Tratemos de ponernos de acuerdo en aspectos elementales que el vértigo de estos días envía al rincón de los subterfugios. A la desesperación de los periodistas de Jamoncito por bajarse del barco. A las maniobras para ver si pueden pegar lo obsceno propio con las andanzas de los demás.
El que tiene la cabeza reventada por las hordas de Patricia Bullrich es el fotógrafo Pablo Grillo. Los que perdiero