El clima de dudas y escepticismo que sobrevuela la Argentina desde hace casi dos años, este domingo –y era hora– devino esperanzador gracias a la certeza y nueva comprobación de que este pueblo no se suicida así nomás.

Por más que metió la pata hasta el cuadril al encumbrar a una banda de místicos corruptos –y sin haber producido aún el gran cambio político, social y sobre todo moral que como jovenmagnífico ejemplo