“La canción social es inevitable”, resalta el cantautor chileno Manuel García, quien está celebrando el vigésimo aniversario de su primer disco solista, Pánico (2005), que acaba de regrabar en los estudios Ojalá de La Habana, con la participación del mismísimo Silvio Rodríguez. En el marco de una gira por Europa y Latinoamérica, García regresa a Buenos Aires para hacer un recorrido por todo su repertorio, y también versiones de referentes de la Nueva Canción Chilena, como Víctor Jara, Violeta Parra y Patricio Manns, y la trova cubana. “Hay muchas almas que amamos la Argentina, comenzando por el valor de su gente, siempre de diálogo franco, ingenioso y hasta metafísico”, dice antes de presentarse a guitarra y voz este viernes 12 de septiembre a las 21 en Auditorio de Belgrano (Virrey Loreto 2348).

A dos décadas de su publicación, Pánico es considerado uno de los discos de trova con mayor vigencia y popularidad en Chile. Por eso, el músico trasandino decidió volver a grabar nuevas versiones, con invitados como Silvio Rodríguez en “El viejo comunista” y la española Rozalén en “La pena vuela”. Grabado en La Habana y lanzado en abril de este año, Pánico (VMG) incluye además nuevas versiones acústicas de clásicos como “Tu ventana”, “Insecto de oro”, “Hablar de ti”, “El reino del tiempo” y “La danza de las libélulas”. “La emoción que muchas personas imprimieron en la historia de mis canciones las han hecho suyas. Así que las grabé esta vez tomándolas prestadas”, dice García. “Y sintiendo que muchas de las temáticas que el disco aborda aún están vigentes, aunque naturalmente el paisaje social las va resignificando y otorgándoles una perspectiva que inevitablemente es parte del devenir de la historia”

Pánico es un álbum de trova chilena”, define. “Un compilado de canciones que van desde el año 1989 al 2005; con influencias de La Nueva Canción Chilena, la trova cubana y otras músicas de Latinoamérica. Para mí representa un punto de inflexión de mi trabajo artístico que antes había estado ligado a proyectos de bandas, ensambles y grupos musicales”, explica. “Es mi primer trabajo solista, y da cuenta del cierre de una etapa que comenzó desde muy niño y en la adolescencia, cuando la guitarra se convirtió en el crisol para reflexionar y abrir conversaciones. Por eso, regrabarlo en Cuba era repasar el álbum tributando a sus raíces trovadoras, resguardado por las técnicas de esa alquimia poética y guitarrera que solo en un ‘laboratorio’ como estudios Ojalá se puede concebir”.

-La nueva versión de "El viejo comunista" cuenta con la colaboración de Silvio Rodríguez, ¿Qué significa el cubano para vos?

-Para mí, Silvio Rodríguez es un creador, poeta, guitarrista y mago, es decir, un trovador cubano. En él confluyen la palabra y la música como una revelación estética y filosófica pocas veces vista en el mundo. Además, tiene fuerza de incansable obrero trabajador y un corazón de oro como ser humano. Es generoso, solidario y dueño de un silencio sabio que habla sin palabras, más bien con hechos.

-Otra versión reciente es la de "La danza de las libélulas", con la estrella pop Mon Laferte. ¿Cómo se dio esa participación?

-Con Mon, después de conocernos en Ciudad de México, siempre cantábamos en las fiestas y encuentros en su casa, de forma espontánea, “La danza de las libélulas”. Un día decidimos compartir con el público ese trocito casero de nuestra amistad. Así grabamos un día en el que pudimos coincidir y echamos a volar la canción al mundo. Con los magníficos arreglos de Manu Jalil logramos un resultado que nos conmovió mucho. Y al parecer a muchas otras almas también.

-¿La trova y la canción social son necesarias en tiempos convulsionados?

-La canción social es inevitable. No depende de su lugar en el mercado de la música, sino que está ligada a la necesidad natural del ser humano por expresar sus reflexiones: preguntas y verdades, alegrías y penas. Esto ha sido así desde siempre. Es algo atávico por lo que siempre la canción social será parte del relato oral fundamental de todo pueblo. En el caso de la Argentina, la buena noticia, dentro de la crisis por la que hoy atraviesa, es que es dueña de un acervo enorme de hermosas canciones de todo estilo, que es un infranqueable refugio y arma de lucha y resistencia. Esa riqueza cancionera tan característica de la Argentina siempre será lo más profundo de las raíces, que desde lo profundo siempre serán fundacionales.

-¿Por qué creés que trazaste un vínculo tan fuerte con la Argentina?

-La Argentina es fundamental en mi vida, así como en la de muchos creadores. El mejor trigo que nos han compartido muy generosamente es su literatura, música, danza, cine, rituales y tradiciones. Hay muchas almas que amamos la Argentina, comenzando por el valor de su gente, siempre de diálogo franco, ingenioso y hasta metafísico. Podría hablar por horas de estas cosas, pero resumo en dar gracias por la inspiración de alto vuelo que vuestra tierra nos ha otorgado.

-¿Y qué representó para vos haber compartido ese disco con Pedro Aznar, Abrazo de hermanos (2019), y ganar un premio Gardel?

-Pedro Aznar para mí es un genio en toda su dimensión. Uno de los privilegios más grandes que un músico puede tener es verlo y sentirlo trabajar desde cerca. Pedro es un ser humano profundo y de una creatividad exquisita. Dueño de una delicadeza única, de un aura de monje cósmico capaz de reafirmar la realidad para bien con sus extraordinarios poderes artísticos y filosóficos. Así que ganarme un Gardel junto a ese ser humano y creador maravilloso que es Pedro me ha dejado sin palabras. Es inefable para mí expresar lo que me pasa cuando pienso en ese premio.

-¿Cómo ves la actualidad de la canción chilena?

-La canción chilena actual está muy enriquecida por elencos contemporáneos y también por la incorporación constante de nuestras raíces. Sigue habiendo un divorcio entre los medios de comunicación -en general- y el cada vez más creciente ambiente de desarrollo artístico por parte de la juventud. Aún falta mucho por parte de las instancias gubernamentales de cultura -presupuestos y planes de acción, por ejemplo-, pero en general se ha ido avanzando poco a poco. De lo que sí estoy seguro es que la creatividad está en un muy buen estado de salud en Chile, por lo que cada vez más sorprende la aparición de nuevos proyectos musicales de diversos estilos.