El Ministerio de Seguridad de la Nación informó durante la noche del viernes que hubo un quinto detenido en la causa por los femicidios de Morena Verdi, Brenda Loreley Del Castillo y Lara Morena Gutiérrez. Se trata de Lázaro Víctor Sotacuro, que estaba prófugo y fue atrapado en Villazón, Bolivia, en la frontera con Argentina. Horas antes, Interpol emitió un pedido de captura internacional contra Matías Ozorio, apuntado como mano derecha de Pequeño J, el líder del grupo narcotraficante que organizó y perpetró los femicidios de Morena Verdi, Brenda Loreley Del Castillo y Lara Morena Gutiérrez. Este viernes Morena, Brenda y Lara recibieron el último adiós de sus seres queridos, que enfatizaron el pedido de justicia. El sábado se hará una marcha convocada por el colectivo de mujeres Ni Una Menos con esa misma consigna.
Página/12 conversó con vecinos de los barrios 21-24, 1-11-14 y Zavaleta –CABA– sobre la dinámica con la que opera este grupo narco dirigido por Pequeño J, apodo que circula desde hace al menos dos años por esa zona. Según contaron, es sobrino de “Marcos” Estrada González –narcotraficante que controló la venta de drogas en esos barrios durante más de 20 años– y el grupo criminal creció en los últimos años por la creciente precariedad y la retirada del Estado en funciones básicas.
¿Quién es Pequeño J?
Pequeño J es un personaje conocido en los barrios 21-24 y 1-11-14. El nombre circula menos por Zavaleta, pero tiene una casa ahí hace un tiempo y también en Barracas. “En la 1-11-14 todos saben quién es, e incluso hasta hace poco se lo veía en las calles”, aseguró un vecino del barrio. Todos saben, además, que es sobrino de “Marcos” Estrada González, que fue condenado a 24 años de cárcel y deportado en 2022 a Perú, su país de origen.
Con la caída de Marcos, se inició una disputa por el control de la droga en esos barrios. Durante un tiempo, “Dumbo” Martínez Maylli –sobrino de Marcos– protagonizó la escena narco, aunque con menor presencia y despliegue territorial que su tío. Vecinos de la 1-11-14 estiman que el apodo de Pequeño J empezó a resonar en las calles hace unos tres años: se rumoreaba que quería recuperar el manejo de la droga que alguna vez tuvo Marcos. Los vecinos lo describen como una persona “extremadamente violenta”, que echó familias de los barrios y secuestró hijos e hijas de otros narcos para asentarse en el territorio. Sin embargo, su nivel de exposición en la 1-11-14 lo llevó a mudarse a Zavaleta. Una de las casas allanadas en ese barrio durante la noche del miércoles fue la suya. Fuentes judiciales relataron que había dejado una trampa: el que prendiera la luz iba a recibir una descarga eléctrica.
A Matías Ozorio –sobre quien pesa la orden de captura de Interpol– lo señalaron como la mano derecha de Pequeño J. Vecinos de la 1-11-14 afirman que el rumor que circula es que él fue quien organizó el triple femicidio de Morena, Brenda y Lara. Según esta versión, una de las jóvenes le robó a Ozorio –cocaína y/o plata– y como represalia, planificó una venganza en connivencia con Pequeño J. Fue así que hizo llamar a las jóvenes para invitarlas a una fiesta privada, las pasaron a buscar en una camioneta Chevrolet Trucker por la rotonda de La Tablada -La Matanza-, las llevaron a una casa en Florencio Varela y las torturaron y asesinaron. Según detalló la secretaria de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, el quinto detenido es el dueño de un Volkswagen Fox que hizo de apoyo a la camioneta en la que trasladaron a las víctimas desde La Matanza hacia Florencio Varela.
La causa del video del horror
La transmisión del video en vivo para un grupo cerrado, según esta versión, tenía el fin de mostrarle a sus jefes –Pequeño J, por caso– que quién habría sido robado por una de las chicas, se había encargado de castigar a quienes le hicieron eso. En este caso, porque lo que le robaron –ya sea droga o plata–, Ozorio lo tenía “en comisión” y no era suyo, sino de su jefe. La hipótesis con la que trabaja el ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires es otra: el ministro Javier Alonso sostuvo en distintas entrevistas que el video había sido transmitido para disciplinar a otros miembros del grupo criminal. Además, especulan con que Pequeño J fue quien sufrió el robo. En rigor, aunque le robaran a Ozorio, le estaban robando al líder de la banda.
Otro de los contrapuntos que plantean los vecinos en relación a la hipótesis oficial, es que no se trata de una organización criminal del tipo cártel internacional, sino que es una banda precaria, pero que en los últimos años creció por la cantidad de “soldados” que se sumaron a sus filas: pibes jóvenes que por la agudización de la crisis, el retiro de instituciones estatales en los barrios y el estrangulamiento económico de las organizaciones sociales, no encontraron otra salida que vender droga en los barrios.
Consultado por Página/12, el dirigente barrial Alejandro “Pitu” Salvatierra contó que “los narcos empezaron financiando comedores, después bancando los negocios de vecinos que estaban en la quiebra e incluso con préstamos sin intereses”. Sobre los lugares que abandona el Estado y a los que no llegan las organizaciones sociales, avanzan los tentáculos del narcotráfico. “Una bandita que tenía diez miembros, hoy tiene 50”, ilustró. Salvatierra “Si no le damos una salida a estos pibes, la situación va ser cada vez peor”, advirtió.
En la misma línea se manifestó una referente barrial de Zavaleta, que nació y vivió toda su vida allí pero prefirió que no se publicara su nombre. Dijo a este diario que Pequeño J no es conocido en Zavaleta, aunque coincidió en esta descripción sobre el aumento del narcotráfico: “no hay grandes bandas organizadas, pero sí cada vez más pibes que son cooptados”. “Veo el narcomenudeo más a flor de piel. En la pandemia empezó a crecer y en estos últimos dos años empeoró todavía más. Está muy naturalizado en el barrio”, explicó. “Perdieron presencia los comedores, los clubes de barrio, las organizaciones sociales. Incluso la iglesia. Muchos jóvenes terminan el primario y empiezan a trabajar con los narcos. Son presa fácil: es la única salida que encuentran”, contó. “Si no hay políticas públicas y oportunidades para estos pibes, el narcotráfico en los barrios va a seguir creciendo”, concluyó.
El entierro
Este viernes Morena, Brenda y Lara recibieron el último adiós. En el caso de Mora y Brenda, sus familiares, amigos y amigas las despidieron en el cementerio Las Praderas del partido bonaerense de Esteban Echeverría. Y Lara fue velada en el cementerio Campo Santo de González Catán. Por la tarde, los familiares de las tres fueron recibidos por los fiscales Adrián Arribas, Claudio Fornaro y Diego Rulli, miembros de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Especializada en Homicidios Dolosos y Averiguación de Causales de Muerte Departamental --a quienes se sumó una cuarta fiscal, Lorena Pecorelli--, junto a personal del Centro de Asistencia a la Víctima del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, de Asistencia a la Víctima del Ministerio de Justicia y del Ministerio de Seguridad de la misma jurisdicción. “En el marco de dicha reunión se escuchó a los familiares, se evacuaron las inquietudes planteadas y el Fiscal adelantó los lineamientos de la causa”, informaron miembros de la fiscalía.