Segundos afuera para un encuentro largamente anunciado. El festival Unicos empezará hoy a las 20.30 cuando Joan Manuel Serrat, un lujo de cantautor si los hay, pise el escenario del Teatro Colón. Será la primera de dos presentaciones al hilo del catalán (la segunda será mañana a la misma hora), y el principio musicomotor de seis jornadas que prevén la biblia, el calefón y todo lo que está entre medio, bajo un mismo techo. Dicho de otro modo, difícil de imaginar a priori una programación que contenga al DJ Hernán Cattáneo, Niña Pastori, Jairo, Luis “Despacito” Fonsi, Lucía Galán, el tándem pianístico Miguen Angel Estrella-Horacio Lavandera, la princesita Karina, Ariel Ardit, Elena Roger y Rick Wakeman bajo un mismo marco. Difícil pero no imposible, porque de hecho la cruda empiria indica que tal mezcla será lo que ocurrirá entre esta noche y la del viernes 2 de marzo, cuando los tres pianistas mencionados (Lavandera-Estrella y Wakeman), más el cuarteto vocal español Il Divo, clausuren el festival. “La programación ofrece opciones muy distintas, es cierto, pero está pensada por grandes profesionales”, opina Jairo, que será de la partida este viernes con un set homenaje a su amigo Astor Piazzolla. 

“La expectativa que despierta una presentación en un teatro como el Colón es, en todos los casos, muy grande, casi paralizante, aunque por razones obvias esto último es preferible evitarlo”, continua el cantor de Cruz del Eje, ante PáginaI12. “Del mismo modo, la organización de un evento como este, en un lugar de tanto prestigio, debe estar a la altura de lo que éste representa”. La performance piazzolera de Jairo está directamente conectada con la del cantor Ariel Ardit, que fue convocado para homenajear a Carlos Gardel. Ambos compartirán entonces la tercera fecha, con el tango como hilo conductor. “Llevo veintitrés años esperando esta oportunidad”, se entusiasma Ardit. La cantidad de años es, en efecto, la que separa el hoy de la vez que el engominado cantor vio un homenaje al Zorzal en Toulouse que incluía orquesta sinfónica y solistas al bandoneón, pero no cantor. “Era 1995, y yo comenzaba a tomar clases de canto lírico, y aún no imaginaba que cantaría tango, pero me pregunté con asombro cómo no había un cantor ahí, parado al frente de la sinfónica cantando a Gardel. El compuso sus temas para ser cantados, ¿o no?”, memora Ardit, que cumplió parte de su cometido (cantar a Gardel, precisamente) en el aeropuerto Olaya Herrera, donde murió el Morocho del Abasto.

La otra parte del cometido del tanguero que también tributó a Troilo está por llegar. Hacer lo mismo pero en el teatro Colón donde, como dice él, Gardel no pudo cantar. “La única vez que fue invitado a cantar allí, una indisposición vocal del momento no se lo permitió”, destaca Ardit. “Por otro lado, el Colón fue, es y será siempre nuestro máximo coliseo para la música clásica, la ópera y el ballet. Esto no cambia ni debe cambiar por un ciclo de conciertos, pero estas aperturas hacia lo popular, aunque no todas sean lo mismo, intentan darle al público la posibilidad de ver a sus artistas, al menos una vez en su vida, en la mayor vidriera artística que tenemos”, plantea el cantor cordobés. Jairo vuelve sobre la propuesta estética. “A los dos nos convocaron con una idea concreta: Gardel y Piazzolla. Y y lo hicieron siguiendo un criterio lógico, porque Ariel grabó un disco gardeliano y yo canto Piazzolla desde que lo conocí y compuso toda una serie de temas para mí, incluyendo ‘Milonga del trovador’ en la que, además, el texto de Horacio Ferrer habla de mí”.

“Es seguramente el halago más grande que me han hecho en mi carrera, porque siempre es muy emocionante cantar en este teatro. Es una aspiración para cualquier cantante que se precie de tal, porque también implica un nivel de exigencia muy elevado”, sigue el cantautor, que será la octava vez que exponga su voz en el templo. Una de ellas, por caso, fue durante el cincuenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos organizado por Música Esperanza, donde se dio el gusto de cantar “a pelo” y sin micrófono. “Es cierto que las adaptaciones para tocar en un ámbito como el Colón implican un grado de dificultad muy grande. Pero las canciones, muchas de ellas muy conocidas, ‘revisitadas’ por una gran formación orquestal, son una oportunidad de lucimiento también para aquellos arregladores especializados y acostumbrados a manejarse con la riqueza tímbrica que posee una orquesta de esas características. En este caso puntual deben estar, además, al servicio de cantantes que, si bien dominan el repertorio, se ven inmersos en un universo de sonoridades nuevas. Pienso que la ductilidad de los músicos argentinos facilitará la mixtura y nos ayudarán a salir airosos del compromiso”, determina Jairo.

Su comprovinciano Ardit mira en retrospectiva: “En lo personal, son muchos los sentimientos artísticos y personales que me aparecen. Cuando yo tenía 8 años llegamos a Buenos Aires con mi mamá y mi hermano, vivíamos a cuatro cuadras del teatro, es decir que fue paisaje de mi infancia y adolescencia. Luego llegó mi interés por el canto lírico y la ópera, y así conocí a mi maestro Nino Falzetti, el mismo que canto durante años como solista en el Colón y luego fue docente del instituto. Años acudiendo como público a admirar a las grandes voces, y por último Gardel y el tango... Ese Gardel que cultivó el estudio del canto y que acudía al teatro a escuchar a los grandes cantantes de su época. Por esto, y por todo lo que dije, la presentación en el Colón será sin dudas la más ansiada y la más importante de mi vida en el tango”. 

Entre medio (sábado y domingo próximos) será el turno de las mujeres. El primer día las “elegidas argentinas” (Lali Espósito, Lucía Galán, Tini Stoessel, Patricia Sosa, Hilda Lizarazu, la princesita Karina y Marcela Morelo, entre otras) actuarán por un lado, mientras las españolas (Vanesa Martín, Malú, Pastora Soler, Niña Pastori, India Martínez y Marta Sánchez) lo harán por otro, mientras que el domingo se unirán argentinas y españolas en duetos colectivos. “Me encanta la idea del ciclo porque vamos a poder reunirnos unas cuantas compañeras de aquí y de allí, compartiendo lo que más nos gusta hacer, y eso es maravilloso. Además el escenario es imponente, emblemático. Un privilegio”, dice María Rosa García García (Niña Pastori), cuyo dueto será con Lucía Galán. “Cada una de nosotras vamos a hacer temas de nuestro repertorio pero llevados al ámbito sinfónico, y eso siempre le da a las canciones una calidad y un punto distinto, más elegante y con otro estilo. Convertir o transformar nuestro repertorio para esta ocasión resulta muy interesante. Y si a eso se le suma que en la segunda cita vamos a convivir con las argentinas, resulta fantástico. Creo que va a ser una noche llena de sorpresas”, se entusiasma la multipremiada cantora de flamenco.

“Tengo muchas ganas y mucha ilusión de pisar ese escenario. He estado en otros teatros de Buenos Aires como el Gran Rex, pero nunca en el Colón, que sé es un teatro emblemático e importante de la ciudad y ¡como no va a querer cualquier artista pasar por ese escenario!. Guardo un gran recuerdo de los últimos shows allí en la Argentina, fueron muy especiales y regreso con muchas ganas”, remarca Pastori, entusiasta, ante PáginaI12. “Es difícil que el traje sinfónico le quede mal a ninguna canción –sigue ella– porque viste mucho a las canciones, las convierte en elegantes, los arreglos de cuerda... y estoy segura de que la orquesta va a hacer un gran trabajo y va a ser una experiencia muy bonita el poder visitar el repertorio de cada una desde ese punto de vista”. Otra de las españolas que se entrometerá en la juntada femenina (María del Mar Rodríguez Carnero, más conocida como “La Mari”) considera la oportunidad como única e irrepetible. “Nunca he cantado allí, y creo que es todo un privilegio tanto en sonido y energía como en la solera y respeto del lugar”, señala la cantora de Chambao, nacida en Málaga, cuya juntada puntual será con Elena Roger.