“No estalla como las bombas ni suena como los tiros. Como el hambre, mata callando (…) Sus víctimas no tienen derechos, ni dinero para comprar los derechos que no tienen. Ni siquiera tienen el derecho de saber de qué mueren”, escribió Eduardo Galeano para describir al Chagas, una enfermedad que sigue presente, aunque muchas veces permanece invisibilizada. Lejos de los titulares y de la agenda pública, afecta a millones de personas en América Latina y plantea desafíos que van más allá de la salud: es también un problema social, cultural y político.
El último viernes de agosto se conmemora el Día Nacional por una Argentina sin Chagas, una fecha destinada a generar conciencia sobre esta enfermedad y a impulsar acciones de prevención y control. En este marco, un equipo multidisciplinario de la UNR lleva adelante un proyecto de investigación que aborda al Chagas como un fenómeno complejo y multidimensional, donde confluyen factores políticos, económicos, biomédicos, epidemiológicos, ambientales, psicológicos y socioculturales.
“Es una enfermedad parasitaria que es endémica, causada por un parásito que se llama Trypanosoma cruzi, que está presente en toda Latinoamérica y también afecta a estados del sur de Estados Unidos. Debido a la migración de la población, hace unos años empezó a ser un problema muy importante para la salud en otros países donde no era común encontrar casos”, explicó la investigadora Julia Cricco.
¿Por qué se considera endémico? En la región están presentes el parásito y el insecto vector que lo transmite, conocido comúnmente como vinchuca, y existe contagio hacia personas o animales dentro de esa zona. “La forma de transmisión que la mayoría de la gente conoce es a través de la vinchuca, que es un insecto que se alimenta de sangre. Cuando lo hace defeca y en las heces que deja cerca de la herida, el parásito penetra en el cuerpo y comienza la infección. Esta tiene un primer ciclo que es la fase aguda, que muchas veces puede ser con síntomas leves o síntomas como una gripe fuerte que dura entre cuatro y ocho semanas. Y que si se diagnostica en ese momento existe un tratamiento que es efectivo”, detalló Cricco.
“Después entra en la mayoría de los casos en una fase de latencia, o sea que no hay síntomas por muchos años, pero el parásito permanece en el cuerpo y genera algunos problemas que se pueden manifestar 20 o 30 años después. Por ejemplo, problemas cardíacos, que son los más comunes en la zona de Argentina, problemas neurológicos y problemas digestivos, cardiomiopatías, problemas de megacolon, megaesófago o problemas en el sistema neurológico”, sigue la investigadora.
Cuando se habla de Chagas, pocas veces se menciona que existen otras formas de transmisión. Una de las más relevantes en Rosario y la región es la transmisión vertical, que ocurre durante el embarazo o el parto, de la persona gestante al bebé. Este aspecto cobra especial importancia porque, aunque en Santa Fe y otras provincias la Organización Panamericana de la Salud certificó la interrupción de la transmisión vectorial, la vía vertical sigue siendo un riesgo. Por eso es clave diagnosticar a quienes vivieron en zonas endémicas o pudieron estar expuestas al Trypanosoma cruzi, para asegurar el seguimiento y tratamiento oportuno durante la gestación y en los primeros días del recién nacido, cuando la enfermedad es curable.
Además, comienzan a tomar relevancia otras formas de contagio, como la transmisión oral, que se produce por el consumo de alimentos o bebidas contaminadas con el parásito, debido a una manipulación o procesamiento inadecuado, por ejemplo, productos que no han sido correctamente tratados o pasteurizados. Estas vías menos conocidas refuerzan la importancia de mantener medidas de control y prevención para reducir el impacto del Chagas en la población.
El Chagas también afecta a animales domésticos y silvestres, lo que refuerza la necesidad de abordarlo desde una mirada integral. “En los últimos años cobró fuerza el concepto de ‘Una sola salud’, impulsado por la OMS, que propone analizar de manera conjunta la salud humana, animal y ambiental”, explicó la investigadora Pamela Cribb.
Sin embargo, la enfermedad sigue siendo invisibilizada por integrar el grupo de enfermedades desatendidas, asociadas a la pobreza, que afectan principalmente a poblaciones vulnerables. “Aunque existen muchos equipos investigando, la inversión no se compara con otras problemáticas como el COVID, que en tiempo récord contó con vacunas”, agregó.
La enfermedad transcurre lentamente, la mayoría del tiempo sin síntomas, y hay dos fármacos que resultan efectivos para el tratamiento de la misma: Benznidazol y Nifurtimox.
“Son efectivos si se administran en la fase aguda, o sea al principio de la enfermedad. Son tratamientos que son largos y traen muchos efectos secundarios, por lo que muchas personas dejan el tratamiento antes de terminarlo”, explicó Cribb.
Según la Organización Mundial de la Salud, solo el 10% de las personas infectadas con Chagas cuenta con un diagnóstico, y apenas el 2% recibe tratamiento adecuado. “Esto muestra que no estamos abordando bien el problema. No se trata solo de salud: también es un tema social, político, cultural y comunicacional”, explicó Cricco, quien remarcó que incluso el cambio del término “mal de Chagas” busca eliminar estigmas.
Cribb resaltó que el desconocimiento contribuye a la desatención de la enfermedad, considerada lejana, cuando en realidad Rosario, pese a no ser zona endémica, concentró durante años el mayor número absoluto de casos en la provincia, por su población y las migraciones desde regiones con vinchucas.
“Se están desarrollando investigaciones sobre nuevas técnicas de diagnóstico, vacunas y el parásito que provoca la enfermedad. El conocimiento que generamos en el país puede ser la base para futuros tratamientos que aporten soluciones concretas al Chagas. Nuestro trabajo busca comprender en profundidad al parásito que causa la enfermedad, identificar sus puntos débiles y, a partir de ello, diseñar estrategias que permitan frenar su avance y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas”, detalló Julia Cricco.
Un proyecto integral
La investigación busca abordar el Chagas de manera integral, colaborativa y multidisciplinaria, articulando sus distintas dimensiones. A fines de 2024, el proyecto fue presentado en la segunda edición de la Convocatoria de Proyectos de Investigación Aplicada “Universidad y Desarrollo Sostenible”, cofinanciada por el Área de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo de la UNR y el Ministerio de Desarrollo Productivo de Santa Fe, a través de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación.
“Reunimos a investigadores que ya veníamos trabajando en la temática y sumamos especialistas en comunicación para fortalecer la divulgación científica, un aspecto que aprendimos a valorar especialmente desde la pandemia. Estamos muy contentas de que nuestra propuesta haya sido seleccionada para financiamiento”, destacó Cricco.
En este marco, la comunicación de la ciencia juega un papel clave en la visibilización de la problemática del Chagas, en la formación de profesionales y en la concientización de la población en general, especialmente en el contexto actual donde la desinformación y las pseudociencias proliferan en medios digitales. “La escasa presencia del Chagas en la agenda pública y en los medios de comunicación contribuye a que permanezca en un segundo plano, tanto en términos de políticas de salud como de financiamiento para la investigación”, resaltó Cribb.
Es por eso que la investigación tiene un doble enfoque. Por un lado, busca consolidar las líneas de investigación en el área biomédica mediante la colaboración de especialistas en ciencias biológicas y química medicinal. Así, se espera profundizar el conocimiento del Trypanosoma cruzi en lo que refiere a la identificación para desarrollo de fármacos para controlar la parasitosis.
Paralelamente, se apuesta a contribuir a la lucha contra el Chagas a través de la comunicación científica, fortaleciendo las capacidades de docentes e investigadores de la Universidad que trabajan en esta temática.
El equipo de trabajo involucra a integrantes de múltiples unidades académicas. Por la Facultad de Ciencia Bioquímica y Farmaceúticas participan Julia Cricco, Pamela Cribb, Evelyn Tevere, María Gabriela Mediavilla, Marcelo Merli, Azul de Hernández (quienes a su vez también se desempeñan en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario), Guillermo Labadie y Pamela Forastieri. Por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales Stefanía Sahakián, Muriel Sanchez, y Josefina Cricco. Por la Facultad de Veterinarias Amilcar Bassi, y también del IBR Héctor Acosta.
El equipo estará realizando una actividad para visibilizar el Chagas en el marco de la ExpoCarreras UNR, que se realizará del 17 al 19 de septiembre en las inmediaciones del Galpón de Juventudes. “Queremos que no sea solo informativa, sino que incluya propuestas para todas las edades”, señaló Julia Cricco. Habrá juegos interactivos diseñados por estudiantes de doctorado y posdoctorado, y espacios que permitirán conocer el parásito, los insectos vectores y las consecuencias de la enfermedad. Además, se utilizarán lupas y microscopios para observar lo que no se ve a simple vista. “La idea es sacar el laboratorio a la calle y despertar curiosidad, acercando la ciencia a niños, jóvenes y adultos”, concluyó Cribb.