A poco más de un año del fracaso de su primer intento, el macrismo vuelve a la carga con la reforma política. Según fuentes del oficialismo, el gobierno nacional incorporaría el tema en la convocatoria a sesiones extraordinarias que comenzarían en febrero. Durante este mes, las principales espadas políticas de Cambiemos deberán resolver hacia adentro dos debates encadenados: en primer término, si van a mantener o no las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y, en función de eso, si insistirán con el voto electrónico o si, como sugieren la mayoría de los especialistas en temas electorales y seguridad informática, propondrán una boleta única en papel. Si bien no hay una posición definida, desde el peronismo dejaron trascender que no convalidarían una eliminación de las PASO y que, en todo caso, podría llegar a evaluar algún sistema de boleta única similar al utilizado en Santa Fe o en Córdoba. 

La resistencia intensa del kirchnerismo, sumado al fuerte cuestionamiento de la comunidad científica y el rechazo silencioso de distintos gobernadores opositores terminó por congelar el proyecto de la BUE, aprobada en Diputados en la segunda mitad de 2016. El Senado todavía tiene en un cajón de la comisión de Asuntos Constitucionales la iniciativa con media sanción, archivada bajo la presidencia del neuquino Marcelo Fuentes, hoy titular del bloque FpV-PJ que lidera Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, el cambio de titularidad de la comisión, que podría quedar para Cambiemos o para un sector del PJ “amigable” le augura un mejor pronóstico a la voluntad del oficialismo.

En la secretaría de Asuntos Políticos a cargo de Adrián Pérez confirmaron la voluntad del Poder Ejecutivo de retomar ese debate que quedó trunco. Otros interlocutores también se lo escucharon decir al ministro del Interior, Rogelio Frigerio. De todas maneras, a un año de aquella situación y tras el triunfo oficialista de 2017, el escenario cambió. La mesa chica del macrismo, compuesta por Frigerio, el jefe de Gabinete Marcos Peña, la gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, entre otros, deberán resolver junto a Mauricio Macri si buscará remover las primarias implementadas por el kirchnerismo en 2009. Aunque no lo reconocen públicamente, el principal incentivo político de Cambiemos para hacerlo tiene que ver con la oposición. Sin PASO al peronismo se le dificultaría mucho más unificar una alternativa electoral entre los distintos sectores que existen hoy: el massismo, el PJ no kirchnerista y el kirchnerismo, entre otros. Divididos, como ya ocurrió en 2015 y 2017, las chances de derrotar a Cambiemos son mucho menores. 

En público, Peña había ensayado el año pasado otros argumentos para desarticular las primarias. El principal estaba vinculado con la bandera de la “austeridad”: la falta de competencia interna, según el ministro coordinador, las volvía un gasto innecesario. Estudios de diversos académicos refutaban esa idea ya que si bien es cierto que en 2017 no hubo internas competitivas en los dos principales distritos del país (Capital y Provincia de Buenos Aires), sí hubo primarias en otras provincias como Santa Fe o Córdoba. Además, ésa no era la única función de las PASO para el electorado. Y como si fuera poco, las PASO fueron el instrumento que permitió el nacimiento de Cambiemos, que triunfó luego de una 

El principal beneficio para Cambiemos se convierte también en el principal obstáculo. “El peronismo se va a oponer porque el mecanismo de las PASO es un mecanismo ideal para dirimir las divisiones internas. A Massa o el sector de Bossio les va a interesar mantener las PASO”, explica un dirigente de larga trayectoria en el PJ y diálogo frecuente con todos los sectores. A esas resistencias también se le suma que en Cambiemos la posición tampoco es unánime. Un sector del radicalismo quiere mantener las primaras para poder poner en valor a su partido y evitar que en última instancia sea fagocitado por el PRO. 

La discusión técnica sobre el tema de la BUE quedó prácticamente saldada tras el extenso informe encargado al Conicet que desaconsejó la utilización de tecnología, sobre todo al momento de la emisión del voto. Según el Gobierno, el principal obstáculo para implementar la boleta única en papel es que la gran cantidad de candidatos en las PASO no puede confeccionarse una sola papeleta que incluya toda la oferta electoral. Sin PASO ese obstáculo quedaría allanado.