La actriz y bailarina Noelia Marzol pasó por los estudios de la 750 y en una charla amena con Víctor Hugo Morales habló de su nuevo espectáculo, Bloody Tango, en el que combina la danza tradicional rioplatense con los nuevos ritmos en un show totalmente gestionado a pulmón.

Todo esto surge de una merienda de amigos. Nunca produje nada, siempre trabajé como bailarina. Estábamos en ese momento en el Bailando por un Sueño y con mi coach y mi compañero, Jonathan Lazarte -que encaro todos mis proyectos porque nos llevamos muy bien bailando-, todos queríamos hacer algo con tango, pero pensábamos que en el inconsciente colectivo argentino estaba instalado que el tango es algo demodé o de gente muy grande, que es aburrido, melancólico”, recordó.

“Nosotros decidimos hacer nuestro espectáculo, pero como pensamos que ningún productor nos iba a financiar, decidí tomar la delantera e invertir mis ahorros para hacerlo”, contó.

“La historia que contamos es en un hotel donde se hospedan los personajes, son 11 artistas en escena, y por un trago, un vino que tiene que ver con el bloody mary, se termina convirtiendo todo en algo más sensual. Sentíamos que de esa manera podíamos acercar a la gente más joven quitándole con lo que tiene que ver la melancolía del tango. Y nos está funcionando”, dijo.

Juan José Campanella nos prestó su teatro para hacer dos funciones y se llenaron y hoy vamos por la tercera temporada en el teatro Broadway”, señaló.

Hemos remado en dulce de leche pero confiamos mucho en el producto que tenemos. Tenemos una gira nacional. Todo el equipo se puso la camiseta. Tenemos la posibilidad de el año que viene ir de gira a Europa”, destacó.

Sus inicios en la danza

"Toda la vida bailé. Bailo desde que tengo cuatro años. De hecho representé a Argentina en varios torneos internacionales porque era gimnasta", sostuvo.

"Después estudié en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), estuve en la compañía de Ricky Pashkus, en la escuela de Julio Bocca. La vida un poco me fue llevando a explorar diferentes danzas. Tomé todas las clases que existen porque también mi papá era una persona muy exigente que quería que tuviera una carrera más formal entonces, cuando dejé el colegio y le dije que quería ser bailarina me dijo que tenía que ser la mejor, que me esfuerce, que estudie", cerró.