Después de los chin-chínes y la llegada de los reyes magos, este año arrancó con Donald Trump asumiendo la presidencia de Estados Unidos. Y decepcionada por sus políticas sexistas, xenófobas y racistas, la estrella XXX Cherie Deville buscó convertirse en la próxima presidenta norteamericana. Su activismo no es simbólico: quiere aprovechar la atención que recibe para hacer visibles algunas problemáticas de su agenda, como la educación, la salud y el trabajo sexual. Más allá, el empresario Larry Flynt, rey del porno gringo, ofreció la friolera suma de 10 millones de dólares para quien aporte un dato que pueda comprometer la continuidad de Trump.

Por otro lado, éste fue el año de la consolidación del porno ético, de mirada feminista y ambientes de respeto, con Amarna Miller, Irina Vega, Stoya y la mítica Erika Lust a la cabeza. Hubo producción, discurso y marco teórico. Y, entre las malas, el lamento por el suicidio de la actriz August Ames, quien se quitó la vida por recibir bullying en las redes sociales tras negarse a grabar una escena con un actor homosexual. “Fuck y’ all”, fue su último mensaje.

Por acá, María Riot, abanderada del porno feminista, cruzó el charco y fue retratada en la portada de la Interviú española, una de las revistas eróticas más prestigiosas del mundo. ¿Y la producción local? Más bien poca. De hecho, solamente salieron dos películas: Faktor Fellatio, de César Jones, y La grieta, de Víctor Maytland. Las mismas firmas de siempre.

Con permiso de Nacho Vidal, del Pelado de Brazzers y del Negro de WhatsApp, éste fue el año, también, de Jordi El Niño Polla: el flaco con cara de pibito que la rompió en la web. Y como gesto pop, Marco Banderas dejó freezada un rato su carrera como fucker para dedicarse a la música: el uruguayo con estirpe española se convirtió en reguetonero y su hit Bailamé ya tiene más de 362 mil reproducciones en YouTube.

Y, sorprendentemente, la porno del año se espeja en uno de los films más vistos: La Liga de la Justicia tuvo su versión chancha y es lo máximo. Se llama JLA XXX: An Axel Braun Parody y, entre otros ribetes, la tiene a Romi Rain en la piel de Wonder Woman eclipsando, incluso, a la mismísima Gal Gadot. Entretanto, a 10 años de PornHub y con Netflix sumando material en forma regular (After Porn Ends 2 ya es una realidad), la Regla 34 de Internet se erige firme y fibrosa: “Si existe, ya hay o habrá porno de ello”.