La secretaria general adjunta de ATE Nacional, María Mercedes Cabezas, explicó por la 750 lo que dejó la marcha por San Cayetano, con una columna multitudinaria que se movilizó desde Liniers hasta Plaza de Mayo y culminó con un acto masivo en repudio a las políticas de ajuste.
"Percibí una movilización mucho más multitudinaria que la del año pasado. El año pasado había mucha gente en la plaza, pero menos caminando desde Liniers”, dijo a la 750.
Según dijo, esto se debe a que hay un “descontento creciente y una necesidad creciente de fomentar el trabajo genuino”. “Pero desde la mirada de reconocimiento de derechos”, aclaró en un contexto de fuerte ajuste sobre salarios y sobre derechos adquiridos.
Y añadió: “Un trabajo estable, con salarios dignos. Eso se sintió en la marcha. Y el repudio a un régimen bastante, no sólo autoritario, sino en contra de la clase trabajadora”.
Para la dirigenta de ATE, a esta altura, ya “no hay mucha vuelta”. “Hoy estamos más pobres, con menos trabajo remunerado, con trabajo por debajo de la línea de la pobreza”, sostuvo a la par que recordó que esto nunca se había vivido en el país.
“Hoy sí vivimos ese fenómeno. Hoy dos personas trabajando en una familia no llegan a la línea de la pobreza”, afirmó en un contexto en el que el Gobierno mantiene las paritarias pisadas mientras la inflación se le escapa y el dólar vuela.
“En un momento de tanto odio, es necesario reivindicar que las marchas de San Cayetano, que tienen que ver más con el amor y la fe, son mucho más aceptadas por las personas no organizadas”, añadió, en tanto, sobre lo que dejó la marcha.
Tras lo que sumó: “Eso nos hace pensar que el discurso de odio se puede llegar a acabar. Hay que pensar que la organización de la esperanza que tiene la gente está saldada en la sociedad”.
“Este Gobierno se tiene que terminar por canales que tengan en cuenta la democracia, no con muertos en la plaza. Y que tiene que aparecer una alternativa política que permita que lo colectivo se exprese por sobre lo individual”, dijo.
Y finalizó: “Y que esa esperanza organizada vaya por sobre el odio que intenta implantar un Gobierno que asemeja un partido político con una dictadura militar. Quizás me levanté optimista, pero tengo que decir que hay una necesidad de acercar la política al sentir cotidiano”.