Un amigo de Sergio Arelovich tiene una máxima por estos días: "Todo el que diga que estamos pasando por el peor momento de nuestra vida es porque no tiene visión de futuro". Una humorada de economista para resumir el complejo panorama que transita el país en manos de Javier Milei, con una sombría incógnita en el corto plazo. Los vencimientos de deuda como espada de Damócles, y una recesión que se agudiza, como lo refleja la industria santafesina casi en todas sus variantes.
Otro economista y analista financiero consultado, Federico Fiscella, vaticina una hecatombe entre el fin de año y el comienzo de 2026. Y la palabra "default" reaparece como respuesta a un 9 de enero, cuando venzan 4.500 millones de dólares contra alrededor de 1700 millones de reservas en el Banco Central.
"La caída brutal de la actividad económica, dispar según cada rama, coinciden en marcar una caída del consumo, por ejemplo de energía eléctica, un indicador importante para medir lo que pasa en la industria. Acindar (gran consumidor) con su crisis es un ejemplo, Siderar también en problemas. Es el rasgo más relevante", observó Arelovich, docente de la UNR y coordinador del MATE (Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía) consultado por Rosario/12.
La crisis impacta en la industria regional, y eso se expone en las dificultades de tres grandes de la provincia como Acindar, Celulosa y Vassalli, por citar tres ramas. Arelovich suma en el análisis el factor global. "Argentina ocupa un lugar marginal en muchos rubros: Arcelor Mittal tiene en Argentina Acindar, que es un pulpo pero para ese grupo es apenas un quiosco, el 0,4% de la producción mundial. Acá su renglón principal de producción es el alambrón, que se usa para la obra pública, que está parada, y para la construcción, que está golpeadísima. Entonces no es de asombrarse que la dejen a un lado un tiempo, incluso abandonarla en un futuro", imaginó.
"El gobierno está secando la plaza como nunca, o como pasó en la dictadura. No hay disponibilidad en el sistema financiero para colocar préstamos, el BCRA está absorbiendo todos los excedentes. No veo cómo el gobierno pueda levantar esto, no le veo tope", indicó Arelovich.
"A mí me cuesta ver una situación más light que las crisis anteriores, yo veo un default nuevo, como 2001. Vienen de dos años de caída y destrucción, distinto a cuando lo hizo Macri, que venía con un colchón de Cristina y Néstor. Había ahorro, estructura, pero ahora veo una crisis generalizada, caída de la actividad, del empleo, del salario. Devaluando tampoco resolverá como en el uno a uno. No vamos a tener una salida a la Néstor si hay otra devaluación, porque antes había 10 años previos de estabilidad cambiaria, hoy el escenario es otro", pronosticó Fiscella, analista financiero y docente en la UNR.
"Para mí –retoma Arelovich–, el principal problema que tiene la economía de Argentina hoy es la deuda. El Estado cambió su composición del gasto y ahora el mayor es el pago mensual de los intereses de la deuda. Hay una parte de la deuda sujeta a legislación local, y otra parte sujeta a legislación extranjera. Allí, una cosa es deberle a los mercados, que por su naturaleza son buitres y jugarán siempre a reventar los precios y alterar a corto plazo la cotización de los bonos como ya vimos. Y lo otro es deberle a organismos multilaterales de crédito como el FMI. Si mañana cambiase el gobierno al FMI no le pago, y me siento a negociar como mejor me convenga, cosa que no podría hacer con deuda en moneda extranjera. No es que no se pueda hacer nada, pero tiene que hacerse algo inteligente", explayó Arelovich.
Según un informe de MATE, en el primer semestre Argentina consumió 3.360 millones de dólares en pago de intereses de la deuda externa estatal, y USD 609 millones en los de deuda externa privada. El sector privado dolarizó excedentes por USD 11.350 millones y la inversión extranjera fue negativa por otros USD 1.525 millones. "La única forma de sostener el actual nivel de consumo de dólares del modelo económico vigente es con un crecimiento sostenido del endeudamiento externo. Sin ese componente, la pérdida de reservas y la devaluación serán inevitables", postula el dossier.
Fiscella distingue estas vísperas de probable devaluación a otros momentos como lo fue la salida de la convertibilidad. "Néstor pudo devaluar sin trasladar todo a inflación porque la población todavía venía de 10 años de no mover precios. Ahora el escenario es contrario y el gobierno no tiene más crédito. El principal error fue no haberle comprado dólares a $1100 al campo y acumular 10 mil o 15 mil millones (de dólares). Hoy no estaríamos hablando de esto. Pero se pisó la cola solo. Con el desarme de las LEFI se terminó de complicar y lo va a pagar caro", evaluó Fiscella. Las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) es el instrumento financiero que emitió el Tesoro para absorber liquidez del mercado y evitar emisión monetaria.
"Ahora llega a la elección con caída del producto, del salario real, y el 9 de enero tendrá que pagar USD 4.500 millones de bonos de deuda que había sacado Martín Guzmán, y tiene USD 1.700 millones. No sé de dónde va a conseguir –continuó Fiscella–, porque quién le va a prestar. Pedimos muchos dólares, no los generamos y nos comimos esos dólares. Al gobierno se le perdonaron un montón de cosas, que mienta y mienta, y ahora le está por caer la factura".
Arelovich explicó el ajuste como un traslado hacia abajo que recae en las provincias y, a su vez, en los municipios, en la recesión por derrumbe del consumo. "Los gobernadores se han adaptado al proceso de ajuste de Nación trasladandolo a sus propias cuentas. Santa Fe es un caso, dejó de recibir las transferencias que venía recibiendo del Estado nacional, pero la obra pública no la paró del todo. Entonces la pregunta es ¿de dónde sacó Pullaro la guita si en 2024 tuvo superávit fiscal y triplicó el del año anterior, y de Nación no mandan un mango? En primer lugar, trasladaron el problema hacia abajo y le pararon las transferencias corrientes a municipios y comunas. En segundo lugar, ajustaron en las dos partidas salariales principales: sus trabajadores activos y los jubilados y pensionados de la provincia".
Arelovich incluye en el análisis de coyuntura el retraso de los salarios como otra punta para avizorar el agravamiento. "El trabajador público que en 2023 con su sueldo compraba por 100 con su salario, hoy compra por 89, un 11% abajo", apuntó.
La misma postergación exhibe el salario privado, anclado un 8% abajo respecto del poder adquisitivo previo a la asunción de Milei. "Desde que comenzó la experiencia libertaria cada trabajador o trabajadora en blanco en el sector privado acumula una pérdida superior a 2,5 millones de pesos", precisó el documento del MATE. Para los jubilados provinciales, la caída es peor: 18%, según consignó Arelovich.
La perspectiva en el mundo laboral, según la mirada de este analista, es compleja. El mercado de 6,3 millones de personas registradas en el país casi no ha crecido en la última década, y asiste a transformaciones inéditas como el trabajo a distancia, el "autoempleo", la uberización. "Es cosa seria, todo esto muestra el límite de la creación de puestos de trabajo registrados tradicionales. Yo lo veo complicado, el mercado de trabajo cambió", advirtió.