Los discursos de odio no son un fenómeno nuevo, pero en los últimos años se han convertido en un instrumento central del poder político, mediático y económico. Lo que antes aparecía como un exceso verbal, hoy se traduce en políticas concretas de exclusión, persecución y desmantelamiento del Estado social.

En la Argentina actual, el gobierno de Javier Milei no sólo promueve una agenda económica de ajuste y privatización, sino que impulsa un clima de intolerancia que busca deslegitimar toda forma de organización popular. La comunidad organizada, llámese universidades públicas, movimientos sociales o sindicatos, son convertidos en enemigos.

En este escenario, el sentido mismo de la democracia se vuelve una disputa abierta. La justicia social, despojada de su centralidad histórica, enfrenta el avance de un lenguaje que naturaliza la violencia y el desprecio por lo común. Recuperar una convivencia basada en la dignidad y el respeto requiere reconstruir, desde abajo, las herramientas políticas y culturales capaces de sostener un horizonte compartido.

Con el objetivo de abrir ese debate, la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) organizó el conversatorio “Discursos de odio y democracia en disputa”, con la participación de Nicolás Trotta, candidato a diputado nacional por Fuerza Patria, y la moderación de Federico Pita, presidente de la organización. El encuentro se realizó el lunes 13 de octubre en Espacio Malcolm, y reunió a activistas, académicos y referentes sociales en torno a una reflexión urgente sobre el avance del odio y los desafíos de la democracia.

En su alocución Trotta afirmó que la ley 23.592 sobre actos discriminatorios “Debe actualizarse para vincularla a los nuevos contextos. Por otro lado, hay un límite a la libertad de expresión que es la deshumanización de las personas. Eso debe tener un marco de penalización. Como se ha hecho en otros países como con la Shoá, por ejemplo”.

También se refirió a la actualidad del gobierno y la necesidad de empezar a pensar en la carga de la deuda como un factor clave de cara a la era post Milei: “Tanto Macri como Milei ahora han obtenido deuda por un monto que excede lo que el Fondo Monetario Internacional debería prestarle a un país como Argentina. Por eso si no logramos una quita importante, como en su momento logró Nestor Kirchner, vamos a estar en problemas. Para reponernos a esto vamos a necesitar entre otras cosas, un nivel de movilización popular importante”.

Durante el conversatorio, Federico Pita subrayó que los discursos de odio no sólo operan a través de la violencia simbólica o mediática, sino también mediante la exclusión estructural de amplios sectores de la población de los espacios de poder. En ese sentido, advirtió sobre la falta de representación de las mayorías racializadas en la política argentina y la necesidad de que el campo nacional y popular incorpore esta agenda como parte central de su proyecto democrático. “Hay una deuda en la participación de los sectores populares en la toma de decisiones. Están sobrerrepresentados los eurodescendientes. En las reuniones de gabinete, siempre faltan morochos, no importa del partido que sea”, señaló Pita.

Al respecto el candidato de Fuerza Patria agregó: “La política en Argentina, como en gran parte del mundo, termina siendo un espacio de clase media acomodada”.

El conversatorio cerró con un llamado a transformar la indignación en proyecto colectivo. En tiempos donde el odio se institucionaliza y la desigualdad se naturaliza, la defensa de la democracia exige algo más que consignas. Exige organización, conciencia y compromiso. La tarea, como se dijo en la sala, empieza otra vez desde abajo.