A tres años de su última edición, este domingo regresa a la agenda festivalera porteña el Music Wins: evento que se describe a sí mismo como “el festival de culto que vuelve a poner el oído en el detalle”. Y esa autopercepción no es para nada arrogante, ni descabellada. Sin embargo, a diferencia de sus tres anteriores versiones, esta vez el line up sobrepasó las expectativas. Si bien su programación acogió a nombres representativos de la música indie (y sus variantes) de este cuarto de siglo, ahora retumban entre sus headliners artistas que cambiaron para siempre la historia de la música popular contemporánea. Lo que alternará con una troupe de bandas y solistas argentinos que llegan al encuentro musical en un gran momento, a manera de respuesta a esta época de país contradictoria y cada vez más oscura.
Luego de pasearse por Tecnópolis y el Club Ciudad, el Music Wins vuelve al lugar donde comenzó a escribir su leyenda en 2014: Mandarine Park (Avenida Costanera Norte Rafael Obligado con Avenida Sarmiento 2221). En aquella ocasión, y durante dos días, su programación reunió a la crema y nata de la nueva avanzada musical. Algunos de ellos, de hecho, hoy son figuras globales. Comenzando por Tame Impala, que en ese entonces se encontraba a pocos minutos de convertirse en un suceso generacional sin precedentes en este siglo, de la mano de su álbum Currents, su obra maestra. Ni siquiera el trap ni el reggaetón pudieron 10 años más tarde mermar esa psicodelia para las masas. De lo que puede dar fe su más reciente trabajo, Deadbeat, lanzado el pasado 17 de octubre.
Antes de que muchos de los DJs que en los últimos años tributaron a Charly García en sus sets descubrieran que parte de su obra es adaptable a la pista de baile, en ese momento la dupla belga 2 Many DJs sorprendió al propio público argentino al arrancar su set con “No me dejan salir”. Ese debut del festival encontró a los indie dance Metronomy en estado de gracia, recibió al laboratorio electrónico Floating Points antes de transgredir su comprensión de la vanguardia sonora, y advirtió el auge de las bandas instrumentales al incluir a Real Estate y los legendarios Mogwai. También se convirtió en el trampolín hacia el éxito de los entonces ignotos El Mató a un Policía Motorizado y en la confirmación de Juana Molina como la “emperatriz” de la música independiente patria.
De esa abultada programación, el único músico que reincidirá este año será el icónico noruego Erlend Øye. No obstante, si en esa oportunidad se presentó en plan solista, retorna de la mano de su banda alemana: The Whitest Boy Alive (vale la pena destacar que en simultáneo tiene un grupo nórdico, Kings of Convenience, y otro italiano, La Comitiva). El regreso a la ciudad de estos pilares del indie dance es la alegría traducida en música y, al mismo tiempo, la fiesta asegurada, por más que hoy lamentablemente esa palabra esté desgastada por malversadores de la felicidad. De paso, esta actuación, que secunda a la brindada en 2019 en el Konex, servirá de preámbulo para el inicio de la celebración del 20° aniversario de su primer álbum, el aclamado Dreams (2006). Su performance está prevista para las 16, lo que significará la inauguración del escenario Wins, uno de los cuatro erigidos para la ocasión.
De todas formas, la primera agrupación internacional en saltar a los tablados este domingo será Yo La Tengo. Y vaya que si algo conserva el trío estadounidense, aparte de la creatividad, es el aguante, tras 40 años de trajín. Sucede que la noche anterior se pautó con ellos uno de los dos sideshows del festival, en la sala Deseo. Algo para fans, por su condición acústica y desenchufada. Luego de dormir unas pocas horas, al día siguiente, a las 17, se subirán al escenario Music. Aparte de repasar esos clásicos que les dieron la chapa de bicho raro del indie, por mechar en su propuesta pinceladas de noise, shoegaze y demás chiches experimentales, los de Nueva Jersey, que regresan a la capital argentina a 11 años de su anterior desembarco, desenvainarán material de estudio relativamente reciente: The Stupid World (2023).
Massive Attack y Primal Scream son los cabezas de cartel de esta edición del Music Wins. Aunque justo debajo de ellos, como si se tratara de una especie de escolta, se encuentra Tash Sultana. A pesar de que arrancó su carrera en 2013, rápidamente se transformó en referente de la música no sólo de Australia, su país de origen, sino también de la música de esta época. Lo hizo a punta de R&B y soul, al igual que de un show en vivo potente. A tal instancia que afirma con una confianza sin igual que no hay nadie que tenga una performance como la suya en este momento, donde toca todos los instrumentos (sin nadie más que le haga compañía) y repasa sus tres álbumes. Por más que lo que le permitió esta llegada a Buenos Aires sea un EP, Back to the Roots, lanzado en 2025.
Tash Sultana saltará al escenario Music a las 20, luego de que en el escenario Wins actúe L’Impératrice, a las 18:45. En realidad, será su debut en los tablados porteños, después de muchos años de espera. Lo lamentable es que vendrán sin su histórica cantante, Flore Benguigui, quien renunció en 2024 a razón de la presión que venía padeciendo por la internacionalización del grupo y por el sexismo de la industria musical. Arengadores del cruce entre pop, funk y música dance, el sexteto, partícipe de la misma progenie groovera de la que forma parte sus paisanos de Pop & Pan, es una de las influencias musicales más notables de una generación de grupos argentinos, entre los que destaca Bandalos Chinos. Peso reconocido por los mismos integrantes de la banda de la zona norte bonaerense.
Seguramente Bobby Gillespie no tenga el mejor recuerdo de su último paso por Buenos Aires. O quizá ni se acuerde. Pero sería difícil olvidar que esa noche tocó sin la bajista Simone Butller, porque se enfermó a último momento, lo que volvió al recital en un caos. Además, tuvieron mal sonido y mala convocatoria. Y es que ese día Buenos Aires de pronto se hizo fan de Patti Smith, quien casi en simultáneo se presentó en el CCK. Como la historia cssi siempre da revancha, ahora la Generación Z se rindió a los pies de Primal Scream, la banda que comanda el escocés. De esto puede dar fe el montón de remeras pululando por la ciudad con la tapa del disco Screamadelica. A más de 30 años de la salida de ese disco cumbre, los británicos viven del presente, lo que testimonia su más reciente álbum, Come Ahead, editado en 2024.
En 2016, Primal Scream integró la grilla del Music Wins, en Tecnópolis, con un show memorable. Lo que no tuvo en aquella oportunidad fue un sideshow, algo que sí podrá disfrutar esta vez. Al igual que su novel generación de fans. Esto acontecerá el lunes 3 de noviembre en la sala C Art Media, a partir de las 20, tras su performance del domingo a las 21 en el escenario Wins. Ahí seguramente se vendan las remeras y vinilos que el grupo sacó para ayudar al pueblo palestino. Causa que comparte con Massive Attack: los de Bristol vuelven a la ciudad con mucha información y mucha militancia encima. Si bien su carrera musical es sinónimo de ello, estuvieron muy comprometidos, y de forma radical, para que se detenga el genocidio palestino. Y fueron más noticia por eso que por su música.
Después de que en 2023 lanzaran un disco de edición limitada, titulado Ceasefire, cuyos beneficios se destinaron íntegramente a Médicos Sin Fronteras para ayudar a las víctimas en Gaza y Cisjordania, en septiembre pasado anunció que retiraría su catálogo de Spotify. Pero hubo confusión al respecto, porque sigue colgado en la plataforma digital de música. En lo que sí fueron claros fue en que no querían que su música se escuchara en Israel, como una especie de bloqueo cultural, y también fueron a por todo contra Daniel Ek, fundador y director ejecutivo de Spotify, por invertir en software de inteligencia artificial para aviones de combate. Esto dio pie a la campaña “No Music For Genocide” en la que tanto los pioneros del trip hop como otros artistas se manifestaron contra el apartheid y los crímenes de guerra.
El show de la banda liderada por Robert Del Naja y Grant Marshall suecderá en Mandarine Park, en el escenario Music, a las 22.15, mientras el Río de la Plata sirve de marco para semejante vuelta. La última vez que se los vio por acá fue hace 15 años. Ese mismo año, 2010, el grupo inglés puso a circular su último disco de estudio, Heligoland. Buenos Aires será la primera escala de este reencuentro con Sudamérica, por lo que la banda pidió como condición llegar antes para ensayar, en un estudio cuyo paradero no trascendió, el repertorio que harán. Sólo se supo que mecharán sus éxitos con covers raros y a su manera, como “Song to the Siren”, de Tim Buckley; “In My Mind”, de Gigi D’Agostino; “ROckwrok”, de Ultravox; y “Levels”, de Avicii. Amparados por una puesta que versa sobre la locura del mundo actual.
Aparte de los escenarios Music y Wins, habrá otros dos más: el escenario Folks y el escenario Indie. Estos dos últimos estarán basados exclusivamente en los artistas nacionales, que terminarán de darle forma a un line up constituido por 20 grupos y solistas. Ok Pirámides, quienes se presentarán en el escenario Indie a las 18:45, se alza como el artista argentino más veterano de la grilla local. “Es un orgullo para mí”, manifiesta Julián Della Paolera, frontman del proyecto. “Tenemos disco nuevo grabado, suena alucinante, y en este contexto sentimos que viene bien. La música es lo más importante. Si tuviera otra edad, como cuando tuve otros proyectos, capaz estaría en otra frecuencia. Yo no me esperaba a estas alturas ser parte de algo así. Me gusta el tamaño de este festival porque lo mega me cuesta cada vez más”.
En la vereda de enfrente de Ok Pirámides estará Hannie Schaft: el artista más nuevo del evento. Es más: ellos son los encargados de bajar la persiana del festival, en el escenario Wins, a las 23:45, donde aprovecharán para presentar su disco debut, Éste es el lugar. Mejor título imposible para esta gran oportunidad. “Medio que no caemos todavía, nos enteramos a pocos días de que anunciaran el line up”, explican sus integrantes. “Cuando se hizo el primer Music Wins, todos nosotros teníamos alrededor de 11 años. No sabíamos ni tocar. Más allá de que tocaremos las canciones de nuestro primer disco, aprovecharemos la ocasión para tantear cosas nuevas. Tenemos poco tiempo para tocar, pero capaz algo podremos resolver antes del festival. Nos gusta trabajar bajo presión”.
Si bien hay artistas de sobra para incluir en un encuentro musical de semejante magnitud, Terrores Nocturnos terminó siendo convocado. Y aparte coincidió con la salida de su nuevo disco, Gente en la ventana, publicado en 2025. “Por más que tengamos nuestro propio circuito, estar en el Music Wins era una manera de entrar a una escena”, reconoce Marcos Aramburu, voz y guitarra. “Eso te cruza con colegas y bandas amigas. Lo más valioso es compartir espacio y tiempo, y en esos espacios libres que hay entre show y show es cuando se construyen las cosas importantes. No sólo en los escenarios. Festivales como éstos tienen una curaduría no sólo musical, sino etaria. Lo que ayuda a construir eso que quizá no se puede explicar tan bien. O que no tiene líneas ideológicas o estéticas”.
No hay duda de que Winona Riders es uno de los grupos argentinos cuya música sirve para explicar esta época en la Argentina, en la que el rock salió a responderle a la música urbana. No es fortuito que ellos mismos hayan acuñado el nombre de la asonada que capitanean: el “Nuevo under”. “Sabíamos que en cualquier momento nos íbamos a cruzar con Primal Scream: predicamos la misma palabra, y eso nos hace sentir bien”, asienta Ariel Mirabal Nigrelli, cantante y guitarrista de la banda, que actuará este domingo a las 18.30, en el escenario Music. Al día siguiente, hará las veces de soporte de Primal Scream, en C Art Media. “Más allá de compartir la preocupación por lo político con ellos, lo que nos toca a nosotros, en particular, en este país es reclamar la cuestión de los derechos humanos”.
Indie Folks, productora y agencia artística organizadora del Music Wins, logró ganarse en los últimos tiempos un estatus que compite con las grandes productoras nacionales. Y lo hizo a base de buen gusto, de comprender la medida de sus posibilidades (lo que lo lleva a apostar por un festival boutique como éste) y, por encima de todo, a mantenerse en constante actividad. No dejó de hacerlo a lo largo del año, ni siquiera una vez que acabe su evento estelar (este martes traen a los ingleses Stereolab a C Art Media, por ejemplo). “Al ser una productora independiente, se hacen las cosas de forma más artesanal”, reflexionan sus componentes. “Cada vez que intentamos hacer un Music Wins, el público lo entiende. Desde que el público llega hasta que se va, la gente se divierte. Por eso elegimos hacerlo uno o dos días, máximo”.
A propósito de la vuelta del Music Wins a Mandarine Park, el corazón del predio será el Time Out Garden: espacio gastronómico curado especialmente para el festival, con propuestas aptas para celíacos, veganos y vegetarianos, además de opciones clásicas y gourmet, pensado para disfrutar entre shows, con zonas de sombra, aire fresco y un ambiente relajado frente al río. Allí, una selección de proyectos locales combinará cocina, creatividad y espíritu porteño. Amén de eso, todo el predio contará con venta de cerveza y un sistema de pago cashless, para que el público pueda comprar comida y bebidas de forma rápida y cómoda sin corralitos. Al mismo tiempo que eso sucede, las marcas y patrocinadores del festival ofrecerán distintas experiencias de barra de bebidas.
Aún quedan entradas disponibles. El clima estará idóneo el día del evento, promediando entre los 22 y los 18 grados, con el cielo despejado. Se puede llegar en colectivo por las líneas que paran en Acceso Punta Carrasco o Av. Rafael Obligado. Las más recomendadas: 23 (desde Retiro o Palermo), 29 (desde el Centro), 50 (desde La Boca), 102, 111, 115, 146 y 180. En el caso del subte, se puede tomar la Línea D hasta estación Palermo (o Scalabrini Ortiz) y combiná con un colectivo 29 o 152 (15–20 minutos adicionales). En tren, la Línea San Martín te deja en La Paternal o Palermo, desde donde podés tomar el 111 o 152 (unos 40–50 minutos desde Once). También hay estaciones de Ecobici cercanas sobre Av. del Libertador y ferries desde Tigre para quienes vienen del norte del Gran Buenos Aires.





