La entrega de premios del Concurso Nacional de Ideas del “Borde Ribereño del Parque de la Cabecera”, celebrada la semana pasada, incentivó a la presentación de proyectos de arquitectos de todo el país, a partir de la convocatoria organizada por el Gobierno y el Colegio de Arquitectos y Urbanismo (Caupsf), junto al auspicio de la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (Fadea). Fueron 62 los trabajos presentados para el diseño del Nuevo Complejo Cultural, con auditorio al aire libre y espacios públicos, en el marco de un concurso que, vale aclarar, no es vinculante, pero tendrá en cuenta los resultados obtenidos; en un proyecto que se inscribe en el marco del plan de urbanización del área ubicada entre Rosario y Granadero Baigorria, en la cabecera del puente Rosario-Victoria.
El certamen otorgó un primer premio de 32 millones de pesos, un segundo de 8 millones, un tercero de 4 millones, y tres menciones de 1 millón cada una. El primer premio fue para “Cristo de las Redes”, del equipo integrado por Ana Babaya, Juan Manuel Pachué, Marco Zampieri, Matías Salomón y Alejandro Puente; y el segundo correspondió a “Urquilagos”, de los arquitectos Gabriel Stivala y Martina Borsani. En tanto, el tercer premio fue para “Forum Rosario”, del equipo de Federico Azubel, Ignacio Trabucchi y Walter Viggiani.
En diálogo con Rosario/12, Ana Babaya, integrante del equipo ganador, comentó sobre el proyecto: “Somos básicamente dos grupos de trabajo, por un lado mi estudio, que conformo junto a Alejandro Puente; y por otro, la Cooperativa Archivo, grupo de arquitectos que conforman Juan Manuel Pachué, Marco Zampieri y Matías Salomón. En general, nos encontramos para concursos de estas características, solemos reunirnos, y con la Cooperativa ya nos conocíamos de actividades y muestras anteriores; es decir, tenemos intereses en común, compartimos visiones sobre la arquitectura pública y privada, y sobre la forma de entender el lugar y nuestro territorio”.
-¿Cuáles son las características del proyecto ? Entiendo que debía haber una relación entre la arquitectura, el lugar y su funcionalidad.
-Lo que buscamos con este proyecto, que tiene escala metropolitana, fue poder entender el lugar, las características del paisaje, y de la ribera de Rosario. Hicimos una analogía con las infraestructuras portuarias, que son parte del paisaje, así como con el paisaje natural que existe. Lo que hacemos es volver al ecosistema autóctono, también para que de alguna manera funcione como fuelle o borde entre este equipamiento, que es metropolitano, el resto del barrio, y el futuro que tiene también como locación residencial, con edificios en altura. El edificio está elevado sobre el parque, y es importante para nosotros que el parque atraviese al edificio, para que peatonalmente, la continuidad del parque tenga lugar y uno pueda recorrerlo; en un momento estás afuera, pero después pasás por adentro del edificio. Sobre el barrio Remanso Valerio está el equipamiento del Náutico, que está en la cota baja, con la intención de activar esa zona también. Es un edificio de dimensiones importantes, pero con el propósito de que el barrio se mantenga y no pierda su intimidad; la esencia del proyecto es la de ser un edificio que funcionalmente sea muy flexible. El parque tiene un diseño de forestación que hace que haya espacios de sombras, y que la barranca se fortalezca con una plantación de vegetación. Es un parque que contiene a su vez un centro cultural, con un auditorio, una escuela de música, espacios para restaurantes y exposiciones.
-¿Cómo se organizaron para el trabajo? Imagino que no debió ser fácil llegar a la puesta de acuerdo sobre qué hacer y cómo.
-Apenas abrió la convocatoria comenzamos con reuniones muy seguidas, fueron muchas conversaciones, donde hablamos de los conceptos del proyecto, y pasamos por varios esquemas hasta llegar al resultado; no nos juntamos para dividirnos el trabajo, sino para potenciarnos entre nosotros. Obviamente, hay cuestiones operativas que se reparten, pero lo importante es el debate que se genera. Entendemos que la modalidad de los concursos es la forma de hacer arquitectura en espacios públicos, y que deberían ser concursos vinculantes; estamos muy contentos con haber ganado, pero ojalá el proyecto se realice y con un buen criterio. Todos los concursos sirven para abrir el debate sobre la arquitectura que necesita la provincia y la región. La entrega de premios, además, estuvo muy bien, porque nos encontramos con los demás participantes y pudimos debatir sobre los procesos de trabajo.
-“Cristo de las redes” remite a la canción “Oración del remanso”, de Jorge Fandermole; ¿es así?
-El nombre tiene que ver con el lugar y también con la canción, que habla de los vínculos con la cultura, el río y los pescadores. Es una canción hermosa, que nos acompañó prácticamente todos los días durante el desarrollo del proyecto; esa canción transmite la atmósfera del lugar y nos representa a todos. La tomamos por eso y también por el respeto que le tenemos a Fander.
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