(Desde Santa Fe) La web da para todo. Incluso para adaptar series audiovisuales a su imagen y semejanza. “Es algo bastante nuevo. Se hacen con muy bajo presupuesto, con celular o cámara en mano, y se cuentan historias cotidianas. Lo ves no sólo en YouTube sino también en Instagram”, explica María Eva de Sanctis. “Es cada vez más grande la movida, al igual que los festivales”, continúa la novel realizadora y guionista santafesina que se estrenó en 2018 en el formato con Prohibido silbar, la webserie que representará próximamente a la Argentina en el festival Die Seriale, organizado en la ciudad alemana de Giessen. “Llegamos hasta allá a través del Buenos Aires Web Fest, creado por la Universidad del Cine de San Telmo. En su quinta edición, a fines de marzo, no ganamos nada pero nos cruzamos unos productores alemanes a los que ya conocíamos. El director del evento la volvió a ver y le gustó tanto que nos premiaron con dos pasajes.”

Prohibido silbar fue también fruto de la coyuntura. “Cuando la hicimos, estábamos en tercer año de la Escuela de Cine Fernando Birri. Surgió de la necesidad de hacer algo con plata, porque lo nuestro hasta entonces era muy amateur. Uno ponía la cámara, otro la luz y alguien más aportaba una idea”, recuerda De Sanctis, quien dirigió esta producción junto a Ludmila Wagnest. “En 2017 conocimos la beca Estímulo (a las Industrias Culturales), que ofrece la provincia de Santa Fe. Como en otros formatos hay más competencia, la serie web nos permitía visibilizarnos. No teníamos idea de lo que era. Descubrimos el formato a partir de entonces y nos pusimos a buscar referencias. Indagamos en lo más básico: las series estilo yanqui y un par de animaciones. Nos juntamos en el departamento de uno de los chicos y armamos todo hasta que se concretó. El guión era muy sencillo y rápido de escribir: son ocho capítulos de seis a ocho minutos.”

A diferencia del imaginario de las series web, que según la realizadora santafesina se sustenta en “la comedia, lo absurdo y la animación”, Prohibido silbar es un trhiller psicológico (y está disponible vía https://fwtv.tv/prohibido-silbar). “Lo raro, en nuestro caso, era hacer una serie web de terror”, afirma De Sanctis. “Para obtener el financiamiento, hicimos algo vinculado a la ciudad. Primero pensamos en una serie de sucesos que ocurrieran en salas de teatro, y una de esas locaciones era el Teatro Municipal. Como es muy antiguo, supusimos que no nos iban dejar hacer nada ahí. Sin embargo, pedimos una reunión, les contamos la idea y, para nuestra sorpresa, nos dieron el aval.” El flash de la serie lo disparó el libro El fantasma del Teatro Municipal (1993), del escritor local Enrique Butti. “La serie no tiene nada que ver con el libro, pero nos inspiró el género y la idea. En ella, mientras un elenco prepara la obra de teatro, una figura, que surge en el lugar, los acecha”.

Prohibido silbar, que tiene un reparto casi exclusivamente santafesino, cuenta una historia clásica que tiene a la mujer como arquitecta del caos. “Es el objeto de la obsesión de los protagonistas. Desde el día que ella va a la audición, desata una especie de maldición en ellos que hace que queden como hechizados, y que eso los lleve a la perdición”, revela la directora. “El guión lo hice con Gastón Cerbino, y siempre fue muy de nosotros escribir cosas antiguas o tradicionales. Además, los seis que participamos en la producción ejecutiva estamos relacionados de alguna forma con el teatro. Eso nos atrajo mucho y nos unió.” Aunque el formato es millennial, el equipo de producción apeló por el equilibrio de la contemporaneidad. “Hacer algo así es lo menos clásico que hicimos. Más allá de que siempre nos arriesgamos, fuimos a lo clásico por seguridad. Nos hizo sentir seguros en cuanto a la realización y a que era la primera vez para todos”.

Filmada en jornadas de ocho horas durante cuatro semanas de enero y febrero de 2018, y con una post producción que llevó medio año, Prohibido silbar consiguió mantener lo fundamental en el trhiller psicológico: el suspenso. “Eso es lo más difícil de lograr en una serie web”, reconoce De Sanctis. “Teníamos en claro que era lo que debía suceder y fue en lo que pusimos más empeño. Sabíamos que todo el tiempo tienen que pasar cosas, que además son determinantes por una cuestión de ritmo. Así que el guión funciona. Al igual que el montaje y la música.” Esta última corre a cargo de la agrupación ÑÑÑÑ, emblema de la vanguardia sonora santafesina, que aportó el tema El problema de la hipocresía, y de Mariano Santos. “La música también es importante en esta serie porque te guía hacia donde tenés que ir y en 40 minutos llegás al final. Si no tuviera la música que tiene, sería diferente.”