Los Premios Municipales tienen casi un siglo de historia. Los primeros en recibirlos, en 1920, fueron Alfonsina Storni, por los poemas de Languidez, y Manuel Gálvez, por su novela Nacha Regules. En 1929 lo obtuvo Roberto Arlt; en 1955, Jorge Luis Borges. La historia de este subsidio, pensado como un estímulo a la producción cultural, ha estado jalonada por la falta de fondos y de continuidad. De 1998 a 2004 no se entregaron los premios a escritores, músicos y teatristas. La crisis de 2001 echó más leña a la demora. Y para colmo, el entonces secretario de Cultura, Jorge Telerman, intentó reformular los premios, pero nada se pudo concretar por la protesta pública de escritores y artistas. “Un premio municipal no inmortaliza, pero puede resolver más de un problema doméstico”, dijo alguna vez César Tiempo.

Los Premios Nacionales se gestaron en 1913, el mismo año en que Ricardo Rojas y Rafael Obligado inauguraron en Filosofía y Letras la cátedra de Literatura Argentina, con un plan que apuntaba a la profesionalización del escritor. En las primeras ediciones obtuvieron el Premio Nacional de Literatura Arturo Capdevilla (1920, 1923 y 1931), Leopoldo Lugones (1926), el controvertido Gustavo Martínez Zuviría, más célebre como Hugo Wast (1926), por Desierto de piedra; Carlos Ibarguren por De nuestra tierra, Juan Manuel de Rosas (1930); y Manuel Gálvez por El general Quiroga (1932). En 1923 Rojas recibió el Premio Nacional de Ensayo por La literatura argentina. Ensayo filosófico sobre la evolución de la cultura en el Plata. El poeta Baldomero Fernández Moreno lo obtuvo en 1920 por Sonetos y en 1926 por Aldea española. También fueron premiados Leopoldo Marechal por Sonetos a Sophia y El centauro (1940), Jorge Luis Borges por El jardín de los senderos que se bifurcan (1941), Francisco Luis Bernárdez por Poemas elementales y Poemas de carne y hueso (1944), Conrado Nalé Roxlo por Las puertas del purgatorio (1955), Silvina Ocampo por Lo amargo y lo dulce (1962), David Viñas por Dar la cara (1962), Manuel Mujica Láinez por Bomarzo (1963), Carlos Gorostiza por Los hermanos queridos (1978), Isidoro Blaisten y Beatriz Guido por Dublín al Sur y Apasionados (1982), y Juan Gelman, Santiago Sylvester y Rodolfo Alonso (los tres en 1997). Durante once años, a partir de la crisis de 2001, no se convocaron. Volvieron en 2011. Y estuvieron nuevamente suspendidos entre 2016 y 2017.