El presidente Mauricio Macri aseguró ayer que el actual nivel de inflación en la Argentina es el más bajo en diez años. Durante su presentación ante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, habló de la situación económica del país. “La economía está cobrando auge, la inflación alcanzó el menor nivel en una década, los salarios se han recuperado, y la pobreza y el desempleo se han reducido”, resumió el mandatario su percepción de lo que sucede en el país. Sin embargo, los números del ente estadístico porteño bajo la conducción del macrismo dan cuenta de que la inflación actual se encuentra en los mismos niveles de 2015, en torno a 26 por ciento, pero con la salvedad de que el ritmo de aumento de precios se disparó en los últimos meses de ese año ante los anuncios anticipados de una devaluación por parte del gobierno entrante. De hecho, hubo ajustes de precios a cuenta del cambio de signo político, como en carne vacuna. Previo a ese último sacudón, la inflación se mantenía a octubre de 2015 en un 23,8 por ciento. 

 En su presentación en Davos, Macri hizo foco en el tema económico, la lucha contra la corrupción -no la exhibida en los primeros dos años de su mandato-y la crisis en Venezuela. También hizo referencia a objetivos de la Argentina en la presidencia del G-20. Sin rigurosidad en el análisis de las variables económicas, lanzó una serie de afirmaciones que se contrastan fácilmente. Una situación similar a la que ocurrió en más de una oportunidad con los ministros del equipo económico que anunciaban buenas noticias que no eran tales. Esta vez, además de los brotes verdes y el semestre de recuperación, el Presidente sumó su idea de una inflación históricamente baja. 

 Sin tomar en cuenta los datos provistos por el cuestionado Indec, las cifras actuales de inflación distan de ser las más bajas. Tras aplicar un arsenal de políticas monetarias contractivas para frenar la inflación, el equipo económico reconoció que las metas para este año y el próximo, como así también hacia atrás, fueron y son incumplibles. Por lo tanto, elevaron esos pisos ante un constante ajuste en las tarifas que le suma presión a los precios. 

 De acuerdo con el relevamiento de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la inflación minorista de este año fue de 26,1 por ciento, apenas 0,8 puntos porcentuales por debajo del 26,9 por ciento con que terminó 2015. Pero la lectura que no hizo Macri ni ninguno de sus funcionarios y que quedó velada por el apagón estadístico -que dejó sin números desde fines de 2015 hasta mediados de 2016 en el Indec-, es que hubo un salto en los precios en los últimos dos meses de 2015. Las estimaciones porteñas acumulaban a octubre, antes de que ganara Cambiemos el ballottage en las presidenciales, una inflación en un nivel del 23,8 por ciento. Los tres puntos que llevaron la inflación de 2015 a 26,9 puntos se explican sólo con el salto de diciembre. El anticipo del presidente electo, Mauricio Macri, y su entonces futuro ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, que dispondrían una liberación del dólar apenas asumieran, provocaron un reacomodamiento de precios que, lógicamente, le permitió tomar ventajas a quienes tenían una posición dominante en el mercado. Ello provocó una estampida de precios que se inició en noviembre de 2015 y se mantuvo hasta mediados de 2016. Contra estos datos es que el gobierno nacional, el mismo que provocó la estampida, pretende presentar como un “logro histórico” los actuales niveles de inflación.