Un inspector de la Policía de la Ciudad y un ciudadano de origen ruso fueron detenidos acusados de ser integrantes de una organización que intentó traficar 389 kilos de cocaína a Rusia a través de 12 valijas diplomáticas que fueron halladas en 2016, en la embajada que tiene ese país en la Argentina. El alerta que dio entonces el embajador inició una operación de entrega controlada –donde la droga fue reemplazada por harina–, y concluyó con las dos detenciones locales, a las que se sumaron tres aprehensiones más en aquel país y un prófugo en Alemania.

El policía acusado de integrar la banda narco, Iván Blizniouk, de 35 años, fue detenido el miércoles a la madrugada en el aeropuerto internacional de Ezeiza, cuando regresaba en un vuelo procedente de Rusia. El otro acusado de la conexión local Alexander Chikalo, quien habría armado las valijas con la droga, fue detenido en el barrio de Coghlan, y ambos serán indagados hoy por el juez Julián Ercolini.

De los tres detenidos en Moscú, uno de ellos, Ali Abyanov, es un ex funcionario jerárquico de la sede diplomática. Los otros dos: Ishtimir Khudzhmov y Vladimir Kalmykov, son ciudadanos rusos que se presentaron a retirar las valijas con el falso cargamento de droga.

Según informó durante una conferencia de prensa la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aún hay un prófugo, al que identificó como “Señor K”, que se presume está en Alemania y es buscado por Interpol.

Blizniouk, cuyos padres son rusos y él, nacionalizado argentino, realizaba viajes frecuentes a Rusia ya que oficiaba de enlace con las fuerzas de ese país. Allí, cursó una tecnicatura superior en Lingüística y Literatura Rusa, obtuvo una especialidad en patrullaje y Seguridad Pública en la Universidad de Moscú, y se convirtió en especialista en perfilamiento criminal y terrorismo, en la Universidad de San Petersburgo. En el país, hizo la mayor parte de su carrera en la Prefectura Naval, e ingresó a la Policía de la Ciudad en 2013, donde dictaba cursos de capacitación para aspirantes a la Policía.

Su función era oficiar de nexo entre la banda que operaba desde Moscú y Buenos Aires. De sólidos contactos con la Embajada, proveía de contactos y facilidades para saltear controles aduaneros y planificó el envío del cargamento. 

Durante la conferencia, Bullrich fue la encargada de explicar cómo fue la operación que comenzó en 2016, en la que intervinieron personal de la policía y el ministerio de Seguridad rusos, y cuya dirección estuvo a cargo del juez federal Ercolini, el fiscal federal Eduardo Taiano y el titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias.

La operación comenzó la noche del 13 de diciembre de 2016, cuando el embajador ruso en Argentina, Viktor Koronelli, se comunicó con el Ministerio de Seguridad para denunciar la presencia de las valijas con un contenido sospechoso, dentro de una dependencia anexa que tiene la embajada, en la calle Posadas al 1600 de la Capital Federal.

Tras el alerta, Gendarmería Nacional (GNA) revisó el contenido de las valijas y encontró 360 paquetes, a los que le realizaron un narcotest que constató que era cocaína: 389 kilos, valuados en 50 millones de euros, según estimó la ministra, quien no descartó que el destino del cargamento era ser vendido en el próximo mundial de fútbol en Rusia.

Según la funcionaria de Seguridad “los paquetes tenían una estrella y es droga de altísima calidad”, y se le están realizando “test especiales” para determinar su procedencia, aunque adelantó que pudo haber sido producida en Colombia o Perú.

Durante la madrugada del 14, la cocaína fue sustituida por harina que personal de Gendarmería debió comprar de apuro en el Mercado Central. Para las seis de la mañana, cuando entraba el personal de ordenanza, los paquetes, exactamente iguales, para lo cual se había fotografiado todo, habían sido reemplazados y colocados en la misma posición. La única diferencia fue la colocación en las valijas de dispositivos de seguimiento, que permitió monitorear la mercancía las 24 horas desde un Centro de Monitoreo en Gendarmería. La banda hizo varios intentos durante el año de mover el cargamento, que recién salió del país el 9 de diciembre del año pasado, cuando las valijas monitoreadas por los investigadores viajaron a Moscú, en un avión del servicio de seguridad ruso.