CIENCIA › DIáLOGO CON TULIO DEL BONO, MINISTRO DE CIENCIA Y TECNOLOGíA DE CóRDOBA

Con tonada cordobesa: en la punta del viento

Córdoba, cuna de la Reforma Universitaria y el Cordobazo, es también uno de los focos de la producción científica y tecnológica nacional. Aquí, el jinete recoge las reflexiones al respecto del ministro de Ciencia y Tecnología de la provincia.

 Por Leonardo Moledo

–Usted puso ese título, pero mire que yo soy sanjuanino.

–Sí, pero desde hace un año es ministro de Ciencia y Tecnología de Córdoba. Cuénteme qué hizo, o qué pasó en este año.

–Creo que el balance es positivo. El hecho de ser la primera provincia con tener un ministerio de Ciencia y Tecnología indica un interés desde el sector político por jerarquizar la actividad. A nivel mundial esto no es ninguna novedad, ya que todos reconocen que gran parte del progreso, el desarrollo, el bienestar y el cuidado del medio ambiente pasa por los avances científicos y la utilización de esos avances. Darle un realce a esta función está en sintonía con los países más avanzados.

–...

–Por otra parte, llevar adelante una tarea como la mía en Córdoba es más fácil, tal vez, que en otras provincias argentinas, dado que Córdoba es una provincia con una fuerte tradición académica. La primera universidad nacional se fundó en Córdoba, de las primeras creadas por los españoles en el continente; la Academia de Ciencias de Córdoba fue fundada por Domingo Faustino Sarmiento.

–Sarmiento también instaló en Córdoba el primer Observatorio Astronómico...

–Sí. Y aquí estuvo la primera universidad privada, la Universidad Católica. En Córdoba se sentaron las bases del sistema universitario actual argentino y latinoamericano, con la Reforma Universitaria.

–Y todo esto se suma a una tradición tecnológica fuerte.

–En Córdoba, en 1947, se planificó, se desarrolló y se voló el primer avión a reacción, en la Fábrica Militar de Aviones. En su momento fue el quinto en el mundo, sólo cuatro años después de que los alemanes volaran su primer avión a reacción. Y el sucesor de ese avión, el Pulqui 2 del año 1951, fue considerado en su momento el mejor avión caza del mundo. Los que saben dicen que los famosos MIG 15 soviéticos eran casi una copia del Pulqui 2. Aquí se fabricaban las motos Puma, los sedanes Graciela, las camionetas Rastrojeros que todavía andan, los tractores Pampa, tal vez toda esta tradición fue la base para que cuando la Argentina emprendiera su industria automotriz también se instalara en Córdoba. Si a esto se le suma el tradicional ingenio cordobés, que es reconocido en todos lados, tenemos una buena combinación para trabajar en el campo de la ciencia y la tecnología. Y si bien hay todavía muchas cosas por hacer, hay una buena base, contamos con masa crítica.

–Hay institutos en los que se hace investigación científica de primer nivel.

–En algunas áreas del conocimiento Córdoba está en la punta del viento, en el área química, biotecnología, la microelectrónica, la informática, el diseño, y hace escuela en áreas de la medicina. Esto genera condiciones muy apropiadas, es un círculo virtuoso, porque trasciende los límites provinciales y muchos jóvenes llegan a Córdoba a estudiar. En estos momentos la ciudad de Córdoba es una de las ciudades universitarias más importantes de América latina,

–Me gusta eso de estar “en la punta del viento”.

–La proporción de universitarios por cantidad total de habitantes es muy grande y si el futuro de las naciones comienza a medirse por la cantidad de títulos de nivel superior, podemos decir que hay un buen futuro para Córdoba. Por eso varias empresas de alta tecnología, las cerebro-intensivas, comienzan a radicarse en Córdoba: Intel, Motorola, Indra, para aprovechar ese enorme capital humano.

–Y es un gran mérito porque se radican a pesar del calor...

–Bueno, esto no siempre ha sido así. Lo hablábamos con el Premio Nobel Osvaldo Canziani, que nos visitó hace unos días. En su momento Córdoba era reconocida por su clima seco. La benignidad de su clima hizo que, cuando no había cura para enfermedades como la tuberculosis, esos hospitales se instalaran allí; el clima generaba condiciones apropiadas para aliviar a los enfermos. Y hoy el clima ha cambiado, hace casi tanto calor y humedad como en Buenos Aires, y ha aparecido el dengue, que era desconocido.

–Y más allá de la derivación climática, ¿cómo opera el ministerio, sobre la base de toda esa cultura científica previa?

–Los expertos dirían que se trata de “generar condiciones para”. Sería muy arrogante pretender hacer ciencia desde un ministerio. El Estado debe tratar de que los investigadores hagan su trabajo lo mejor que puedan. Estamos encarando líneas tanto en el campo de la promoción científica como en la promoción tecnológica. En el campo de la promoción estamos apostando a fortalecer el semillero. Tenemos diez programas junto al Ministerio de Educación provincial dirigidos a la enseñanza de la ciencia. Un niño que no aprende bien ciencia, matemática, difícilmente vaya a elegir en el futuro una carrera científica, por lo tanto si queremos tener más y mejores investigadores, ingenieros e informáticos tenemos que apuntalar ahí. Estamos dando cien becas de doctorado junto al Conicet. Córdoba es la única provincia argentina que tiene su propio sistema de becas y trabajamos con el Conicet. En el campo del financiamiento de la actividad estrictamente científica, estamos cambiando el paradigma de la investigación aislada, por el trabajo interdisciplinario y en red y enfocado a la solución de problemas concretos. Hay dos problemas críticos que hemos identificado, el del uso racional del agua y el uso racional del suelo. Estamos por lanzar un programa de investigación en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación que dará como resultado información para la toma de decisiones. Va a ser una experiencia concreta de ciencia dirigida a la solución de un problema crítico, no sólo para Córdoba sino para la humanidad, porque se están contaminando, se están agotando y no se están manejando los recursos como corresponde. En el campo tecnológico estamos decididos a financiar la actividad de innovación de las empresas, sobre todo pymes. Hemos lanzado la semana pasada una especie de Fontar, pero más chico. Queremos apoyar la incorporación de conocimiento a su actividad para mejorar su productividad y su competitividad.

–Y usted está especialmente interesado en la difusión, ¿no es así?

–Claro, y por eso el otro andarivel es el de la difusión, una tarea que debemos hacer junto a los medios de comunicación. La ciencia debe estar en la agenda social al mismo nivel que los temas importantes, como los temas de seguridad. Lamentablemente por lo general lo que se escucha es que la gente se queja por otras cosas, pero no se oye a las madres quejándose, por ejemplo, de que sus hijos no aprenden matemáticas. Se da lo que la Unesco denomina “una carencia”, es decir, no hay conciencia del problema, por lo tanto no se demanda. Esta tarea de despertar la conciencia de la sociedad es vital. Y tenemos que darnos una tarea junto a los medios de comunicación, formadores de opinión.

–Bueno, ¿y qué piensa hacer?

–Estamos por lanzar Córdoba Piensa, un programa basado en una actividad que en la provincia se viene haciendo desde hace mucho tiempo, desde antes de la creación del ministerio, que es la de pensar... De Córdoba salió la Reforma Universitaria de 1918, para algunos estudiosos el hecho cultural más importante del siglo XX, aquí se generó el histórico Cordobazo, que ha sido una reacción típica cordobesa. El pensar es una característica del cordobés. Y piensa críticamente. Córdoba se ha caracterizado por el pensamiento libre y crítico. Por eso estamos pensando en potenciar toda esa cultura científica en un programa que rescate y divulgue masivamente la creatividad del cordobés, para redireccionarla a la producción y ayudar a darle a Córdoba un perfil de producción con alto valor agregado en conocimiento e innovación. Queremos que no sólo sea la principal productora de soja del país, sino que también llegue a ser la principal productora de bienes y servicios con alto valor agregado. Por eso a ese pensamiento cordobés lo canalizamos hacia actividades concretas para que tomen conciencia de su tremendo potencial. Queremos que se conozca lo que se hace en los institutos de investigación de Córdoba, y que la ciencia llegue al debate público. Y también promovemos que estas ideas sean acompañadas por el sector privado.

–¿Va a ser parecido a Buenos Aires Piensa, que se hizo aquí hace unos cuatro años? ¿Hay actividades concretas ya pensadas o programadas?

–Hay varias, hay una serie de actividades que junto a las universidades nacionales de la provincia organizamos para capacitar a divulgadores científicos y periodistas; todavía hay pocos comunicadores especializados en ciencia; la idea es tener más especialistas y mejor formados; su rol es fundamental para una mayor toma de conciencia social. Por eso lanzaremos también un Premio al Periodismo Científico. El otro gran grupo de actividades estará dirigido al ciudadano común, para eso haremos exposiciones itinerantes con la idea de reflexionar acerca de algunos temas claves y charlas de científicos, abiertas a todo público. Vamos a producir un programa de tv científico, porque hasta ahora no hay un programa televisivo de divulgación científica; haremos el primero de Córdoba, con científicos cordobeses. Y el tercero es poner en contacto productos de contenido innovador con inversores que quieran crear e instalar empresas de alto valor agregado.

–Bueno, es bastante.

–En Córdoba Piensa queremos llevar a la práctica el nuevo paradigma de la humanidad: si es cierto que el futuro de las naciones va a pasar por la producción y aplicación del conocimiento, lo primero que tenemos que hacer es pensar, y Córdoba piensa y piensa bien y creativamente.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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