Juanjo Domínguez, hijo’e tanguero, no puede parar. Fue hace tres años cuando anunció la publicación de una ecléctica trilogía de discos, que acaba de cerrar con un broche de oro: una brochette de The Beatles a la guitarra. “Creo que ellos marcaron una época en las décadas del sesenta y del setenta, porque revolucionaron al mundo con sus temas… por eso hice este disco”, sentencia él, antes de mostrar el resultado mañana desde las 21 en Clásica y Moderna (Callao 892). “Para los que hacemos músicas populares latinoamericanas, ellos significan un desafío. Es más, diría que un gran desafío porque, más allá de lo regional, los músicos tenemos que identificarnos con toda clase de estéticas”, (re)configura este notable guitarrista argentino que justifica el tributo, además, porque aquella banda rompió los límites de su época para llegar a algo que era “único y original”, y porque “fueron la influencia de los músicos de rock de esas épocas”. “Los Beatles lograron, en solo diez años de carrera, ser el grupo más escuchado de estas ultimas cinco décadas. Por eso, mis ganas de hacer sus temas y de rescatar sus melodías con el sonido criollo de mi guitarra”, cuenta Juanjo sobre la placa que completó la trilogía, cuyo comienzo fue Chabuca Granda en versión Juanjo, y su continuación, Alfredo Zitarrosa. 

“Lo que hice en el caso de The Beatles fue primero tratar de escuchar todo el material, y luego seleccionar los temas que más se adaptaran a la guitarra criolla… esos son los que quedaron en el disco”, explica el hombre nacido en Junín hace sesenta y cinco años. El método selectivo dio positivo en “Let it be”, “Yesterday” y “Hey Jude”, entre otras gemas. Zonzo para elegir, el hombre. “A mi entender son los temas que, por su melodía, resultan mas adaptables a la guitarra, y además marcaron una época impresionante. No me quiero olvidar de ‘Blackbird’, que tiene un vuelo alucinante. No eran ningunos tontos los tipos para hacer esos temas, y para marcar un momento como lo marcaron. Hice ese disco con todo respeto y con toda admiración, por supuesto. De otra manera, al menos para mí, hubiese sido imposible”, se manifiesta el inefable Juanjo que, además de editar veinticinco discos como solista, ha puesto sus versátiles cuerdas al servicio del Polaco Goyeneche, Rubén Juárez, Luis Salinas, Alberto Podestá, Horacio Guarany, Andrés Calamaro, y Raúl Barboza, entre muchísimos otros. “Berlioz solía decir que la guitarra es una orquesta en miniatura, es por eso que traté de llevar todos los instrumentos de la versión original de cada tema a una guitarra, simplemente”, vuelve a cargar Juanjo, acerca del manejo instrumental –y austero– que hizo sobre sus últimos tributados. 

–¿Habrá más?

–Por supuesto. Tengo en mente otros personajes que creo que han marcado ser referentes en la música, pero vamos a ir llevándolos de a poco, pues todavía tengo cuatro o cinco grabaciones que las vamos a ir sacando de a poco con mi manager y productor, Nicolás Montenegro, a través de nuestro sello Junín Music.  

Aunque no revele nombres (uno de ellos podría ser Horacio Guarany), está claro que la marcha de Juanjo no se detendrá en los cuatro de Liverpool. Marcha que arrancó con un sentidísimo homenaje a Chabuca Granda definido por el intérprete como un “bálsamo espiritual”, que incluyó diez temazos, desde los más difundidos –”Fina estampa”, “La flor de la canela” y “José Antonio”– hasta lados B, también inolvidables - Pobre voz”, “Coplas a Fray Martín” y “Ese arar en el mar”, entre otras– todos pasados a lenguaje instrumental, claro. La saga siguió con un réquiem para Zitarrosa (difícil de abordar con la guitarra, según Juanjo) que mechó clásicos como “Doña Soledad”, “Milonga por él”, de Carlos ‘Caito’ Díaz, y “P’al que se va” con piezas menos conocidas, como “Truco va” y “La coyunta”, hasta completar doce versiones. Tal vez esté de más –o no– refrescar que los tributos que vinieron, tanto como los que vendrán, han trascendido y trascenderán mancomunados bajo un mismo fin: llegar al corazón de cada quien. De los que fueron, y los que vendrán. “Los tributos tienen que ser para ellos”, concluye Juanjo, el guitarrista de los mil estilos, cuyas cuerdas –que se tensan en el pasado– siempre parecen estar en modo futuro.