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Misceláneas

Amadeo con miniescrache. Elisa Carrió, entre humo y pronósticos. Díaz Bancalari en subte. Menemistas en problemas. Solá junta tropa. Camaño y Atanasof, interna sin cuartel. El ministro fanático. La fotito de la Selección.

 Por Diego Schurman

Ruidos y ruiditos
El cuchicheo comenzó unos minutos después que lo vieron ingresar al restaurante del Bajo porteño. Nadie se animó a más, hasta que una señora tomó valor y se acercó a la recepcionista para solicitarle que retire al funcionario del lugar. Esta hizo honor a su cliente, pero el hombre se negó a abandonar su mesa.
–Si le molesta, que se retire ella –le respondió, palabras más palabras menos, sin muchas pulgas.
A esa altura, el cuchicheo se transformó en una tímida pero, al fin, sonora orquesta de ruido de cubiertos. Sin embargo, la indiferencia de Eduardo Amadeo logró acallar las quejas y al poco tiempo todo volvió a la normalidad. Así, el vocero presidencial pudo seguir conversando denodadamente con su partenaire.

Mucho más que humo
Ni una cena en Puerto Madero, ni un cóctel en un hotel céntrico. El ARI agasajó a los periodistas en la sede de la Asociación del Personal Aeronáutico con una sobria y jugosa choriceada. Pero los invitados no se fueron únicamente impregnados de humo ambiente sino también de varias reflexiones. Por ejemplo, la de Graciela Ocaña y Mario Cafiero, quienes no imaginan a Eduardo Duhalde en el poder mucho más allá de marzo del próximo año. Y también la de la propia Elisa Carrió, aún más drástica, no tan segura de que la salida del Presidente se produzca mediante un proceso electoral. Allí repetía a cada rato que su gran preocupación es que el país se defina sobre qué quiere ser. Está convencida de que Carlos Menem está en pleno crecimiento. Y hasta confió unos datos que le hicieron llegar de Tucumán, donde ella lidera las encuestas, pero segundo no está Carlos Reutemann, ni Luis Zamora, sino el propio Menem. Creer o reventar.

La historia oficial
Nadie sabe si lo suyo fue marketing o turismo aventura. Lo cierto es que el diputado José María Díaz Bancalari se vanaglorió en los últimos días de un viaje en subte, realizado el lejano 2 de abril. Un amigo le había dicho que era más rápido que el taxi. Entonces salió a pie hasta la estación, frente al Congreso, hizo la respectiva combinación y finalmente llegó a Palermo. Horas después, el legislador del PJ ya estaba de regreso.
–¿Nadie le dijo nada? –le preguntaron.
–Una señora me dijo que me felicitaba porque a pesar de ser político me animé a salir a la calle.
–¿Nadie más?
–Por suerte esa señora fue la única que me reconoció... y no me insultó.
¿Los testigos? Bien, gracias.

Caras largas
Hubo dos caras. Estaba la de los asambleístas de Palermo y Colegiales, entre otros, contentos por el éxito del escrache a Carlos Menem en Niceto Vega y Darwin, a donde se le brindó un homenaje al fallecido Julio Mera Figueroa. Y estaba la de los menemistas que habían ido, además, a acompañar el retorno de su jefe político a la Capital, después de meses de “corralito” en La Rioja. La bronca se focalizó en Mariano Mera, hijo de Julio y dirigente de River, por no prever los disturbios que aterrorizaron a los concurrentes, a tal punto que en un momento temieron que los manifestantes coparan el lugar.

No me dejen solo
Aspira a ser gobernador de la provincia de Buenos Aires. En verdad lo es, pero aspira a serlo nuevamente por el voto popular. Por eso, Felipe Solá comenzó a trabajar a destajo para mostrar iniciativas y también para lograr adhesiones de algunos dirigentes históricos. Un caso paradigmático es el de Alberto Balestrini, intendente de La Matanza, el distrito más poblado de la provincia. Hace poco, Balestrini estuvo arreglando algunas cuitas con Eduardo Duhalde, pero eso no fue suficiente para “descongelar” la relación. En cambio, con Solá los contactos hace rato que son fluidos y es probable que termine moviendo su aparato para garantizar el éxito del mandatario bonaerense.

El y Ella
Si de internas se trata, la que mantiene Graciela Camaño con Alfredo Atanasof crece a paso agigantado con el correr de las horas. Resulta que la ministra de Trabajo tiene aspiraciones de llegar a la Jefatura de Gabinete. Se trata de una movida por la que presiona su marido Luis Barrionuevo y en la que hacen su aporte algunos intendentes bonaerenses, quienes han sabido hacer escuchar su queja por el reparto de los subsidios para jefes y jefas de familia a cargo de Atanasof. El actual jefe de Gabinete está al tanto de la movida y comenzó a mover sus hilos para neutralizar los movimientos de Camaño. No por nada existieron continuos llamados telefónicos entre la CGT oficial de Rodolfo Daer y la CGT rebelde de Hugo Moyano para unir fuerzas y resistir la avanzada barrionuevista, que incluye un cambio de caras en las conducciones de las dos centrales sindicales.

Pará, fanático
El autor de la letra y la música es Daniel Reschigna. Hace furor por estos días. Y pertenece a una publicidad de cerveza. Lo que nunca imaginó el músico es que su criatura iba a ser entonada de principio a fin, casi sin ningún error, por uno de los ministros preferidos de Eduardo Duhalde. El texto circuló sin respiro por Internet, y este desprejuiciado funcionario, que pidió casi de rodillas mantener su anonimato, la repartió entre algunos de sus empleados. Lo que se guardó en el cajón, en cambio, fue la versión reformulada, de autor desconocido, por cierto aire “menemista” en su texto. Para los que no la conocen, acá va la letra original y también la inédita:

ORIGINAL
Eran otros tiempos, era otra la historia,
no había medalla, sólo hambre de gloria.
Sólo se jugaba por la camiseta, como en el potrero
taquito y gambeta.

Y vino la Copa, llegó la primera
con el Matador, envuelto en banderas.
La gente alentaba en cada partido,
hubo papelitos por cada latido.

Después vino el Diego y tocamos el cielo,
nos trajo la Copa cumpliendo su sueño.
Y en cada garganta gritó en cada esquina:
“¡Es un sentimiento, vamos Argentina!

Tanta gloria, tanto fútbol
desplegado por el mundo
y en cada gol,
la pasión y la emoción.
Sigamos gritando, sigamos creyendo,
sigamos confiando que al fin ganaremos,
es nuestra bandera, la defenderemos,
mostremos al mundo que juntos podemos.

Tanta gloria, tanto fútbol
desplegado por el mundo
y en cada gol,
la pasión y la emoción.

INEDITO
Eran otros tiempos, era otra la historia
ganábamos sueldos al precio del dólar.
Había respaldo a nuestra moneda
éramos felices, viajábamos afuera.

En el primer mundo, gastamos divisas,
también viajé a Europa, no necesité visa.
Y vino Fernando, durmiendo la siesta,
dijo: “Con la Alianza se acaba la fiesta”.

Bajaron los sueldos, las jubilaciones,
subieron las dietas y graciables pensiones.
La gente hacía cola en todos los cajeros,
no querían mucho, sólo su dinero.

Primero fue Mingo y luego Fernando,
como Alfonsín se fueron volando.
Después vino Duhalde, quedamos absortos,
la Constitución se la pasó por el orto.

La devaluación era su salida,
llenó de arbolitos la calle Florida.
No se puede usar de nuestros ahorros,
ya que nos gobiernan solamente unos chorros.

El 9 de Julio se iba a festejar,
pero mucha gente no puede morfar.
Nos siguen robando, nos siguen mintiendo,
pero desde Ezeiza nos vamos a ir yendo.

Es nuestra bandera la que defendemos,
llevémosla a España cuando nos mudemos.
Tantos chorros, todos juntos,
no me banco ni un segundo.

Eramos tan pobres (foto)
Nadie sabe si el autor de la idea se cansó del suspiro de las chicas por Batistuta y compañía. O si buscó reflejar el pensamiento de algún sector de la hinchada sobre la actitud de los jugadores frente a los ingleses. Lo cierto es que el fotomontaje comenzó a circular por Internet y más de un político sonrió al encontrarlo en su casilla.
¿Los jugadores? No, ellos no sonrieron. Más bien todo lo contrario.

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