Los dos jugadores más grandes de la historia del fútbol argentino, Diego Maradona y Lionel Messi, tuvieron su rampa de lanzamiento internacional en los campeonatos Mundiales Sub 20. Diego en aquella inolvidable Copa de Japón que mantuvo al país despierto y emocionado en las madrugadas de septiembre de 1979. Lionel en aquel torneo de Holanda de 2005 que empezó como suplente y terminó como la gran estrella. Todo lo demás, llegó a partir de allí. Pero eran otros tiempos, menos urgentes y acelerados. Ahora, eso ya no es posible.
A la edad en la que Maradona y Messi eran dos cuerpos cargados de futuro, los juveniles de hoy en día ya son figuras en presente rabioso. No necesitan presentarse en el Mundial porque, a los 17 o 18 años, son titulares en sus equipos (en algunos casos con más de cien partidos en primera división) y en sus selecciones nacionales. Franco Mastantuono y Dean Huijsen (Real Madrid), Lamine Yamal y Pau Cubarsi (Barcelona), Estevao (Chelsea), Desiree Doué, Zenny Mayulu y Warren Zaire-Emery (París Saint Germain) y Vitor Roque (Palmeiras) podrían estar corriendo ahora las canchas de Chile donde se está disputando el actual Mundial Sub 20. Pero no lo están: ninguno ha sido cedido por sus clubes y ninguno tampoco ha demostrado demasiado interés en participar. Por lo que, si no están los mejores, la verdadera atracción de la competencia está afectada.
Cuando se lo empezó a disputar en 1977, el objetivo fundacional del Mundial Sub 20 era anticiparle al mundo del fútbol, los grandes cracks por venir. Pero casi cuatro décadas más tarde, esa meta se ha desvirtuado y la dinamica del negocio ya ha dictado que esas promesas adolescentes sean figuras mucho antes de pasar por allí. Por lo que ya no tiene mucho sentido sostener este esquema. Argentina ha podido armar un equipo decoroso más allá de las ausencias de Mastantuono, Claudio Echeverri y Aaron Anselmino. Pero otros países como Francia y España han ido con planteles muy debilitados como consecuencia de la cerrada negativa de los clubes poderosos a ceder sus jugadores.
Una respuesta posible de la FIFA sería eliminar directamente este torneo y potenciar al Mundial Sub 17 que tendría más posibilidades de contener a las inminentes promesas de la pelota. A los equipos europeos podría interesarles esa vidriera. Seguir así implicaría extender lo que está pasando en Chile donde buena parte de los seleccionados están integrados por jugadores que se desempeñan en equipos menores, filiales o incluso ligas regionales.
Argentina tiene buenas chances de alzar una copa que ya levantó en seis ocasiones (1979, 1995-97, 2001 y 2005/07) y forma parte de lo mejor de su historia. Pero aquel torneo que hizo grandes a Maradona y a Messi y tambien impulsó a Riquelme, Aimar, Saviola, Maxi Rodríguez, Agüero y Di María ya no es lo que era. El Mundial Sub 20 debería reformularse si se pretende que vuelva a ser lo que alguna vez fue: la incubadora de los futuros cracks del futbol mundial.