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La violencia no es falta

VIOLENCIAS Gisela Herrera fue madre niña antes de terminar la primaria. El Estado no la ayudó a concluir su escolaridad ni a insertarse laboralmente. Sufrió control, prohibiciones, golpes en la panza durante el embarazo y torturas. La justicia no logró hacer cumplir la prohibición de acercamiento. Es jefa de hogar y mantiene sola a sus cuatro hijos, pero la despidieron de Trenes Argentinos por faltas que el equipo de salud no evaluó desde la perspectiva de género y demonizó como licencia psiquiátrica. Las ferroviarias piden su reincorporación y talleres para prevenir la violencia machista.