El triple femicidio de Florencio Varela abrió una discusión en los medios de comunicación sobre por qué se trata de un delito por razones de género. Consultada al respecto, la Secretaria general nacional de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), Georgina Orellano, contextualizó el hecho y apuntó al entramado de discursos que desde el oficialismo y, en particular, a través del Ministerio de Justicia se fogonean en relación al feminismo y las discusiones sobre el género. 

"Para nosotras el concepto de femicidio y la categoría del derecho penal, en lo social, no significa solamente que tengamos que demostrar una relación sexoafectiva con el victimario, porque la mayoría de las personas piensa que el femicidio es cuando una pareja golpea. Nosotras hablamos de una estructura de poder", explicó Orellano en la 750

La discusión sobre la palabra femicidio

Luego de que aparecieran los cuerpos de las tres jóvenes, la discusión en los medios de comunicación rápidamente se centralizó en el trabajo sexual y el narcotráfico y comenzó una disputa mediática por el término femicidio, una operación similar a lo que se vivió en otros casos del pasado, como el de Melina Romero, de 17 años, a quien las noticias calificaron como "una fanática de los boliches que abandonó la secundaria", como publicó entonces el diario Clarín.

"Nos parece peligrosísimo cómo algunos medios abordaron desde el principio de la denuncia", señaló Orellano. "Nuevamente la construcción de las malas víctimas que no responden a ciertos imaginarios. Hay un grado muy grande de desconocimiento de la precariedad y de la ruptura social que hace que hoy por hoy muchas compañeras ejerzan el trabajo sexual y otros trabajos enmarcados dentro de la economía popular", agregó. 

El enfásis mediático en el trabajo sexual y la "pista narco" produce un efecto disciplinador para las mujeres que viven o trabajan en el espacio público desde la complejidad de la precariedad. "Parece que nosotras somos merecedoras de los que nos pasa por tomar decisiones que otras, seguramente con otras oportunidades, no tomaron. Se genera un escarnio social que es una forma de aleccionar, nos dan a entender que si somos putas nos va a pasar. Nuestros cuerpos están habilitados para ser descartados de la sociedad", continuó la secretaria general de AMMAR.

Only Fans y la precarización de la vida

La profundización de la crisis económica fortaleció el entramado del narcomenudeo. Según relató Orellano, desde AMMAR vienen advirtiendo que en los últimos años se incrementó el trabajo sexual mediado por estupefacientes en barrios porteños como Constitución, Flores, Floresta, Palermo, Villa Luro, Barracas y Pompeya. "Vemos a muchas compañeras que, atravesadas por la precariedad y la vulnerabilidad, porque el Estado se retiró totalmente de sus vidas, deciden sumergirse en la venta de estupefacientes", detalló la dirigenta sindical en Escuchá Página|12

Frente a ese panorama, muchas trabajadoras sexuales terminan involucradas en causas judiciales por las que, tarde o temprano, son sobreseídas al comprobarse que los envoltorios secuestrados en un operativo contenían sustancias como bayaspirina, ibuprofeno o bicarbonato de sodio. Es decir, el discurso antidrogas que, entre otros exponenetes de la política, agita la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, termina muchas veces en escenas de violencia institucional o policial. 

"Da cuenta de la vulnerabilidad de las compañeras dentro de lo que algunos nombran como la lucha contra las drogas y el narcotráfico. El derecho penal aplasta las vidas de personas que ya están muy abajo", subrayó Orellano. 

"Hay que poder reconocer que ese es el sujeto que habita nuestra sociedad y que tenemos que poder transitar esta ruptura reconociendo estas precariedades, abrazando a estas compañeras, no juzgando las vidas y generando un escarnio público inclusive contra sus familias, porque es muy fácil hablar de afuera", continuó.

En general, las trabajadoras llegan a AMMAR con denuncias por violencia policial o institucional, y a partir de ahí intentan generar un lazo comunitario. "Que no naturalicen las situaciones de violencia institucional, que les pongan nombre. La policía no te puede robar el dinero en un operativo, no te puede desnudar en el espacio público, por más que vendas estupefacientes. Hay una violación a los derechos humanos básica ahí, hay compañeras que piensan que es lo que les toca porque estuvieron haciendo algo que no deben", lamentó Orellano.

En particular en momentos como estos, en donde el Estado se retira por completo, no existen políticas públicas para aquellas mujeres que necesitan salir rápidamente de una situación de violencia de género. 

"No hay programa AcompañAR, más allá de que nosotras hemos criticado que existía en su momento en el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, porque exigíamos que fuera compatible con la Asignación Universal por Hijo (AUH) y después que se extendiera, que no fuera por seis meses y lo pudieras cobrar por única vez, porque en seis meses la compañera no va a lograr una estabilidad económica que le permita cierta autonomía", sostuvo la titular de AMMAR.

A la par de la profundización de la crisis, en internet crecen ofertas para obtener plata fácil, desde la glamourización de abrirse una cuenta en Only Fans y vender contenido erótico hasta el juego online y las apuestas deportivas. 

"Hay medios de comunicación que han dicho que darte de alta en Only Fans y vender tu contenido erótico es igual a la posibilidad de un ascenso social y poder acceder a cuestiones materiales", cuestionó Orellano. Y añadió: "Dinero rápido y rentable, pero nadie te dice ni las condiciones ni las consecuencias de entrar en un circuito de actividades ilegales".

Por el contrario, en la calle lo que se observa mayoritariamente son mujeres ya retiradas del trabajo sexual que habían logrado sostenerse y conseguido jubilaciones a partir de las moratorias para amas de casa o trabajadoras de casas particulares y que hoy volvieron a trabajar en el espacio público. 

"Ahí hay una conflictividad permanente, con la policía, con los vecinos, entre ellas, porque si no hay trabajo y hay un montón de trabajadoras en la zona vuelven a surgir conflictividades por zonas, por horarios y por antigüedad", concluyó.