Una anciana medio perdida, interpretada por Angelita Pardo, entra tambaleante por la galería de una típica casa chorizo de un barrio porteño y exclama con preocupación “¿Dónde está mi amiga?, ¿Pero ¿dónde está?” El público estalla en carcajadas. Unos minutos antes había sucedido lo mismo cuando Luis Brandoni, compungido detrás de sus gafas negras de “la pesada”, al volante de un auto deportivo importado y tras visitar a la parte pobre de la familia, mantiene con Juan Manuel Tenuta el famoso diálogo de las “tres empanadas”. 

La escena no tiene nada de novedoso y podría tratarse de un cine de barrio o algún auditorio de cualquier parte del país o bien el living de una casa.  Es que, a 32 años de su estreno, “Esperando la Carroza”, el film de Alejandro Doria sobre un libro de Jacobo Langsner, además de ser un clásico es también objeto de culto de varias generaciones.

Lo verdaderamente novedoso en este caso es que la escena sucede en unos de los auditorios más prestigiosos de la ciudad de Shanghai, en la República Popular China, en una soleada tarde de otoño.

Organizado por la Agregaduría Cultural del Consulado Argentino, un nuevo Ciclo de Cine argentino subtitulado en idioma chino abrió con la proyección de esta gran obra que narra los enredos de una típica familia argentina alrededor de la desaparición y la supuesta muerte de su anciana madre, Mamá Cora, un personaje que el talento de Antonio Gasalla convirtió en un icono. La película es una sátira feroz del destrato y el abandono a los ancianos, una pintura descarnada de las diferencias sociales y culturales de la llamada “clase media argentina” y una fotografía de la sociedad plasmada a partir de la posdictadura militar de la que hay en el filme veladas referencias.  

El evento fue aún más especial por contar con la presencia de Mónica Villa, la entrañable Susana, uno de los personajes centrales de la película. La actriz argentina se encuentra en este momento dictando un curso de Teatro y Cultura Latinoamericana en la Universidad de Nanjing luego de haber estudiado muchos años el idioma chino en el Centro Universitario de Idiomas de la UBA. 

Resulta asombroso, sin embargo, que en un país en apariencia con tantas distancias culturales como China la película haya conseguido entretener y emocionar al público.

“A pesar de que la política de hijo único funcionó durante más 30 años y por eso las familias son ahora más chicas, hay muchas personas adultas que provienen de la época anterior a ello y es probable que ese tipo de enredos familiares que se muestra en la película también se dieran entre sus familias numerosas”, ensaya una explicación Javier De Cecco, Agregado Cultural en Shanghai y responsable de la muestra. 

De hecho, la comedia de enredos es un género posible de verse en China junto a las múltiples telenovelas y culebrones –la mayoría de ellas de contenido histórico– que pueblan la pantalla de los más de quince canales nacionales más otros tantos provinciales y municipales de la televisión china. 

“Hay ciertos universales que atraviesan las culturas de todos los pueblos. Sin embargo, creo que la película interesa por contraste también. En la cultura latina (y por latina me refiero no sólo a América sí no a Italia, España, etc.) el desprecio por los viejos es un elemento distintivo. Todo lo contrario de lo que yo pude apreciar en mi corta experiencia en la sociedad china, donde los ancianos ocupan un rol central” agrega Mónica Villa.

Luego de las presentaciones de rigor, el anuncio del Ciclo y de brindar ciertos datos históricos y técnicos de la película, Mónica Villa aprovechó para rendirle un homenaje a Doria y Langsner, ambos fallecidos (“Alejandro hubiese estado muy orgulloso de este momento”). Luego comenzó la proyección a sala llena, en su mayoría por espectadores chinos, muchos de ellos estudiantes de cine. De hecho, el Ciclo se desarrolla en el “Shanghai Film Museum”, un importante punto de referencia de la movida cultural y cinematográfica contemporánea de China. 

El dato curioso de la jornada fue que, pese a que la temática de la muerte, según dicen los expertos, no es grata a la cultura popular china y por ello el título de la película en los carteles de la sala fue convertido en “Esperanza” por las autoridades del cine, el momento en el que se oyeron más risas entre la audiencia fue con la confusión alrededor del presunto fallecimiento de Mamá Cora y las escenas del velorio. En todos lados pareciera que los hábitos populares no siempre coinciden con la interpretación que se hace de ellos. Al finalizar la proyección, se abrió la ronda de preguntas a Mónica Villa con la excelente traducción a cargo de Patricia Cao, miembro del Consulado. 

Gran parte del público sólo pidió la palabra para expresar su emoción por tener a un protagonista directo de la película, “un privilegio que no solemos tener” al decir de una señora. El público de edad más avanzada centró las preguntas mayormente alrededor del personaje de Gasalla y la curiosidad por un actor masculino interpretando un rol femenino. 

Villa aportó un dato muy interesante: “Doria había pensado originalmente en una gloria de la comedia argentina, la actriz Niní Marshal para interpretar a Mamá Cora, pero ella rechazó emocionada la oferta porque consideraba que ya estaba muy viejita para enfrentar el desafío. Entonces recurrió a Antonio, ya famoso por interpretar a mujeres. De hecho, él aun hoy continúa haciendo el personaje que es muy popular”.

Los jóvenes estudiantes de cine, en cambio, hicieron preguntas más variadas sobre las costumbres retratadas en el filme. Hasta que llegó la pregunta final a cargo de un joven estudiante: “Vi varias películas argentinas, ‘Un Cuento Chino’, ‘Relatos Salvajes’ y ahora esta y tengo una pregunta: ¿las mujeres argentinas son todas con tanto carácter y decisión y las que deciden en el hogar, como se muestran en el cine?”. 

“En Argentina las mujeres sufrimos las diferencias y violencias que persisten en todo el mundo, pero en nuestro país hubo muchos avances en materia de derechos de la mujer, aunque persiste, entre otras cosas, una gran disparidad en los salarios que ganamos contra el mismo trabajo que los hombres. Por otra parte, es cierto… tenemos mucho carácter” cerró Mónica Villa entre risas generales. 

* Director del Centro Universitario de Idiomas.

Villa y Villarruel con dos de las organizadoras del ciclo de cine.