El interventor de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), Luis Riva, reconoció hoy que la fábrica de explosivos Fanazul, ubicada a 30 kilómetros de la ciudad bonaerense de Azul, cerró definitivamente sus puertas. El funcionario señaló que la decisión se tomó luego de evaluar la necesidad de darle "viabilidad y fortaleza a la empresa". De esta manera quedaron en la calle 219 empleados que estaban contratados y que según Riva esa problemática la deberá resolver la sociedad local y regional.

Durante una entrevista que concedió a la radio LU32 de Olavarría, el interventor de la DGFM reconoció que la planta no volverá a abrir sus puertas y sobre la suerte de los 219 trabajadores a las que no se le renovaron el contrato dijo que "eso le corresponde a la sociedad azuleña. Entiendo los problemas y dramas personales y familiares pero nosotros debemos cumplir la responsabilidad como empresa". 

Según Riva la fábrica que tiene 71 años de antigüedad debe cumplir con las reglas del mercado y no necesariamente las que tienen las empresas estatales. Eso sí, se preocupó por advertir a la sociedad de Azul que los 35 empleados de planta permanente que no fueron despedidos se dedicarán a cumplir tareas de seguridad de los explosivos y materia prima allí acumulados. 

Una afirmación que no es compartida por el delegado de ATE en la fábrica, Omar Menchaca, quien aseguró que casi la totalidad de los empleados del polvorín fueron despedidos y "los que quedan no tienen la capacitación para contener cualquier problema que surja". 

Para mañana los trabajadores planificaron realizar una movilización por las calles de Azul, un acampe en las inmediaciones del Municipio y un apagón en la ciudad entre las 21 y 21.30.