Lautaro “Laucha” Ghiselli, jefe de la barra brava de Rosario Central, quedó finalmente detenido por el plazo máximo de ley (dos años), al considerar el juez provincial Fernando Sosa las evidencias que lo señalan como un hombre que responde a los intereses del prófugo Matías Gazzani, cabecilla de la banda Los Menores. La imputación de los fiscales Georgina Pairola y Luis Schiappa Pietra lo ubicó como “organizador” de una asociación ilícita que, entre otros negocios ilegales, llegó a copar el paravalanchas canaya tras el homicidio del histórico barra Andrés “Pillín” Bracamonte y de su ladero Andrés Attardo. Sobre Ghiselli, los fiscales dijeron: “Es una persona de confianza (…) que rinde cuentas y toma decisiones conjuntamente con miembros de la banda (entre ellos el prófugo Luis Palavecino) relacionadas con el funcionamiento de la barra brava del club.
Junto a Ghiselli estuvieron frente al juez otros nueve presuntos integrantes del grupo delictivo surgido en barrio 7 de Septiembre, entre ellos el sindicado homicida Ezequiel “Menor” Dilascio, de 20 años. El imputado número once, Cristian Emanuel S., no fue considerado parte del grupo criminal. Todos ellos también quedaron detenidos, señalados por cometer delitos de violencia altamente lesiva o bien venta de drogas. Estos son Alejandro “Gordo Ale” Leguizamón, Matías Guerra (ambos considerados organizadores). Y los supuestos miembros Dylan “Sarampa” Bartozzeti, Diego “Ceja” Aguirre, Kevin “Hueso” De Los Santos, Mirko “Yedro” Benítez, Lucas Medina y Germán Hermosín.
Según la Fiscalía, la asociación ilícita tenía como objetivo dominar de forma violenta distintos barrios de la ciudad para sostener negocios ilegales vinculados a la venta de drogas al menudeo. La audiencia imputativa se desarrolló entre el 1° y el 24 de septiembre de 2025 en el Centro de Justicia Penal de Rosario. Los fiscales Georgina Pairola, Juliana González y Luis Schiappa Pietra atribuyeron a los acusados el delito de asociación ilícita agravada por la participación de menores de edad.
El Ministerio Público Fiscal sostiene que el fin de la organización era dominar territorios de la ciudad para garantizar el funcionamiento de puntos de venta de estupefacientes, administrar las ganancias y sostener ese control mediante la violencia. Para ello, los acusados recurrieron a atentados contra rivales, extorsiones, utilización de viviendas como búnkers, circulación de armas y vehículos ilícitos, y el reclutamiento de menores de edad.
Los primeros pasos de la organización se dieron en el barrio 7 de Septiembre, desde donde expandieron su dominio hacia otras zonas como Stella Maris, La Bombacha y Emaús. También establecieron alianzas con referentes de otros barrios, entre ellos Santa Lucía, Godoy, Ludueña, Empalme Graneros y Parque Oeste.
Para los fiscales Alejandro Leguizamón fue el responsable de organizar atentados y manejar armas; continuó el control territorial en 7 de Septiembre tras la partida de Matías Gazzani a Buenos Aires.
Ezequiel Dilasio líder de la llamada “banda de los menores”, reclutaba jóvenes para la organización y coordinaba atentados violentos. Matías Gazzani regenteaba búnkers, distribuía drogas y se encargaba de la logística de armas y vehículos. Lautaro Ghiselli era el encargado de la barra canalla y administraba recursos de negocios lícitos e ilícitos en favor de la banda. Mirko Benitez ejecutaba atentados, manejaba armas y vehículos, y era utilizado para intimidaciones públicas.
En tanto Lucas Medina distribuía la droga en el barrio 7 de Septiembre y cobraba a vendedores de su zona. Kevin De Los Santos cumplía órdenes de los líderes en hechos violentos y uso de armas. Dylan Bartozetti era parte del brazo armado; fue detenido en 2023 por el homicidio de Ángel Acuña. Germán Hermosin reclutaba vendedores desde su domicilio y participaba en hechos violentos; fue arrestado en julio de 2025 por robo calificado y privación ilegítima de la libertad. Diego Aguirre ejecutaba atentados armados bajo órdenes de Gazani y Dilasio, y fue detenido en enero de 2025 por el homicidio de Ángel Acuña.
Según el periodista Rodrigo Miró, quien siguió la audiencia dentro de la sala, "el juez Sosa mencionó lo dicho por la defensa de Ghiselli, respecto a que la evidencia era un 'relato' con falta de rigurosidad. Peor el magistrado rechazó esos argumentos y sostuvo que para él, está claro el rol del barra de Central como organizador de la asociación ilícita". Sosa continuó reconociendo que "la defensa de Ghiselli expuso datos desincriminantes, pero que no alcanzan, y que se apalancó la investigación con datos aportados por delincuentes. Esto es cierto", dijo Sosa." Pero no fueron las únicas fuentes", según el juez. Cabe destacar que Fiscalía aportó un testimonio reservado para situar a Ghiselli en la barra de Central nombrado por Los Menores, mientras la defensa aportó veinte testimonios, uno de ellos empleado del club, que no fueron tenidos muy en cuenta.