El ministro Germán Garavano continuó su cruzada contra el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Raúl Zaffaroni al solicitar su recusación para una Opinión Consultiva referida a los procesos de golpe institucional en Brasil y Paraguay. Garavano aprovechó esa respuesta formal a la Corte IDH para condenar los dichos públicos de Zaffaroni, quien fue muy crítico de la administración de Cambiemos y expresó su deseo de que el gobierno finalice su mandato, a los que tildó de no cumplir con "las funciones jurisdiccionales y la imparcialidad e independencia". 

A pesar de marcar que no intenta ir en contra del ejercicio de la libertad de expresión de Zaffaroni, el ministro insistió en tildar de antidemocráticas las declaraciones que hizo en dos entrevistas radiales recientes. "La recusación y pedido de apartamiento de Zaffaroni se fundamentan en la clara falta de compromiso con los valores democráticos puesta de manifiesto a través de sus declaraciones públicas", indica Garavano.  

El pedido, dirigido al presidente de la Corte IDH, Eduardo Ferrer Mac-Gregor, surge en respuesta a una solicitud de observaciones que la Corte le giró al Estado argentino ante la resolución de una Opinión Consultiva referida a los procesos de golpe institucional que se dieron en Brasil, contra la presidenta Dilma Rousseff, y en Paraguay, contra el presidente Fernando Lugo. Sobre esos puntos en particular, Garavano advierte también que Zaffaroni anticipó su "opinión en relación a las cuestiones involucradas".

El ex juez de la Corte Suprema condenó públicamente los golpes institucionales en Brasil y Paraguay, sobre los que ahora deberá pronunciarse como magistrado de la Corte IDH, mientras que el Gobierno de Mauricio Macri que pide su recusación en el caso fue el primero en todo el mundo en reconocer al golpista Michel Temer como presidente de Brasil. Además, Macri es un firme aliado del mandatario paraguayo Horacio Cartes, quien se impuso en las elecciones posteriores al golpe institucional contra Lugo. En cuanto a los golpes institucionales acontecidos en Brasil y Praguay, Garavano los señala como 

En la nota, Garavano también recuerda una nota anterior enviada por la Casa Rosada a la Corte IDH, el 29 de diciembre pasado, en la que ya había expresado "preocupaciones por la conducta" de Zaffaroni por su opiniones públicas respecto de los casos de la detención preventiva de Milagro Sala y la desaparición forzada de Santiago Maldonado, casos por los que el Estado argentino fue advertido mediante cautelares por parte del organismo de la OEA. De todas formas, el ex juez de la Corte Suprema no tiene incumbencia en las decisiones que pesan sobre la Argentina. 

"Preocupa especialmente al Estado Argentino que las inapropiadas declaraciones del doctor Zaffaroni puedan  dañar la imagen del tribunal que integra", advierte Garavano en la parte de fundamentos.

Ayer, cuando el ministro hizo público el deseo de que Zaffaroni dé un paso al costa en la Corte IDH, la Asociación Americana de Juristas recordó la supuesta polémica se basa en dichos “sacados de contexto” y agregó que “la independencia e imparcialidad de los jueces y las juezas no implica que carezcan de opinión política”. 

Por su parte, Zaffaroni ya había minimizado la intención del ministro de Justicia. "No les basta con interferir en la Justicia nacional ahora tienen que interferir en la Justicia internacional", apuntó el juez de la Corte IDH y sostuvo que sus declaraciones fueron "siempre en un sentido constitucional". El ex juez de la Corte Suprema, en diálogo con radio Futurock, explicó que "es imposible en Argentina dar un golpe de Estado, es absurdo. No hay ninguna fuerza política que pueda desestabilizar al Gobierno" y agregó. "Lo único que puede desestabilizar al Gobierno es su propio programa económico, ése es el problema".