“El balance teatral 2017 nos indica un cierre de año con un empate técnico contra el anterior, que fue perdidoso contra 2015. El hecho de que en esta temporada tantas figuras fuertes y con poder de convocatoria hayan confluido al mismo tiempo en el circuito brillante de la avenida Corrientes, y todas juntas sólo hayan logrado detener la caída pero no revertirla, preocupa. Fundamentalmente porque hace prever un 2018 en baja, porque ya no será ese puñado de nombres propios quienes coincidan en malón sobre los escenarios. Un dato que inquieta. También inquietó en 2017 ser un año de ‘camarines con candado’. Una cosa son los teatros iluminados y los grandes figurones en ellos. Otra comprobar que, salvo un par de musicales, los elencos se conformaron por una a cinco personas. Menos fuentes laborales para el barrio teatral y una radiografía que muestra cómo lo que hubo para repartir en taquillas se distribuyó en pocas manos. También en esto el teatro refleja una semblanza de país y otro tipo de escenario a transitar.”