fue creado este disco, que es básicamente mi habitación, en donde yo compuse y maqueté la mayoría de las canciones, durante la pandemia en 2020. Jardín es ese lugar donde uno puede estar solo, habitarlo, donde pensar y filosofar sobre estas temáticas de las que estamos hablando. Un lugar donde uno puede sentirse bien, sentirse libre, y ser la persona que quiere ser.

-A la vez, es la constatación de una voz propia, a la par del recorrido que tenés, con muchos músicos.

-Y al mismo tiempo es un reflejo bastante viejo, porque hace cinco años que lo venimos haciendo y hoy ya no me representa tanto, pero es un reflejo de todo un camino. A la vez, es algo que recién arranca: la distribución del disco, que la gente lo escucha, las letras, las visuales.

-El contacto con el público seguro te da otra perspectiva.

-Es como que se renueva algo, hay una energía cuando tocás en vivo, al ver lo que produce en la gente, en las caras, lo que te transmite cuando la gente te mira. También hay otra pregunta, que me hago mucho: ¿Qué busco yo de la música? ¿Reconocimiento o es otra cosa? ¿Quiero seguir haciendo música?

La presentación de este sábado contará con la presencia de Sofía Casadey, “de las mejores cantantes de Rosario, amiga y compañera de la música. En el show somos 23 personas trabajando, en un evento completamente independiente, con 10 personas en escena, entre bailarines, performers, coristas y un montón de músicos. Es el show más grande que organizamos hasta la fecha”.