“Si bien entiendo español, no lo hablo”, afirma Benjamin Biolay, a pesar de que se pasó una temporada en Buenos Aires para registrar sus dos últimos álbumes: Palermo Hollywood (2016) y Volver (2017), que presentará esta noche, a las 21, en La Usina del Arte (Agustín R. Caffarena 1). Tras su anuncio esta semana, el recital del icono de la nueva chanson francesa, de entrada libre y gratuita, sorprendió a todos. Incluso al propio cantautor. “No estaba en mis planes venir. Pero estoy muy feliz porque voy a tocar las canciones en las que estuve trabajando, así que es muy movilizador”, revela en una sala contigua a donde actuará el artista nacido hace 45 años en Villefranche-sur-Saône. Biolay tendrá como invitado a Emmanuel Horvilleur para hacer juntos el tema “Roma (Amor)”, incluido en el más reciente trabajo del cantautor galo, aunque ahí participó originalmente Illya Kuryaki and the Valderramas. “El show será muy parecido a lo que vengo mostrando en Europa. Básicamente, haré un repaso de esos discos, al igual que de mis temas más conocidos, de manera que habrá de todo un poco”. 

–Siempre se dice que Buenos Aires es una ciudad muy europea. ¿Dónde notó la influencia francesa?

–Buenos Aires tiene raíces francesas, italianas y españolas mezcladas con el componente latinoamericano. Cuando estuve por primera vez en el barrio de la Recoleta, el estilo de los edificios me recordó mucho a Francia. Esta ciudad es única en el mundo porque reúne a las viejas urbes europeas sobre la base de la idiosincrasia local.

–¿Cómo se produjo su enamoramiento de Buenos Aires? 

–Tenía que hacer un nuevo álbum y quería pasar un buen momento a la hora de llevarlo adelante, por eso se me ocurrió trasladar esa experiencia a un lugar diferente, cambiar todo. Salvo Trash Yéyé (2007), que lo grabé en Woodstock (Estados Unidos), en un garage convertido en un estudio, nunca hice otro disco fuera de Francia. Y me pareció que Buenos Aires encajaba perfectamente en este plan. La canción “Palermo Hollywood” evidencia lo mucho que me gusta esta ciudad.

–¿Volver es la segunda parte de Palermo Hollywood o son dos álbumes diferentes?

–Es el mismo álbum, pero lo dividí en dos partes por sugerencia del sello. La diferencia conceptual entre éste y Palermo Hollywood es un poquito diferente. Volver es quizá mucho más parisino, especialmente en las letras, y melancólico.

–¿El nombre de su nuevo disco está inspirado en el tango de Gardel o tiene que ver con la idea de la vuelta?

–Así es. El título está inspirado en el tango de Carlos Gardel, que es un artista al que admiro. Pero también es el nombre mi restaurante favorito en París.

–El diálogo entre París, Roma y Buenos Aires que gira en torno a Volver denota su interés por la cultura latina. Sus compatriotas de Phoenix hicieron algo parecido, recientemente, en su disco Ti amo. ¿Entiende a Francia como parte del universo latino? 

–Tengo mucho interés por la cultura latina. Anteriormente, me sentía bastante alejando de esas raíces porque siempre nos consideramos europeos. La música francesa, al menos desde el siglo pasado, estuvo muy influida por Inglaterra y Estados Unidos, pero eso cambió y los franceses comenzaron a reconocer ese vínculo con lo latino. Hoy la gente lo acepta más. En mi caso, soy lo que soy. Me siento europeo, pero me identifico más con la latinidad que con Suecia y Alemania.

–Entre los invitados de ambos discos destacan Chiara Mastroianni, Mala Rodríguez, Sofia Wilhelmi y Catherine Denueve. ¿Cómo conoció a los créditos locales, Illya Kuryaki and the Valderramas, Miss Bolivia y Alika?  

–En el caso de Miss Bolivia, no nos conocimos personalmente. Hablamos por Internet. La descubrí porque soy muy curioso y debido a que tengo amigos que me la recomendaron, lo mismo que a Alika. Ellas fueron tan fundamentales en el disco como la Mala. A Emmanuel me lo presentaron en mi primer show en Niceto Club (2008). El estaba con su proyecto solista, por lo que luego descubrí a Illya Kuryaki. Me encantó esa libertad creativa en la que caben el funk, el hip hop y la balada. La vez que estuvieron en París, además de público latinoamericano, llevé a unos amigos franceses que adoraron su propuesta.

–Por lo que dice la letra de “Palermo Hollywood”, parece que tuvo muchas noches de juerga en Buenos Aires. Aparte de eso, ¿por qué decidió llamar así a esa canción?

–La primera vez que vine para acá escuché ese nombre y me pareció muy divertido porque es una mezcla especial. Es como agua y aceite. Ese concepto es muy de Buenos Aires. El estilo arquitectónico de esa parte del barrio no se ve para nada parecido a Hollywood, aunque me encanta esa mezcla extraña.

–En “Ajedrez” y “Pas sommeil”, temas incluidos en Palermo Hollywood, hace referencia a Borges. ¿Cómo llegó a su obra?

–Descubrí a Borges cuando era adolescente, casi en la misma época en la que conocí a Gabriel García Márquez, pero eran muy diferentes entre sí. Uno era más latinoamericano en su escritura y el otro más próximo a mi cultura. Fue un viaje. También me interesó mucho la historia de cómo fue considerado un “gorila”.

–Palermo Hollywood es catalogado como su mejor álbum desde La Superbe(2009). ¿Está de acuerdo?

–Como solista, puede que sí. Me gustan esas sentencias cuando son ciertas. 

–Si bien su carrera estuvo marcada por la comparación con Serge Gainsbourg, Palermo Hollywood muestra su lado más ecléctico. Si él mezclaba la chanson con el reggae, usted lo hace ahora con la cumbia y el tango. ¿Cómo fue recibido en Francia ese diálogo sonoro?

–Gainsbourg no sólo la mezcló con el reggae, sino que también lo hizo con sonidos africanos, y antes, en Confidentiel (1963), con el jazz. Y Nile Rodgers logró acercarla al funk. Por eso creo que la chanson es un estilo moderno y abierto.

–¿Qué artistas de la cumbia argentina pesaron durante la composición de temas como “Miss Miss”?

–Pablo Lescano y los Pibes Chorros. Me gustaron porque ésa no es la cumbia que se escucha en mi país, sólo se le presta atención a la colombiana. No hay cuarteto ni otro estilo argentino, salvo el tango.

–Está muy bien informado con respecto a la música popular de acá.

–Buenos Aires no sólo es rockera, sino también muy musical, en general. Cuando vine por primera vez, me di cuenta de que no es un lugar de fantasía como Punta Cana: acá se vive la vida de verdad. Tampoco es una ciudad que se rinda fácilmente ante la moda, por lo que los reguetoneros como Bad Bunny o Farruko la tienen difícil.