Cuando comenzaban a crecer los temores en Washington por un nuevo cierre del gobierno por falta de fondos, los líderes del oficialismo y la oposición en el Senado anunciaron ayer un acuerdo para aprobar una ley de presupuesto hasta septiembre de 2019, que hará imposible cumplir la promesa de Donald Trump de bajar el déficit y también el compromiso demócrata de legalizar a cientos de miles de jóvenes inmigrantes. 

“Por primera vez en años, nuestro ejército tendrá los recursos necesarios para mantenernos a salvo. Esta financiación ayudará a servir a los veteranos que han servido valientemente, y garantizará esfuerzos tales como el alivio de desastres, la infraestructura y la construcción de nuestra lucha contra el abuso de opiáceos y la drogadicción”, celebró el líder republicano Mitch McConnell en el pleno del Senado.

El acuerdo podría ser sumado por el Senado al proyecto de ley presupuestaria parcial que consiguió media sanción la noche del artes por la cámara baja y que debe ser aprobado de manera definitiva antes de hoy a la medianoche, cuando el gobierno federal se queda sin fondos. 

Si el Senado anexa el acuerdo a la ley presupuestaria parcial para acelerar los trámites, el texto completo deberá volver a la cámara baja para que sean aprobados los cambios. 

Otra opción es que el Senado vote sólo la ley de presupuesto parcial ayer u hoy, y que gane tiempo hasta el próximo 23 marzo, cuando vence la partida de fondos que se discute ahora, para aprobar el presupuesto hasta septiembre 2019. 

Pese a que los detalles de procedimiento aún no se conocen, el líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, ratificó el anuncio y lo calificó como lo “mejor” para la clase media y la economía. 

“Alcanzamos un acuerdo presupuestario que no le encanta a ninguno de los dos lados, pero con el que ambos podemos estar orgullosos”, explicó el senador opositor y dejó para más adelante la que hasta ahora era la principal condición que ponían los demócratas, al menos públicamente, a un acuerdo: la inclusión de una reforma migratoria. 

Esta decisión sumó tensión en el Congreso. Poco antes de anunciaran su acuerdo en el Senado, la jefa de la bancada demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, había advertido que no aceptaría un acuerdo presupuestario que no incluyera la promesa de votar una reforma migratoria, una promesa similar a la que hizo McConnell en el Senado. 

“Sin el compromiso de (el presidente de la cámara baja Paul) Ryan, comparable al compromiso de McConnell este paquete (de leyes) no tiene mi apoyo ni el apoyo de un gran número de miembros de nuestro caucus”, aseguró Pelosi durante su comparecencia en la cámara baja, en la que se concentró en la situación de los llamados soñadores, jóvenes que llegaron al país como menores y se quedaron de manera ilegal. 

Hace menos de tres semanas, cuando el gobierno enfrentó su primer cierre parcial por falta de fondos, la oposición demócrata finalmente cedió ante la presión de la Casa Blanca y los republicanos aceptaron dar los votos necesarios en el Senado para aprobar una nueva partida presupuestaria a cambio de que el oficialismo se comprometiera a acordar y aprobar una reforma migratoria que legalice a estos jóvenes soñadores inmigrantes antes del 5 de marzo, cuando vence su protección legal.

Desde entonces, Trump presentó un proyecto de reforma migratoria que incluye a los soñadores y a otros inmigrantes, pero nunca llegó a un acuerdo con la oposición demócrata. 

Pese a esto, Schumer –el líder demócrata del Senado, la única cámara en la que los demócratas pueden frenar las iniciativas del oficialismo– selló hoy un acuerdo presupuestario que aumentará el gasto de defensa en 80.000 millones de dólares en este año fiscal y en 85.000 millones en el año fiscal 2019.

Además, el gasto no relacionado con la defensa se incrementaría en 63.000 millones este año y en 68.000 millones el próximo, según la agencia de noticias Efe. 

Estos aumentos no sólo ponen fin a la promesa de Trump de reducir el déficit, sino que además rompen con los límites de gasto que los propios republicanos habían impuesto al ex presidente Barack Obama cuando eran oposición. 

Mientras ya comenzaron a aparecer las voces liberales del Partido Republicano que alertan sobre el enorme crecimiento del gasto público, el acuerdo presupuestario a dos años contiene concesiones para ambas partes. 

Según lo que trascendió en la prensa estadounidense, se aumentará el gasto en infraestructura, en hospital de veteranos de guerra, en investigación científica, en contrarrestar la llamada crisis opiáceos y en reforzar los presupuestos para enfrentar los huracanes y los incendios, dos tipos de desastres naturales muy comunes y devastadores en el país. 

Además, los demócratas se garantizaron cuatro años más de financiamiento de una de sus políticas sociales más defendidas, el Programa de Asistencia Médica Infantil.

Al mismo tiempo que algunos festejan, las incógnitas se multiplican. 

En medio de las frenéticas negociaciones en el Congreso, no queda claro cuál será la letra fina del acuerdo definitivo ni si la oposición votará unida a favor ni si la Casa Blanca acompañará todos los puntos consensuados. “Debemos ver en qué consiste el texto final”, fue lo único que aventuró ayer la vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, tras anunciarse el acuerdo en el Congreso.