La Justicia de Tierra del Fuego confirmó el procesamiento de un cura por tres episodios de “abuso sexual agravado” contra una joven que, al momento de ser su víctima, tenía 13 años. Cristian Vásquez, el primer religioso procesado en esa provincia por abuso, estaba a cargo la parroquia Virgen del Carmen, en Río Grande, y tenía una relación sentimental con la madre de la chica cuando abusó de ella; la niña tardó al menos tres años en poder contar las agresiones. Con su decisión, la Cámara de Apelaciones provincial despejó el camino para que la querella solicite la elevación a juicio oral. Vásquez permanece en libertad y no estuvo detenido en ningún momento durante el proceso. Su detención “no es necesaria porque no hay riesgo procesal y hasta el momento esta persona ha respetado las reglas de conducta de no tener contacto con la familia de la víctima y de presentarse todas las veces que fue citado por la justicia” que le impuso el juzgado, detalló a PáginaI12 el abogado querellante, Francisco Ibarra.

El obispado de Río Gallegos, de cuya diócesis depende la parroquia de Río Grande donde revistaba Vásquez, apartó al cura de su cargo luego de que fuera radicada la denuncia, en noviembre de 2016. Conocida la acusación, el cura negó que hubiera cometido los abusos, pero, señaló el abogado Ibarra, “no ofreció ninguna prueba” para sostener sus palabras. Luego de haber cometido los abusos, el cura se radicó en Buenos Aires, pero al cabo de un tiempo regresó a Río Grande, donde aún vive.

Los abusos fueron tres y ocurrieron entre diciembre de 2012 y febrero de 2013. “El tercero de ellos fue en la casa donde él vivía, una casa que le otorgaba la Iglesia. Los otros dos, uno fue en casa de la nena, y el segundo en un auto que le otorgaba a él la Iglesia”, detalló el abogado, quien explicó que la madre de la niña no supo nada hasta que la joven logró contar lo sucedido. “Entre que sucedieron y los 16, 17 años de ella, cuando pudo hablar, pasaron tres años durante los cuales ella asistió a tratamiento psicológico. Fue con esa ayuda psicológica que pudo hacer esas manifestaciones; ella se lo había cruzado en la calle de casualidad cuando él regresó a Río Grande, y ahí, por ese shock, pudo empezar a trabajar sobre ese tema”, añadió.

En su resolución, los camaristas Jorge Luis Jofré y Julián De Martino ratificó la resolución del juez de instrucción 1 de Río Grande, Daniel Césari Hernández –dictada en octubre del año pasado y que había sido apelada por Vásquez–, que procesó al cura por “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal, y agravado por su condición de sacerdote”. Para juez Césari y para los camaristas, existe “el grado de sospecha exigido en la etapa de instrucción, que permite considerar al sacerdote en forma preliminar como autor penalmente responsable de los delitos que se le imputan”.

Durante la declaración indagatoria que brindó el año pasado, Vásquez había negado las acusaciones y llegó a asegurar que la adolescente lo denunció “por celos”, por la relación sentimental que él mantenía con la madre de ella. Fue por esa relación, dijo también, que se había alejado del ejercicio religioso, habida cuenta de que planeaba formalizar el vínculo, algo que finalmente no sucedió.

El de Vásquez es el primer caso de un religioso procesado por abuso en la diócesis de Río Gallegos, aunque en 2016 otro religioso, Daniel Omar Acevedo, fue denunciado en la misma jurisdicción por una denuncia de abuso sexual radicada en Ushuaia por un joven de 23 años. El hombre contó que, cuando tenía 15 años, el cura fue a su casa natal, en Chaco, e intentó abusar de él, y que dos años después, a sus 17, volvió a suceder; tiempo después, él se mudó a Ushuaia y Acevedo volvió a contactarlo y a intentar por tercera vez abusar de él.