Desde Barcelona

UNO Todo año es --por definición e indefinición-- pynchoniano: porque, desde el principio, Thomas Pynchon está en todas partes y en ningún lugar y no deja de viajar a y parar en todas las estaciones. Pero el otoño de este 2025 va camino de ser el año y estación más pynchonera que se recuerde. Por un lado, el estreno de la hace tanto tiempo en la carpeta de Paul Thomas Anderson (lo más parecido que hemos sabido conseguir a Stanley Kubrick, piensa Rodríguez; y quien ya había abordado con talento al escritor en cuestión con su vertido al cine de la novela Puro vicio del 2009) de One Battle After Another a partir de la expansión/reescritura de un pasaje de la hippie-entrópica-conspiranoide Vineland. Novela de 1990 y con la que Pynchon regresó a las librerías y a sus lectores luego de diecisiete años desaparecido en acción. Y, ah, qué ganas que tiene Rodríguez de el próximo viernes ir home-video generation Boogie Nights, Magnolia, There Will Be Blood, Phantom Thread Melody Licorice Pizza.Pero, ah, además de todo esto --de ir a ver y a oír en la oscuridad de un cine algo de Pynchon que ya se leyó-- el próximo 7 de octubre el autor de V. y de La subasta del Lote 49 y de El arco iris de gravedad (donde se lee un "tú te escondes; ellos buscan") y de Mason & Dixon y de Contraluz y de Al límite (donde se lee que "la paranoia es como el ajo en la cocina: siempre puedes añadirle un poco más") y de los cuentos primerizos reunidos en Lento aprendizaje publicará novela nueva y número nueve. Y, seguro, rebosante de nombres raros y cancioncitas absurdas y que (por el ya promocionado texto de solapa que, se sabe, siempre escribe el propio Pynchon) parece ser la continuación natural y crono-temporal y con perfume pulp-noir de la monumental Contraluz. Y se titula Shadow Ticket.