CONTRATAPA

Ay, Naomi

Por Virginia Feinmann

Hace un mes me llamó una mujer desde Canadá. Era la productora del documental que hará Naomi Klein sobre la Argentina: “Fire the Experts” (“Echemos a los expertos”). Como ya todos saben ahora, Naomi Klein, autora de No-Logo y famosa teórica de la globalifobia, planea un rodaje en nuestro país durante los próximos seis meses.
Naomi había visitado Buenos Aires en febrero. Vio las imágenes del 19 y 20 de diciembre y la caída de un par de gobiernos, vio el surgimiento de las asambleas populares y su unión con grupos piqueteros. Naomi vio la Interbarrial de Parque Centenario, con más de 5000 personas que votaban por la renacionalización de las privatizadas, el no pago de la deuda externa, la redistribución equitativa del ingreso. Naomi habrá escuchado entonces, y alguien se lo habrá traducido, “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Claro. Se fue a Canadá entusiasmadísima, a planear el retorno y el próximo documental.
Como decía, llamaron de su producción hace un mes. Querían la visión de periodistas argentinos. “¿En qué puedo ayudar?”, dije, muy nerviosa, reprochándome no haber repasado un poco No-Logo antes de arreglar la comunicación. Pero la simpatía de la canadiense pronto me hizo entrar en confianza. “Vamos a registrar los movimientos de ‘democracia directa’ surgidos en diciembre de 2001”, me explicó, “... y su proyección a escala nacional en las elecciones de marzo de 2003”.
–Disculpame... pero no tienen ninguna.
–¿...?
–De allí no surgió un líder para estas elecciones –le dije y pensé: claro, “Fire the Experts”, “Echemos a los expertos”, gobernemos nosotros, los protagonistas del 19 y 20, la gente, el pueblo, palabras que aquí han generado lúcidas teorías sobre la base de sus matices y diferencias como categorías sociológicas, pero que, para suerte de Naomi, para simplificarle las cosas y reforzar su optimismo a ultranza, se dicen de una sola forma en inglés: “people”.
–¿Por qué? –me arrancó de mis pensamientos la canadiense.
–Porque... no sé... Porque se fueron disolviendo. Porque se redujeron a actividades muy locales...
–Unos documentalistas que cubrieron el Foro Social en Buenos Aires nos hablaron de un trío: “Carrió, Zamora, De Gennaro”: el referente político de asambleas y piqueteros.
–No, no, –traté de frenarla antes de que siguiera– eso duró... dos días, una semana. Después Zamora lo trajo a Holloway, que propone que vivamos sin moneda, cultivando verduras en un mundo paralelo al poder. De Gennaro nunca fue candidato. Carrió, no sabemos. En realidad no sabemos si va a haber elecciones... o cuándo... El próximo presidente va a ser peronista –dije, triste, pero firme, como para ofrecerle al menos una certeza y no quedar tan mal.
De todos modos prometí seguir en contacto y averiguar lo que pudiera.
Era cierto que las asambleas estaban bastante disueltas. De un listado original de 150, quedaban pocas funcionando, aunquealgunas muy activas. Era cierto también que se limitaron a tareas localistas: “un merendero, una feria, unas vecinas que hacen dulces caseros, otras prepizzas, y la señora Nefer que fabrica riquísimas tartas de 8 porciones por tan sólo $ 2,80”. También practican la meneada “solidaridad”: “un vecino, Ariel Arcondo, les da de comer a los cartoneros que andan por la zona”. “Con los fondos recaudados en el festival les dimos la antitetánica a los cartoneros del barrio”. Dicen que la construcción no es hacia arriba, sino hacia las pequeñas cosas. La proyección política es “contra Duhalde, radicales, peronistas y Alianza: que se vayan todos”. Las actividades de los piqueteros son en un sentido similares. Hay una red de comedores, sostenidos con los 150 lecops de los planes de empleo y el aporte de los vecinos. Votar, no van a votar a nadie.
Las teorías del contrapoder no están mal, si uno evita las inevitables preguntas: ¿por qué resignar la toma del Estado y sus recursos como herramienta para lograr verdaderos cambios? ¿Por qué emparchar un tomógrafo a fuerza de festivales si, gobernando, se podría decidir que habrá tomógrafos en todos los hospitales? Tampoco está mal construir desde la base, a largo plazo y con identidad impoluta, si no fuera porque los tiempos apremian, realmente. Pero ahí entra el tema de la producción de los líderes, o de que existan referentes a los que esta sociedad movilizada quiera adherir... el tema que no le podía contestar a la canadiense.
Entonces ganó Lula en Brasil. Alguien dijo que De Gennaro se lanzaba a la política con el apoyo de piqueteros, sectores del ARI, ex frepasistas y agrupaciones de izquierda. Carrió definió su candidatura. Sus propuestas de gobierno eran idénticas a las de la CTA. Y se comentó que Zamora construía un espacio político en la Ciudad. Y el PJ que aparecía ganador se hundió en una interna denigrante. Un impulso me llevó a preguntar a los asambleístas: ¿Si se juntaran Carrió, De Gennaro, Zamora y los socialistas, los votarías? La cantidad de respuestas afirmativas fue sorprendente. Ahí le escribí a la productora de Naomi. Subject: Maybe? = Por acá puede ser. De pronto se combinaban varios factores. La base, los dirigentes, la región. El ansiado sentido común de ver juntos a los que, con algún que otro matiz, caminan la misma vereda.
Días después Carrió afirmaba que se había equivocado con Zamora y De Gennaro... Daba por “cerrada para siempre” la integración con el socialismo...
Ya no le mando más datos a la canadiense. Me encontraría en la ridícula situación de ser yo, desde Argentina, la que le pregunta a ella: “¿Por qué?”.

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