En un país donde la conversación sobre los derechos reproductivos y la criminalización del aborto ha ganado importancia, la película Belén retoma un caso real que refleja muchas de estas tensiones. Situada en Tucumán en el año 2014, la historia se centra en una joven que, tras llegar al hospital con fuertes dolores abdominales, despierta esposada debido a una acusación de aborto inducido.
El juicio que siguió resultó en una condena severa, pero también en una movilización masiva liderada por mujeres, cuya lucha culminó en la absolución de Belén. La cinta, dirigida y protagonizada por Dolores Fonzi, es un retrato fiel y directo de cómo el sistema judicial puede volverse en contra de los más vulnerables cuando imperan los prejuicios.
El equipo detrás de la película
Dolores Fonzi, conocida por su trabajo en el ámbito actoral, enfrentó un desafío significativo al asumir la dirección y el papel principal de Belén. El filme transforma la experiencia judicial de Belén en una obra que resuena profundamente con las tensiones actuales en materia de derechos humanos.
Belén es el segundo trabajo de Fonzi como directora, y es el resultado de la colaboración con Laura Paredes en la escritura del guion. Juntas logran combinar una narrativa sobria con una urgencia emocional, abordando temas como el estigma en el ámbito sanitario y el derecho a decidir. La directora confiesa que la construcción del personaje de Belén se enriqueció al integrarse a un "equipo comprometido" con la autenticidad del relato.
La resiliencia y la resistencia en la historia
El proceso judicial de Belén determinó su futuro durante dos largos años. Un sistema burocrático y reacio castigó lo que debería haber sido tratado con empatía. La historia de Belén revela la esencia del patriarcado judicial y la cultura de la cual deriva.
El recurso del anonimato, aunque simbólico, fue clave durante los momentos más críticos. Películas como Belén demuestran que las barreras de la injusticia pueden, y deben, romperse con solidaridad y esfuerzo colectivo. El estreno se erige como un mensaje de esperanza para quienes buscan en el cine una herramienta de cambio y reflexión.
La demanda colectiva
En el trasfondo de Belén se encuentra la abogada Soledad Deza, interpretada por Fonzi, quien ofrece su perspectiva legal y personal. Una fuerza femenina que inspira y que logró transformar un juicio fallido en una narrativa de sororidad, abriendo las puertas a una nueva absolución.
El trabajo detrás del guion, los encuentros con Deza y otras defensoras del caso, aportaron contextos indispensables y completos en un retrato comprometido con la realidad social. Este esfuerzo conjunto se materializó en una pieza cinematográfica que no solo denuncia un sistema defectuoso, sino que también enfrenta la adversidad con fortaleza y unidad.
Belén es un emblema de la representación veraz de las voces silenciadas y los derechos arrebatados. Su estreno busca sensibilizar y convocar al público a una reflexión profunda sobre la urgencia de reevaluar y reformar sistemas legales y sociales obsoletos. La cinta se convierte en un reflejo de lo que podría y debería cambiarse, sugiriendo que, más allá de las sombras de la injusticia, el cine puede ser un agente de claridad y movilización.
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