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El Movimiento Integrador de la Cultura Nacional (Micuna) nació en enero como una forma alternativa de pensar la cultura argentina. A partir de la comunión de varias instituciones representativas de la cultura a nivel nacional, el movimiento comenzó a dar sus primeros pasos planteando la máxima de encontrar soluciones globales a la crisis que atraviesa la Argentina posdevaluación. A medio año de haberse constituido, la Legislatura del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires decidió declarar de “interés cultural” a Micuna “por su valioso aporte cultural a lo largo del territorio nacional”. “Esta declaración se debe a que Micuna canaliza el resurgir del pueblo argentino, que nació desde la bronca por todo lo que nos han quitado. Este tipo de iniciativas independientes sirven para recuperar y reforzar la identidad cultural de los argentinos”, explicó el presidente de la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña, Fernando Finvarb, en un encuentro realizado ayer. En la reunión, de la que también participaron el diputado Oscar Moscariello, los artistas Susana Rinaldi y Atilio Stampone y el abogado Jorge Schroder –uno de los fundadores del movimiento–, se anunció un ciclo de jornadas organizadas por la institución.
Conformado por más de 70 entidades independientes –entre ellas la Cámara del Libro, la Fundación El Libro, Argentores, Sade, Sadop, la Asociación Cristiana de Jóvenes, Formar y la Asociación Argentina de Intérpretes–, Micuna surgió como una respuesta ciudadana ante la falta de políticas culturales a largo plazo ideadas por la clase dirigente nacional. “El objetivo del movimiento es la fijación de políticas de Estado”, explica Schroder. “Que se acabe el tema de la coyuntura y la improvisación de las políticas de cultura, educación, ciencia y técnica. La idea es plantear políticas que se formulen y persistan, más allá de los gobiernos de turno. No puede ser que siempre se piense a corto plazo, con fines electorales, ya que de esta manera se pierde la identidad cultural. Por eso este es un movimiento independiente, sin partidismo ni dependencia del Estado”, aclara.
Intentando plantear un debate profundo en el que estén presentes la mayor cantidad de voces, el movimiento programó una serie de charlas gratuitas cuyo eje gira en torno a la cultura y su relación con la ciencia, el deporte, la educación, el trabajo y la técnica. Las jornadas, que se extenderán a lo largo de lo que resta del año, contarán con los aportes de prestigiosos especialistas de cada uno de los temas que se aborden. Santiago Besuschio, Eduardo Charreau, Dorval Malmann, Néstor García Canclini, Gregorio Klimovsky, Eduardo Lorenzo “Borocotó”, Aldo Ferrer, Susana Rinaldi y Atilio Stampone son algunos de los panelistas que participarán de las reuniones. La jornada sobre Cultura e identidad nacional. Aportes para el delineamiento de un plan nacional, en la que debatirá un panel compuesto por Alberto De Paula, Roberto Grim, Irene Aguirre y Eduardo Calamaro, abrirá el ciclo el próximo lunes, a las 18, en la sede de la Asociación Cristiana de Jóvenes (Reconquista 439, 2º piso).
“La idea que persiguen las jornadas –insiste Schroder– es la de pensar una Argentina para siempre. No quedarnos solamente en los diagnósticos, que ya conocemos bien, sino establecer una política cultural a largo plazo capaz de ponerse en práctica, para hacer una Argentina nueva y darle futuro a las nuevas generaciones.”