El aclamado director Guillermo del Toro lleva a la pantalla una versión innovadora del clásico Frankenstein, reinterpretando la obra maestra de Mary Shelley a través de una lente culturalmente rica que fusiona elementos de telenovelas, horror gótico y drama familiar.
Con un lanzamiento anticipado en cines y un estreno en Netflix programado para el 7 de noviembre, del Toro no solo ofrece una experiencia cinematográfica única, sino que desafía las convenciones tradicionales del género de terror. Al explorar la delicada relación alimentada por el daño psicológico intergeneracional, la película busca resonar profundamente tanto con el público habitual como con nuevos espectadores.
Un enfoque visual sin precedentes y deliberado
Desde las primeras imágenes, el público puede apreciar la estética visual singular que caracteriza los proyectos de Guillermo del Toro. El director comenta que, desde que comenzó a concebir al monstruo en su juventud, supo que se alejaría de las cicatrices asimétricas y las suturas grotescas que dominan otras representaciones.
En su lugar, buscó crear una criatura que pareciera un rompecabezas viviente, con una apariencia de recién nacido y una belleza novedosa. Inspirándose en las artes plásticas y priorizando el diseño estético de cada parte del cuerpo, el cineasta ofrece una visión renovada de la creación del monstruo, que no teme mostrar a Victor Frankenstein tanto como un artista como un científico.
Oscilando entre la riqueza cultural y la narrativa personal
El elenco, liderado por Oscar Isaac y Jacob Elordi, imbuye a esta narrativa iconoclasta con matices personales y culturales. Oscar Isaac, en particular, dota a su personaje de Victor Frankenstein de una profundidad que refleja los complejos lazos familiares y la herencia transmitida a través de generaciones.
"Lo vemos a través del prisma de una perspectiva intensamente latinoamericana", afirma Isaac, sugiriendo que muchas partes de la historia poseen un trasfondo que conecta a los personajes con sus raíces. Esta yuxtaposición de lo europeo con la vibrante cultura latinoamericana construye una narración rica y polifacética que amplía la universalidad de la novela original.
Los monstruos como reflejo del alma humana
Al romper con las interpretaciones tradicionales que presentan a los monstruos como encarnaciones del mal absoluto, Guillermo del Toro elige explorar la humanidad detrás de cada acto. La historia se centra en el espíritu humano y en la relación entre el creador y su creación, tratando menos sobre ciencia retorcida y más sobre empatía y perdón. Al contrastar la belleza y la monstruosidad bajo una luz transformadora, del Toro busca que la audiencia reconozca los matices de este clásico. El director declara que el mito guarda paralelismos personales con la experiencia de sentirse un "outsider", añadiendo así capas de introspección que enriquecen la trama.
La anticipación crece a medida que se acerca la fecha de estreno, prometiendo una experiencia cinematográfica que no solo entretiene, sino que, con su mezcla única de elementos culturales y una narrativa revitalizadora, también invita a la reflexión. Esta colaboración epónima entre un director de talla mundial y una narrativa clásica está preparada para dejar una huella perdurable en el cine moderno.
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