Para comienzos de la década del 1950 el peronismo era, sin dudas, un movimiento popular en franco crecimiento. El primer mandato de Perón, entre junio de 1946 y junio de 1952, llegaba a su fin y prometía nuevos aires en su intento de reelección, en gran medida, de la mano de su esposa Eva Perón y del proyecto de impulsar nuevamente el sector económico-industrial.
Es en este marco se impulsa el segundo plan quinquenal, que apuntaba a consolidar la independencia económica, asegurar la justicia social y mantener la soberanía política a través de la reactivación económica mediante la inversión extranjera, el impulso a la industria pesada y la modernización del sector agropecuario.
Este amplio movimiento político de masas fue permeando, con mayor o menor velocidad según las latitudes, en todo el país, generando fórmulas políticas adherentes al creciente partido político.
Contexto salteño
Salta no estuvo al margen de todo ese proceso y a través de diferentes signos, rastros y simbologías dispersas en distintos espacios sociales de la provincia, se puede analizar el fenómeno del peronismo.
Hacia 1946 Salta tuvo su primer gobernador impulsado por el peronismo. Lucio Cornejo Linares y Roberto San Millán fue la fórmula ganadora que logró una amplia victoria en las elecciones del 24 de febrero de 1946, en consonancia con la victoria electoral a nivel nacional de Juan Domingo Perón.
Si bien Cornejo Linares no finalizó su mandato por diversas cuestiones internas, la dirección dentro del peronismo salteño continuó con Oscar Costas, que fue gobernador entre 1950 y 1951, quien renuncia a su cargo en febrero y será sucedido por su vice, el icónico Carlos Xamena, quien se mantuvo en el cargo hasta el mediados de 1952. Ya enmarcados dentro de la segunda reelección de Perón, será Ricardo Joaquín Durand quien gobernará la provincia entre 1952 y 1955.
Para dar mayor contexto local a este periodo, es interesante retomar los escritos de la antropóloga Luciana Dimarco, quien en su tesis doctoral estudia las reconfiguraciones de poder en Salta a mediados del Siglo XX, y resalta un hecho de particular significancia: la expropiación del inmueble y los bienes del exclusivo Club 20 de Febrero, hecho que se da en 1950, para luego inhabilitar su personería jurídica en 1952.
Dice Dimarco: “El hecho de que en 1950 el gobierno 'peronista' salteño expropiara esta sede, para instalar la casa de gobierno, sugiere que no se trató de una expropiación más, al ser un inmueble de características peculiares para la sociedad de Salta, de gran valor simbólico y material. Entendemos a este edificio como símbolo e insignia de la elite salteña, que no representaba otra cosa que el poder mismo -del grupo que lo imaginó, lo construyó, e hizo de él su morada-, expresando arquitectónicamente que se erigía como el 'centro' de la sociedad, exhibiendo y cristalizando jerarquías y diferencias sociales de forma material”.
“El 4 de agosto de 1950, durante el gobierno de Oscar Costas", continúa Dimarco "el Poder Ejecutivo provincial decretó la expropiación del edificio del Club 20 de Febrero (...) para instalar el palacio de gobierno, argumentando la necesidad de contar con un local adecuado para la centralización de los servicios provinciales. Sostenía que dicho inmueble no cumplía una 'verdadera función social', pero que sí llenaba las condiciones para ser sede del gobierno provincial –ubicación, confort y amplitud-. Se invocaba el 'concepto de función social que condiciona la propiedad', en tanto esta medida 'permitiría incorporar a la vida activa y útil ‘de la sociedad salteña este edificio’”.
Además, resalta la antropologa, “el decreto expresaba que esta expropiación era una “medida de contenido social y justicialista”, cuyo propósito era ‘servir al pueblo salteño’, porque significaba ‘(...) la desaparición de privilegios dando verdadero contenido en esta provincia al concepto de justicia (...)’”.
La esquina Perón Perón
En este contexto de pujas y resignificaciones, el 23 de julio de 1952 se dará un hecho de gran trascendencia para la historia salteña: se designará por Ley Nº 2736 el cambio de nombre a las calles Caseros y Alberdi por el de Eva Perón y General Perón, respectivamente.
La ley, publicada en el Boletín Oficial Nº 4246 del 7 de agosto de 1952, y firmada por el gobernador Ricardo Joaquín Durand, dirá textualmente en sus dos primeros articulados:
Artículo 1º.- Desígnase con los nombres de “Eva Perón” y “General Perón” respectivamente, a las calles Caseros y Alberdi de la ciudad de Salta.
Art. 2º.- Facúltase a la Municipalidad de Salta a designar con los nombres de Caseros y Alberdi a otras dos calles de la ciudad capital manteniendo el nombre de Juan perón y Eva Perón a las dos avenidas ya existentes.
Esta esquina, icónica de la capital salteña, ubicada en uno de los vértices de la plaza 9 de Julio, principal de la ciudad de Salta, pasará a llamarse desde agosto del año 1952, Eva Perón y General Perón, intersección representativa de una época si las hay.
Pero estos dos no fueron los únicos casos de la liturgia peronista incorporada a la traza urbana de la ciudad de Salta, como tampoco fueron los únicos dentro de la provincia de Salta.
Un poco más atrás en el tiempo, se encuentra que la primera muestra, rastro, de bautismo peronista en Salta sucedió en el pequeño pueblo de Dequech, ubicado en el norte de la provincia, en la zona sur de la ciudad de Tartagal, hoy barrio Villa Saavedra.
Este territorio fue primero renombrado como 4 de Junio, en relación a una doble fecha vinculada a la liturgia del justicialismo: por un lado el día que asume Perón su primera presidencia, en 1946, y por otro, el 4 de junio de 1943, cuando ocurre la denominada Revolución de los Coroneles, movimiento impulsado por Grupo de Oficiales Unidos (GOU), del cual participará Perón y sería el puntapié para su inicio político.
Este misma localidad de Dequech, luego de bautizado como 4 de Junio, un tiempo más adelante será renombrado como Villa Juan Domingo Perón, reforzando aún más el sentido peronista del espacio.
En otros lugares de la provincia también se dieron otros procesos similares, por ejemplo: el pueblo de El Bordo fue renombrado 17 de Octubre, municipio que luego recuperó su nombre original, y Eva Perón fue nombrado el sureño departamento de La Viña.
En tanto, en la capital de la provincia se dieron otros cambios de nombres vinculados al peronismo: a una plazoleta se la llamó Cabo Miguel A. Fariña, en conmemoración al tanquista adherente al peronismo que recibió un tiro en la espalda al negarse a rendirse durante el fallido intento de golpe de Estado de 1951.
También en la capital provincial Villa Chartas, ubicada en el oeste, fue rebautizada como 22 de Agosto, día en que se promulgaría la fórmula Perón-Perón para las elecciones en las que el surgente movimiento buscaría el segundo mandato. Ese día, en 1951, Eva Perón participó del multitudinario acto en la Avenida 9 de Julio, donde el pueblo trabajador le pedirá que acepte acompañar a Juan Domingo Perón como candidata a vicepresidenta.
En aquel icónico acto, y luego de varios discursos, Evita renunciará públicamente a la candidatura. Desde entonces, el 22 de agosto quedó instalado en la liturgia peronista como una jornada de memoria y reafirmación de lealtad al movimiento, vinculada a la figura de Eva Perón.
Bombardeos, proscripciones y derogaciones
Hacia 1955, después de fallidos golpes de estado, el incremento de la tensión social era evidente. La sociedad comenzaba a polarizarse casi por completo entre peronismo y anti-peronismo, siendo uno de los motivos que terminaría por desencadenar los bombardeos sobre la plaza de mayo el 16 de junio de 1955. En aquel impune acto contra la población civil fallecieron más de 300 personas, entre ellas 4 salteños.
El bombardeo será la cabal muestra de un creciente clima social de fractura que terminará decantando el 16 de septiembre de 1955 cuando facciones de las Fuerzas Armadas lanzaron una serie de acciones en distintos puntos del país con el objetivo de derrocar al gobierno de Juan Domingo Perón, logrando su cometido.
Depuesto el presidente comienza la tarea de “desperonizar” el país, la cual implicaba no sólo prohibir al peronismo la participación en elecciones, sino también derogar la Constitución Nacional de 1949, castigar a quienes tuvieran imágenes que refieran al partido político derrocado, así como también intervenir y borrar marcas sociales que pudieran hacer referencia al peronismo.
En Salta también se llevará a cabo este proceso de “desperonización”. El día 16 de noviembre de 1955 se dictará el Decreto/Ley N° 5047, el cual dirá taxativamente:
Artículo 1º.- Deróganse las leyes 1054 y sus modificatorias 1464; 1099; 1444; 1458; 1486 y 1500, que designan respectivamente, con los nombres de: 4 de Junio y luego Villa Juan Domingo Perón al pueblo de Dequech; 17 de Octubre al pueblo de El Bordo, Campo Santo; Cabo Miguel A. Fariña a plazoleta de ciudad de Salta; General Perón y Eva Perón a las calles Alberdi y Caseros de la ciudad Capital; Eva Perón al departamento de La Viña; y 22 de Agosto a Villa Chartas de la Ciudad de Salta
Art. 2º.- Restitúyanse los primitivos nombres a los pueblos, calles y plazas cuyas denominaciones fueron modificadas por las leyes que se derogan por el artículo anterior.
Resulta llamativo que esta normativa salteña se haya dado incluso días antes de la tristemente célebre proscripción al Partido Peronista, firmada en primer término por Pedro Eugenio Aramburu.
Dicha proscripción se dará por Ley 3.855 el día 24 de noviembre de 1955, la cual dirá en sus dos primeros artículos, luego de una larga introducción:
Artículo 1°- Declarar disueltos los Partidos Peronistas Masculino y Femenino en todo el territorio de la República.
Art. 2°- Ordenar se haga cargo de sus bienes, provisionalmente, el Ministerio del Interior en el orden nacional y las Intervenciones Federales en el orden provincial, hasta tanto se resuelva en definitiva sobre su situación y destino.
Con este último decreto nacional finalizaba una página grande de la historia argentina. Sin embargo, el pueblo adherente al peronismo no claudicará en sus manifestaciones y métodos de organización.
En muchos casos, no son pocos los que evalúan que esta proscripción y el posterior exilio del líder político, generó una resistencia y organización aún más férrea, que con los años retornará con mas fuerza e, inclusive, sumando nuevas generaciones que no habían vivido en carne propia aquel momento histórico.
Aunque muchos de los nombres depuestos en la señalización de la traza urbana no volverán a restituirse, pero, sin embargo, se erigirán otros nuevos en diferentes espacios sociales y de significancia para el pueblo peronista.
Y ocurrió también, y quedó en la memoria, que, durante poco más de tres años, una de las intersecciones más céntricas de la capital salteña mostraba en sus carteles de señalética: Perón y Perón.
![function body_3(chk,ctx){return chk.f(ctx.getPath(false, ["author","title"]),ctx,"h");}](https://images.pagina12.com.ar/styles/width470/public/media/users/4484/facundo-20sinatra-20soukoyan.png?itok=TPChUrAl)










